Una historia de censura. O autocensura. O algo así.

Una historia de censura. O autocensura. O algo así.

La censura no es sólo eso que hacen los gobiernos para controlar la información que llega a la población. O lo que hacen las redes sociales, o hacían, de no dejarte ver un pezón femenino pero sí masculino o a un chaval con la cabeza abierta en el suelo. Censura no es sólo eso. Tanto la censura como la autocensura tiene muchas formas.

En la entrevista con Javier Lacort nos habló sobre la libertad con la que escribe sus podcast y sus artículos en los medios en los que trabaja, lo cual se nota rápidamente en cuanto le lees y escuchas. Sabes rápidamente que es alguien en quien puedes confiar cuando te dice algo bueno o malo de algún producto. Igualmente se nota cuando no es así, cuando el que habla está midiendo sus palabras y mimando la compañía de la que habla.

Hoy te voy a contar una historia de censura, no mía, no hacía mi, sino que he visto. Pero vamos a empezar imaginando.

Imagina, antes de que te censuren

Imagina que llevas toda tu vida adorando los coches deportivos. Te encanta en concreto todo lo que tenga que ver con BMW y un día descubres una web dedicada exclusivamente a hablar de esa marca. Te encanta todo lo que dicen, la información de primera mano que consiguen, que hagan las pruebas de los coches antes que nadie… Y sueñas con trabajar ahí.

Pasa el tiempo y vas mandando varios escritos, practicas con tu humilde blog y un día queda una vacante y te llaman. Te conviertes en redactor auxiliar y poco a poco vas ascendiendo hasta llegar a ser uno de los autores que más contenido generas. Porque te apasiona BMW y contar con la información de primera mano de la que dispone esa web y el altavoz que te proporciona es un sueño para ti. Y se nota en cada artículo que escribes.

Te animan, te alientan, que bien escribes, la gente que te lee comenta tus artículos y te crees que trabajas en un medio libre de apasionados de los BMW pero no es una de esas webs de frikis que sólo ven lo bueno de BMW. También saben reconocer que el modelo de 320i de nosecuantos caballos que salió en 2004 tenía un defecto de fábrica y no le importa reconocer que la marca también comete errores. Y te sientes feliz.

El patinete de BMW

Un día BMW presenta un patinete eléctrico. Aprovechando el auge de la movilidad eléctrica, su experiencia en motos, baterías, sensores… deciden sacar un patinete propio con unas características alucinantes, a un precio alucinante.

A ti te pilla un fin de semana tonto en la redacción, no está el jefe y te han dejado al cargo de generar algún contenido para que la web no esté parada todo el fin de semana. No hay noticias destacables y decides hacer, desde tu libertad y con el máximo respeto, una entrada de opinión sobre el patinete de BMW. Tú no lo ves claro. Crees que el enfoque, precio, público… al que está destinado ese patinete no te convence. Y cuentas tu opinión. Repasas, publicas y recibes buena reacción de la gente.

Llega el lunes y tu jefe repasa lo que has sacado el fin de semana. Llamada al móvil. «Sube al despacho, Jose Luís.». Subes contento y el jefe, en su despacho te hace cerrar la puerta te sonríe y en modo jefe de película gira la pantalla de su ordenador. La web de la empresa y tu artículo sobre porqué no te convence el patinete de BMW.

  • ¿Esto que es, Jose Luís?
  • Un articulo que salió ayer. Una opinión sobre el patinete. Mía y respetuosa, claro.
  • Jose Luís, ¿tú te piensas que nosotros hemos conseguido que Jose Antonio BMW nos deje sus coches para probar antes que a nadie escribiendo estas mierdas?. ¿Tu te crees que nos invitan a la factoría de Alemania a ver como se hacen los nuevos modelos eléctricos publicando esta basura? Tu opinión te la guardas para ti o se la comentas a tus amigos, pero en esta web no salen estas mierdas. Ya puedes estar eliminando todo rastro de esto.

Cara de tonto

Esa es la cara que se le queda a Jose Luís mirando a su jefe. Pensando en palabras como libertad de opinión, prensa libre, análisis justos, el público que lee pensando que va a obtener una opinión sincera… y la cara de tonto se queda. Jose Luis da una excusa a su jefe, ve que el móvil está encendido y pone «BMW Press» en la pantalla. Entiende que así funcionan las cosas. Insiste en la excusa, baja a su ordenador y borra el artículo.

Quizás reciba algún correo de alguien preguntando por ese artículo que salió el domingo y que quería volver a leer y no encuentra. «No, hemos decidido darle una vuelta más para terminarlo y lo volvemos a sacar en breve», contesta Jose Luis. Pero ya no queda más rastro que recuerdos suyos y de los que quizás lo hayan leído.

Así funciona el mundo en Internet

Hubo un tiempo en que para encontrar la opinión sincera sobre un producto acudías a los análisis de blogs especializados, webs, YouTubers… Hoy creo que nadie se fía ya de esto. Todos, más o menos, tenemos en mente que están todos vendidos. Si un YouTuber quiere tener el próximo dron de DJI, el próximo móvil de Samsung o la siguiente cámara de GoPro, tiene que «venderse» a la compañía. Pelear para conseguir visitas y una vez que consigues que te envíen los productos, ¿Qué haces?

Sabes que el día tal a la hora cual, cuando termina el embargo de información, cientos de webs le darán publicar a artículos en los que llevan semanas trabajando. Reviews, Unboxings, primeras impresiones, configuraciones a fondo… todo tipo de contenido sale el día 0. ¿Como arriesgarte a perder ese salto?

Si ese día tienes que comprar el producto, esperar que te llegue y comenzar a elaborar tu contenido, cuando lo publiques ya no valdrá para nada. La gente ya habrá leído y visto contenido hasta la saciedad. ¿Qué haces? Por supuesto nadie te dirá que te vendas, pero si vives de eso necesitas estar en la batalla. No tener la nueva Roomba 3 semanas antes implica miles de visitas menos en la web o el blog. Cuando tus ingresos y pagar la hipoteca depende de eso, ¿qué haces?

No lo llames censura, llámalo autocensura

No, no existirá la censura. Seguro que en ninguna cláusula de ningún contrato de cesión de productos hay nada que diga que si no has puesto por las nubes el producto cedido no te van a ceder el siguiente, pero tú sabes qué pasará si te dedicas a poner verde esa Roomba. Y te autocensuras. Coges las notas de prensa que te mandan, te centras en el argumentario que te dan, te autojustificas pensando que estás dando información de primera mano y tiras. Disfrutas las pruebas, tienes el producto gratis y pagas tus facturas.

A veces puedes pensar, como Jose Luís, que internet es como antes. Que esas webs grandes son libres y puedes decir lo que quieran, pero no. No lo llames censura, llámalo autocensura, porque Jose Luís sabe perfectamente qué cosas no va a poder publicar nunca si quiere seguir trabajando ahí.

Claro, se puede ir. Tener una web como esta que tengo yo, pero eso implica hacerlo por mero placer, a horas intempestivas porque tendrá que buscarse otro trabajo que le pague las facturas. Y por supuesto no podrá probar los BMW para hacer análisis, porque sencillamente no se lo podrá permitir.

Por eso todos los videos de análisis te cuentan prácticamente lo mismo. Visto uno, vistos todos y debes verlos como publireportajes, pagados en especias, de esos productos que acaban de salir.

Luego están los antianálisis, los que viven precisamente de todo lo contrario, de poner una miniatura en su video tipo «El motivo por el que nunca debes comprar el patinete de BMW«, con una cara enfadada y un patinete ardiendo de fondo. Pero de eso igual hablamos otro día.

PD: No es BMW, no se llama Jose Luís, pero sí que he visto artículos desaparecer de las webs y me imagino que algo similar a lo que te he contado ha podido pasar, seguramente no de una forma tan teatral.

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