Si algo me hace feliz es un ordenador

Si algo me hace feliz es un ordenador

Hace unos meses, cuando estaba en plena crisis de ansiedad, la primera psicóloga que he tenido esta temporada me hizo una pregunta de esas que se quedan dando vueltas a la cabeza. «¿Como te ves cuando eres feliz?». Ahí es nada. Cómo era mi imagen de un momento siendo feliz. No sé si tú lo tienes claro pero yo tardé menos de un segundo en dar la primera respuesta, que luego desarrollé: «Con un ordenador.»

Con un ordenador

Me vi perfectamente, no era ningún sueño ni nada irreal. Es la representación de los momentos que me hacen total y absolutamente feliz. Me vi en la habitación donde vivía de pequeño en casa de mis padres, la misma que ahora se ha convertido en mi despacho y donde tengo los ordenadores. Me imaginé de noche, a oscuras, con una pequeña lámpara de estudio, con la ventana abierta y mirando una pantalla de ordenador llena de código de cualquier cosa. Peleando con una web, un programa, un nuevo sistema operativo… lo que sea, me da igual. Pero con un ordenador.

Desde muy pequeño he sabido que esa era mi vocación y hoy en día, con 53 años, sigue siendo la imagen que se me viene a la cabeza cuando pienso en ser feliz.

El ejercicio con la psicóloga era tener claro un objetivo o un refugio, no un sueño. Algo a lo que pudiera aspirar y que incluso pudiera lograr de una manera factible. No es lo mismo pero fue uno de los momentos en los que decidí que esta web es muy importante para mi. No es programación, no es código, pero somos un ordenador y yo. Ahora mismo, lo más cercano a ese sueño que tengo.

Completando la imagen

Te contaba en el primer post de la temporada que iba camino al mar a desayunar y relajarme escuchando las olas. Y es que cada día tengo más claro mi futuro una vez que termine mi etapa laboral, si es que llego a jubilarme. Es un plan a largo plazo, tengo unos 15 años para lograrlo, pero ya me he puesto en ello porque lo más importante para lograr algo es tener claro lo que quiere.

Mi futuro está en una casita, pequeña, sin pretensiones, junto al mar. Me da igual que sea una casa, un apartamento, un estudio… lo importante, más que la casa, es que esté junto al mar. Lo necesito.

Pienso mucho en las playas de Cádiz, donde puedo pasear por esa arena que es casi harina, pero me vale incluso una en Chilches (el de Málaga), Torre del Mar o cualquier población de esa zona de la costa malagueña. Necesito esos paseos por la mañana, ese oír el mar, la brisa, las olas… Son vida para mi.

Las noches serán para el ordenador. Escribir, montar un servidor en PROXMOX desde cero por el mero placer de montarlo, hacer fotos y editarlas, tener 3 NAS y configurar una y otra vez copias de seguridad. Tener varios servidores en LINUX con mi propio hospedaje para la web… Y así todo.

Esa es mi imagen de la felicidad: Levantarme temprano, desayunar viendo y escuchando el mar, hacer fotos, tontear con el ordenador y poco más.

No necesito tanto para ser feliz. Lo único «caro» de ahí es la casa junto al mar, pero aún tengo tiempo.

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