Lo de los jóvenes de hoy

Lo de los jóvenes de hoy

Antes de nada avisar que voy a comentar un artículo de El País, sobre los jóvenes de hoy, sólo por lo que han publicado en Instagram. No me gusta quedarme en los titulares pero no soy suscriptor de pago del periódico, aún, y dado que hay un texto relativamente extenso para lo que suele ser Instagram en la publicación, pues te dejo la publicación y lo comentamos.

EL PAÍS en Instagram: “Es viernes por la tarde. José Jiménez, de 17 años, sale de su casa en Murcia y comienza a caminar. Se encuentra con varios amigos, avanzan…”

Los bancos

Si, esto va un poco de abuelo cebolleta, de esos que te cuentan historias de cuando era joven y la música era mejor que la de ahora, que los tomates no saben como los de antes y que la leche que traían a casa cada día en botella de cristal no tiene nada que ver con la de ahora. No voy a llegar a tanto, no va a ser cuestión de comparar mis tiempos mozos con los de ahora, sólo te voy a poner una comparación.

Cuando yo era joven, en esos tiempos tan manidos ahora de la transición del siglo pasado, recuerdo que había una zona de mi barrio que llamábamos Los Bancos. No era una calle llena de sucursales bancarias de la Caja de Ronda o del Banco Zaragozano. Era un trozo de acera donde habían construido unas grandes isletas de ladrillo visto con plantas en el centro y en los 4 laterales unos grandes bancos de ladrillo. Muy sencillo todo.

En cada uno de esos bancos, que aún existen, caben sentados de 4 a 6 jovenzuelos, dependiendo del tamaño de sus posaderas, más los que se ponían de pie enfrente más los que se sentaban en las esquineras de ladrillo, nos podíamos juntar tranquilamente 10-12 amigos y amigas a charlar. Lo que hoy se podría decir un botellón pero ahí no había alcohol ni armábamos más escándalo que el que forman 10 jovenes charlando y riendo. Sin musicota ni nada.

Nos comprábamos paquetes de pipas Blas, Churruca o cualquier marca que tuviera de oferta el kiosquero y ahí pasábamos las tardes sin hacer otra cosa más que hablar. Comentando las clases, los profesores, los tíos y tías buenas de turno, el disco que fulano o mengano se quería comprar o le habían pasado en una cinta, tonteando entre chicos y chicas,… lo normal entre adolescentes.

Así era la vida en Los Bancos.

¿Qué necesitan los jovenes de hoy?

Leo lo que he podido de ese artículo de El País, y he intentado ver el documental que está gratis en YouTube pero me ha parecido insufrible, y hablan de eso de sentarse en un banco o en un bordillo sin hacer nada como una maldición bíblica. Hablan esos chicos de entre 14 y 17 años que no pueden tomar alcohol y que no tienen dinero para actividades culturales. Que se sientan como setas sin poder hacer nada. Y yo digo. ¿Y qué?

Entiéndeme, no lo digo en todo despectivo, lo digo porque me parece normal no hacer mucho y no tener dinero a esas edades. Yo no tenía dinero tampoco, como la inmensa mayoría de mis amigos, y éramos razonablemente felices. No nos planteábamos otras cosas porque no las había pero es que tampoco las necesitábamos. Igual no teníamos móviles ni internet en casa que nos estuvieran todo el día motivando a hacer cosas, no sé. Hoy parece que si cada fin de semana y cada tiempo libre no lo usas para hacer ciclying, yoging, footing, running, puenting, tuerking o cualquier cosa terminada en ing estás perdiendo tu vida

Ojo, no pretendo echarles la culpa de nada ni ridiculizarnos, es que de verdad pienso que algo, no sé qué, no se está haciendo bien.

Este es mi momento para pensar

Escuchaba el otro día a Leiva en Instagram hablando sobre lo desquiciados que son estos tiempos. Te transcribo un trozo y te invito a ver el video, son unos pocos segundos.

«Es una locura lo que vivimos. Se terminan los tiempos de reflexión. Antes ibas al médico o quedabas con un colega y en lo que llegaba, o en la sala de espera del médico, cruzabas los brazos y decías, este es mi momento para pensar en esto… Eso no existe ya”

Es muy probable que sea esto lo que le sucede a estos muchachos y, mirando un poco más allá, a todos nosotros. Estamos en un mundo lleno de estímulos. Como te he comentado alguna vez, no miramos más allá del titular. Necesitamos una nueva dosis de algo que nos estimule cada pocos segundos. Pararnos a leer un artículo extenso o ver 50 minutos de un episodio de una serie sin mirar unas cuantas veces el móvil se nos hace bola.

Estoy convencido de que a ninguno de esos muchachos le falta ni el móvil ni el ordenador en casa y viven eso. Más allá del contenido que vea, están acostumbrados a tener estímulos continuos. Estar, como yo estaba, 3 horas comiendo pipas en un banco sin hacer nada más que hablar con alguien, o ni eso, es impensable para ellos.

Quizás la cuestión no es que haya que buscarles estímulos ni actividades. Está muy bien crear centros culturales, actividades de ocio, conciertos y mil cosas para que puedan hacer pero pasear por pasear está genial. He pasado unos días en Madrid y pasear sin rumbo, pensando en mis cosas, que diría Leiva, disfrutando mi momento, no tiene precio. Pero eso hay que saber hacerlo.

A lo mejor el reto está en saber recuperar ese tiempo para pensar en nuestras cosillas.

Cositas de Málaga

Aquí estamos, en lo peor de verano y con estos políticos dándonos la matraca para que vayamos a votar en domingo que viene. Hoy, para refrescar cuerpo y mente te voy a dar la receta de un plato tan de aquí que lleva Málaga en su nombre: la Ensalada Malagueña. Cuando te cuente los ingredientes igual te resulta una mezcla un poco rara, pero te aseguro que te va a encantar: Patata cocida, huevo duro, cebolla o cebeolleta, bacalao desmigado, aceitunas (sin son aloreñas mejor), y naranja. Se toma por supuesto fría y su preparación no tiene misterio. Cocer las patatas y los huevos, templarlos y trocearlos, las patatas en trozos más bien gorditos. Picar la cebolla, desmigar el bacalao, pelar y trocear la naranja y mezclarlo todo en un bol con las aceitunas y su poquito de aceite. Como diría aquel, rica rica.

PD: Al gusto, la podéis aliñar con un poquito de perejil más que anda por decorar. Hay muchos sitios donde la hacen con atún en vez de bacalao. Buena está, pero no es la ensalada malagueña.

La imagen

Si hablamos de cosas malagueñas, pocas cosas tan malagueñas como el mar, una sombrilla y la cerveza Victoria Malagueña y exquisita.

Le recomendación

Una cervecita fresquita, a tu salud: Porque tú lo vales, porque hoy es hoy. Porque ha sido un buen día y hay que celebrarlo o porque ha sido malo y hay que ahogar las penas. Tómate una cerveza fresquita a tu salud, porque te la mereces. Si no te gusta la cerveza, me vale un vino blanco bien frío o una cocacola, pero sal por ahí y brinda por to.

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