Sobre el video de la botella de leche, Picasso y Miró

Sobre el video de la botella de leche, Picasso y Miró

Los 80 y primeros 90 nos dejaron una gran cosecha de videoclips. Fue la época dorada de la MTV, antes de ser la casa de los «realitis» de adolescentes y de videos de hiphop y reguetón. Grandes directores de cine de hoy en día, como David Fincher, comenzaron sus carreras dirigiendo videoclips para grandes y pequeños grupos y cantantes.

Los artistas cuidaban tanto la música como la estética de los videoclips, era su carta de presentación. Se consumía muchísima música en televisión, no sólo en la MTV. En mi opinión, uno de los últimos exponentes de esta calidad que ya no veo en la actualidad fue el video de la botella de leche. Dicho de otra forma más conocida, el videoclip de la canción Losing my religion, de REM.

La botella de leche

El video cuenta una historia pero, más allá de esa historia, el video es eminentemente visual. Escenas que son dignas de cuadros o exposiciones fotográficas. «Cristos» con flechas pegadas en el cuerpo, ángeles caídos… merece la pena verlo y disfrutarlo.

Si lo habéis visto os habréis fijado en la botella de leche que, como elemento recurrente, aparece en la ventana donde están el cantante y el grupo. Una sencilla botella de leche. Ya os habré condicionado con mis palabras y el título del post pero estoy seguro que, aun sin haberme leído, os hubierais fijado en ella. Lo cambia todo.

Mi hermana y yo le llamábamos «el video de la botella de leche». No sé que simbolismo tiene esa botella ahí, ni necesito saberlo. No sé que me quieren contar colocando ahí esa botella, sólo sé que la composición de esas imágenes no tendría nada que ver si no estuviera.

La regla de los tercios

Una de las reglas más conocidas para la composición fotográfica es la regla de los tercios. Se trata de dividir la imagen en tres franjas verticales y horizontales. Una foto no es sólo lo que aparece en ella, es cómo aparece. Tanto las luces y sombras, los elementos y, especialmente, cómo está todo colocado en la imagen: la composición.

Aunque nuestro cerebro no vea las líneas imaginarias que delimitan esas tres zonas de las que trata la regla de los tercios, inconscientemente vamos a fijar nuestra atención en los elementos que estén en esas zonas. Jugando con ellas podemos cambiar totalmente lo que se percibe de una misma escena. Tomemos estas dos fotos como ejemplo.

El horizonte está justo en esa línea normalmente imaginaria que delimita las dos zonas inferiores. Dejamos los dos tercios superiores al cielo y a ese Sol de amanecer, que es el que nos asombra y protagonista absoluto

Siendo recortes de la misma foto, aquí el cielo es lo de menos. Hemos dejado los dos tercios inferiores al mar espumoso, agitado por el viento de invierno, y eso es lo que atraerá nuestra atención.

Por supuesto es mucho más complejo. Están los puntos de atención, la diagonal, el centro, lineas de fuga, desenfoques… y por supuesto el arte. La composición no es matemáticas y líneas, es mucho más.

Líneas y botellas de leche

Este es uno de los fotogramas de Losing my religion donde mejor podemos apreciar ese juego de la botella de leche y la regla de los tercios. Acabo de colocar las guías sobre la imagen que ilustraba el post y podemos ver cosas muy curiosas.

La imagen está dividida en dos. La izquierda con el grupo, la derecha con la ventana. En la izquierda vemos al cantante como protagonista flanqueado por los otros dos miembros de la banda. No sólo está adelantado, está justo en la línea que delimita esos dos tercios y que nuestro cerebro va a buscar de manera instintiva. Los dos componentes están colocados a ambos lados de esa línea, equidistantes.

La ventana está totalmente centrada en la otra línea vertical que separa los otros dos tercios. Y esa botella está casi justo en uno de los llamados puntos de atención, ese cruce de líneas entre la vertical del tercio derecho y la horizontal superior. No podía estar en otro sitio, no podía estar mejor enmarcada. Es imposible no fijarse en ella

Picasso VS Miró

Mi padre, que ya os he dicho muchas veces que era una especie de hombre del renacimiento, muy artista él y muy admirador de todos los artistas, tenía una teoría sobre Picasso y Miró, que tiene mucho que ver sobre esto que os estoy contando.

Decía que mientras Picasso aprendió todas las reglas de la pintura. Color, composición, dibujo, formas… hizo todo lo que se podía hacer, lo hizo bien y, con el tiempo, se dedicó a romper esas reglas establecidas. Desde el conocimiento, sabiendo lo que hacía. Miró era, según su opinión, un pintamonas. Un tipo que no tenía conocimientos de nada y que pintaba monigotes con muchos colores y ruido sin aportar nada

Con estas reglas de composición, la de los tercios y otras muchas, hay que ser como Picasso. Conocerlas y, si quieres hacer algo distinto, romperlas un poco. Forzarlas. Llevarlas al límite.

La regla de los tercios «dice» que debes colocar el protagonismo en el elemento que te interese. Aquí Tarsem, director del video, se coloca en dos, se hacen dos composiciones diferentes usando esa líneas, se le da una vuelta de tuerca. Esa es la idea.

Componiendo

Yo sé muy poco de composición y hasta hace 4 días ni tenía estas lineas en la cámara del iPhone para ayudarme a hacer fotos, pero sé lo que me transmite. Luego miro la imagen y si la analizo veo estas cosas. Siempre he tendido de manera inconsciente, a no centras las cosas en la foto, salvo imágenes de grupo en plan familiar/amigos. Siempre he buscado colocarlas en un lado, arriba, abajo, descentrada, desenfocada… son cosa que el cuerpo me pide.

No sé si es por haber visto tantas y tantas fotografías, si realmente esa regla de los tercios no es algo que notamos de manera inconsciente porque nuestra mente trabaja así o si es algo inducido a base de ver fotos y fotos usando esas reglas, pero nos funciona. Y siempre nos funciona cuando algo no está «centrado».

Es una de las cosas que me gusta de la fotografía con el dron: las cosas se descolocan. En el momento en que elevas el punto de vista, aunque sea solo 15-20 metros, todo cambia. Nuestra mente aprecia las mismas cosas de manera totalmente diferente y nos atrapa. Al menos a mi.

Es una forma de ser un poco picassiano, usar esas reglas de base pero llevarlas un poquito más allá. Por eso disfruto tanto con mi dron… cuando el tiempo acompaña.

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