Vocación
¿Tenéis alguna vocación? ¿Trabajáis en lo que os gusta? ¿Habéis soñado ser algo de mayores y lo habéis cumplido? Hace unas semanas, unos grandes almacenes ingleses publicaron un anuncio que tuvo bastante difusión. La verdad es que está bien hecho, cuenta con una gran canción y el mismísimo Sir Elton John. Os dejo el anuncio antes de seguir para no detriparos nada.
Para mí ese anuncio habla de vocación, no de regalos como ellos pretenden hacer ver. O eso me parece a mí. De repente ese piano despierta la vocación que lleva el más que joven Elton. No vayamos a creernos que fue la historia así, pero el mensaje es ese. Nunca se sabe si un regalo va a despertar esa vocación que llevamos dentro porque a veces un regalo es más que sólo un regalo.
Yo por suerte tengo en mi entorno un par de sobrinas que viven o están luchando por vivir de sus vocaciones aunque no se les hayan despertado por algún regalo. También conozco personas, especialmente una de la que os hablaré en breve, que viven profundamente su vocación de toda la vida. Personas que la han convertido en su trabajo y cuando tu trabajo es tu vocación sin duda es menos duro. No es lo mismo levantarse cada día a las 7 para ir a realizar un trabajo que te da de comer pero que no te llena en absoluto que levantarte a las 5 por algo que te apasiona y vives casi como un disfrute. Los madrugones no pesan, los kilómetros tampoco, los problemas se viven de otra manera…
Yo no descubrí mi vocación como Elton en un piano de infancia pero recuerdo la primera vez que pulsé las teclas de mi Commodore 64. Perfectamente. Esas teclas altas, sonoras, grandes… Pero recuerdo uno poco más allá antes, recuerdo que día que fui a comprarlo con mi padre al Bazar. Bazar, un concepto casi desaparecido pero que los más clásicos del lugar recordarán. Hoy lo más parecido son los chinos pero en los 80 eran esas tiendas con transistores, walkmans, cientos de relojes Casio con y sin calculadora, maquinitas de juegos… y ordenadores. No recuerdo el nombre pero sí sé que estaba en C/Cuarteles de Málaga, cerca de casa. No recuerdo bien si fue por haber sacado buenas notas en el colegio, no recuerdo si había insistido mucho en que lo quería, pero recuerdo aquel momento.
Una caja enorme blanca y azul en la estantería detrás del dependiente. Estaba en alto, se veía claramente y destacaba. Por lo menos para mí, que no veía nada más que aquella caja. Recuerdo que mi padre firmó varios papeles porque lo puso a plazos. Mucho nos quejamos hoy de los precios de las consolas y ordenadores pero en aquellos años ese ordenador valía lo que mi padre ganaba en dos meses y como mi padre era más de financiar que de ahorrar (¿a quién habré salido yo?) lo puso a plazos.
SI hubiera existido Instagram habría fotos de ordenador en la tienda, del unboxing, del primer encendido, del ruido de la cinta cargando el primer juego…. Yo tengo muchas de esas imágenes en mi cabeza. No hay nada de lo que tenga más fotos mentales que de ese ordenador. Cómo fue cambiando de sitio en casa, cómo fui aprendiendo a hacer programas, cómo fui descubriendo algo de electrónica muy básico, cómo disfrutábamos en familia mis hermanas y yo, cómo comprábamos los juegos a medias entre mi vecino y yo y los copiábamos con un cassette de doble pletina (los inicios del pirateo en mi vida).
Vocación. De eso hablaba este post. No sé si ya tenía esa pasión dentro o y el Commodore 64 sólo la despertó o si fue él quien sembró la semilla pero hoy en día tengo la suerte de vivir de esa vocación que creció en mi gracias a ese ordenador. Más o menos, por supuesto, pero durante toda mi vida he rondado esa vocación. Aún cuando más lejos he estado de ella que se suponía que era un administrativo, siempre sacaba tiempo para cacharrear. Supongo que se podría decir que está en mi ADN.
No sé si a Sir Elton John le surgió la vocación cuando pulsó por primera vez la tecla de ese imaginario piano que le reglaron siendo pequeño, pero yo creo que sólo despertó algo que ya debía tener. Es vital tener esa vocación porque el trabajo es trabajo, tendrá siempre días buenos y malos, pero todo será mucho más llevadero si esa vocación se convierte en vuestro trabajo.
Y ahora la pregunta del millón: ¿Cuántos de vosotros trabajáis en vuestra vocación?
PD: No, no es la primera vez que mi Commodore aparece por aquí, pero es que si algo creo que ha marcado mi vida ha sido este ordenador. Hasta os dije la fecha en la que lo compré y os hablé de lo mucho que lo disfrutaba con mis hermanas.
¡Que tiempos! ¡Que recuerdos!