Mi vida digital VI: ZigBee, Innr y otras formas de reducir costes

Mi vida digital VI: ZigBee, Innr y otras formas de reducir costes

Mi teoría es que hay dos formas de que se te despierte la imaginación: cuando quieres hacer algo con menos esfuerzo o con menos dinero. Ahí te lo curras. En mi caso, con lo de la automatización y la domótica en casa, se unían ambas cosas así que a mi vocabulario mental se unieron palabros como ZigBee, protocolos, Inner…

Como os comenté en el último post, las luces del salón se me quedaron cortas en nada. Fue picarme el gusanillo de las luces inteligentes e inmediatamente quise ampliar mis horizontes más allá de loas confines del salón. Sin duda el siguiente objetivo era el pasillo por varios motivos:

  • Tenía lámparas halógenas que consumían mucho, generaban calor y ruido.
  • Era el punto de más tránsito de la casa y con un sólo interruptor en la entrada.
  • ¿Para qué encender siempre 4 lámparas si con una o dos me podía valer?
  • Molaría llegar a casa y que el pasillo ya estuviera encendido.

Cambiar 4 lámparas con conexión un tanto especial y por luces Hue me iba a costar una pasta así que tocaba investigar compatibilidades

El protocolo Zigbee

Empezaré contando, de una manera muy simplificada, que un protocolo es el “lenguaje” que utilizan los diferentes dispositivos, incluso de diferentes marcas, para hablar entre sí. Un protocolo que seguro que conocéis es Bluetooth. Permite que un iPhone, un Samsung o un Xiaomi se entiendan con el mismo auricular o manos libres del coche.

Cuando empiezas en esto de la domótica te hablan de marcas comerciales. Tradfri, Hue, Yeelight… pero lo que no te dicen es que todas usan en el fondo el mismo protocolo, en este caso ZigBee. Un  protocolo que además es libre y abierto por lo que cualquier puede usarlo sin pagar ningún tipo de derechos a nadie. La conclusión lógica es que por tanto todos estos dispositivos deben poder hablarse entre sí. Esto es más o menos correcto porque aunque la base es la misma, cada una tiene su propio dialecto, por continuar con la metáfora del lenguaje

Por tanto, una vez que ya tenía en casa un puente Phillips Hue para mis luces que usan el protocolo ZigBee, lo normal es que pudiera comprar luces de cualquier marca que usaran el protocolo ZigBee y debía entenderse con mi puente. Correcto. Con matices que luego os cuento, pero correcto.

Innr

Philipps ha bajado un poco los precios pero hace más de un año, cuando yo estaba en esta vorágine de comprar bombillas, cada lámpara de las que yo necesitaba (LED con conector GU10 e intensidad regulable) estaba a unos 25 € cada una. Investigando un poco di con la marca Innr que tenía las mismas bombillas a unos 15 € y usaban el protocolo ZigBee. Teniendo en cuenta que debía comprar 4, el ahorro era más que considerable por lo que me lancé a probarlo.

Leyendo un poco descubrí dos cosas. Por un lado que esta marca la habían creado ex-trabajadores de Phillps e Ikea, por lo que debían saber lo que se hacían. Por otro lado, resulta que aunque sí que eran compatibles con mi sistema presentaban un inconveniente: no eran compatibles con HomeKit por lo que no podía usarlas con Siri. Lo primero me gustaba, lo segundo nada, pero estaba convencido de que sería cuestión de tiempo.

Mi deducción es que seguramente hacer compatible un dispositivo con HomeKit de Apple seguramente requeriría una certificación de Apple que debía costar dinero y de momento no querrían pagar. Para empezar me conformaría con que funcionaran con el software de Phillips a ver qué tal iban.

Luces no tan inteligentes

Llegaron las luces, por primera vez me puse a hacer trabajos caseros y cambié todas las bombillas. Sin problema. De una forma un tanto extraña en comparación a las luces Hue originales conseguí sincronizarlas con el puente de Phillips y todo funcionaba correcto. Maravilloso.

Configuré algún ambiente, alguna rutina, hice que al llegar a casa se encendieran las luces del salón y dos del pasillo… Esto especialmente era maravilloso. Se consigue gracias al fantástico software de Phillips. Basta darle la dirección de casa, margen de error y en cuanto el software del móvil detecta que estás llegando a casa y que ya se ha puesto el sol (lo sabe fácilmente gracias a la hora y a tu localización) enciende las luces que le indiques. Es fantástico llegar y no encontrar la casa oscura. Por supuesto, funciona a la inversa. En el momento en que sales de casa, el sistema hará lo que le indiques. Desde apagar todas las luces a dejar sólo un par de ellas, todo configurable fácilmente gracias al software de Phillips.

Tal como habían indicado, no funcionaba con Siri. Las rutinas y todo lo que hiciera con el software de Phillps genial, pero adiós a decir Oye, Siri. Apaga el pasillo. Pasaba olímpicamente de mí por lo que entré en una frase muy muy friki de la que os hablaré muy por encima la semana próxima. Está claro que, como casi todo en esta vida, es cuestión de equilibrio y de relación calidad/precio. Si lo quieres todo no te queda otra que pagar más.

De todas formas ya había empezado a tener problemas con Siri. Para empezar toda la automatización que quisiera hacer con la aplicación Casa requería tener un Apple TV, HomePod o un iPad siempre en casa. Soy pro-Apple pero no toda mi vida digital se rige por sus productos y no tenía ninguno de esos dispositivos. Eso por no hablar de que el HomePod, su altavoz inteligente que sí me atraía, ni siquiera estaba a la venta en España. Empecé a darle vueltas a ver cómo podía cambiar esto y acabé comprando una Raspberry Pi.

La semana que viene os lo cuento.

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