La pluma de Dumbo
Supongo que todos conocéis a Dumbo y la historia de su pluma, ¿verdad? Ups, veo caras de despiste, de esas de «yo ni idea pero mejor me callo y luego busco en la Wikipedia». Venga, va, os ahorro el trabajo. Dumbo es un personaje de Disney. Una cria de elefante maltratada en un circo y con unas orejas exageradamente grandes. El tamaño de esas orejas hace que Dumbo sea capaz de volar. Si, un elefante volador. Es una peli de dibujos, no le deis más vueltas.
La cuestión es que un ratón amigo suyo lo descubre y ante el miedo de Dumbo a volar (la primera vez que vuela lo hace estando borracho y ni recuerda a la mañana siguiente que ha volado), le entrega una pluma y le dice que es mágica y que le hará volar. Dumbo cree en esa pluma a regañadientes y lo intenta. Efectivamente consigue volar gracias a la «magia» de la pluma.
El final de la historia no lo cuento, que no me gusta destripar los finales de las películas. De lo que quiero hablar hoy es de esa pluma de Dumbo que todos tenemos. O más que una, unas cuantas. Algo que nos da confianza. Algo a lo que nos agarramos para hacer algo especial y que puede que incluso nos de miedo.
Por supuesto nosotros somos seres supuestamente racionales y no creemos en una pluma de Dumbo mágica que nos haga volar pero pensad un poco y seguramente descubriréis plumas en vuestra vida. Y ojo con la delgada linea que separa estas plumas de las supersticiones. Supersticiones son esos calzoncillos que se ponen algunos para ligar porque «le traen suerte». Superstición es ese gesto que aún mantiene mucha gente de santiguarse justo antes de pisar la calle al salir de casa. Eso es creer en la suerte y tal. Yo hablo de plumas. Y os cuento algunas de las mías.
Una pluma es eso que te hace sentir seguro, no porque te de suerte irracional sino porque te sientes confiado. En este post de hace ya un tiempo os hablé de la tranquilidad que para mi supone llevar un Mac cuando voy a enfrentarme a ciertas cosas del trabajo. No me extiendo, lo expliqué en este post, por si gustáis. Eso es una pluma laboral. No es un bolígrafo de la suerte. Es confiar en tener una herramienta con la que te sientes invencible, maomeno.
Aplicado a un ámbito más personal últimamente he descubierto un par de plumas mías de esas que me dan seguridad. No me hacen sentir invencible pero… Una de ellas son un par de perfumes, sobre todo uno que siempre me ha hecho sentir diferente. No soy muy de perfumes, lo reconozco. Comentaba el otro día que soy más propenso a sentir rechazo por los malos olores que a quedarme con los buenos, aunque últimamente si lo estoy percibiendo más. Es echarme un poco de ese perfume y sentir que puedo ir por la vida con tranquilidad. Sentir que la gente va a percibir ese aroma y pensará «este es un tío grande». No hablo de ligar, hablo de confianza. Hablo de salir a la calle con la cabeza más alta de lo normal.
Otra pluma para mi es un brazalete o un reloj. Llevar un reloj me da confianza. No soy un tipo especialmente elegante, ya os hablé de ese tema en su día, pero ese simple gesto de abrocharme el reloj o anudarme la pulsera me hace sentir elegante. Me hace pensar que estoy poniéndome un traje de chaqueta y me abrocho los gemelos. Me hace sentir que, dentro de la funcionalidad de mi vestimenta, le aporto ese detalle diferente. Siento que es algo que me hace especial. Chorradas, lo sé, pero es así y como es mi pluma de Dumbo pues a mi me gusta.
Y por supuesto están las «personas pluma». Lejos de la magia, supersticiones o dependencias, esas personas con las que me siento a gusto. Con las que me siento confiado y seguro de mi. Esas personas que JAMÁS me piden que cambie nada pero que no se cortan a la hora de decirme lo que no les gusta de mi. Y es que que nadie es perfecto pero me aceptan como soy y tampoco se cortan mucho a la hora de decir lo bueno que ven en mi, que también es muy necesario. Son un baño de realidad esas personas pluma, imprescindibles. A veces algunas personas te dicen lo que debes hacer. Las personas pluma no. Aceptan los fallos como aceptan virtudes y tener personas así cerca es increíble.
Todos tenemos nuestras plumas, aunque seguramente no lo sepamos si no nos paramos a pensar, ¿verdad? y vosotros… ¿Compartís aquí alguna de vuestras plumas de Dumbo con nosotros?
Pues, aunque con lo de las personas coincido, creo que yo el unico «talisman» que tengo es el reloj, no se salir de casa sin el, y el navegador, no se ir con el coche sin colocarlo (y no hablo de poner la direccion, hablo de colocarlo y encenderlo), no soy el mas supersticioso, pero siempre se tiene algo
Es que esa es la cosa, no ser supersticioso sino esos detalles como el reloj que te dan confianza. Curioso lo del navegador. Igual simplemente te da tranquilidad saber que esta ahí y funciona 🙂
Cuando estudiaba si recuerdo usar el mismo bolígrafo para hacer los exámenes que había usado para estudiar. Era una asociación de ideas raras, porque era una técnica de estudio: hacerlo con un boli en las manos, así podías tomar notas… eso implicaba que el boli se sabía toda la teoría y yo no 😛
A la hora de vestir, no creo tener ninguna; que le coges más cariño a una ropa que a otra sí pero que me vaya a traer suerte…
Y con la gente, creo que con alguna me he cruzado.. y las charlas resultantes han resultado largas e interesantes!! 😉
Mencanta lo del boli, jajaja. El estudiaba más que tu? jajajaja.
Un saludo Jordi!
Claro, él hacía todos los ejercicios yo sólo ponía la mano 😛
Un saludo!!
Jajaja, eso es tener buenos contactos
Camisetas de alguna ciudad que visité, concierto en el que estuve, o simplemente algo que te gusta. Eso me da una especial confianza.
Ese es el «concepto» Frankie 🙂
A mi el alcohol, eso me da mas confianza que cualquier boli ni perfume ni camiseta, cuando bebo me siento dios! jajaja.
Gran post amigo, de los mejores que he leído. No necesitas ni pluma ni a Dumbo, escribe y serás el puto amo del mundo.
Uala lo que me ha dicho!!! Mil gracias Amigacha!!Y en lo del alcohol… Me da que tu y yo somos del club del alcohol, que diría Danza Invisible