Propósitos para el 2014(III): Quererme más

Aunque quizás aquí pueda parecer otra cosa y quien me vea/lea/oíga pueda pensar que no, lo cierto es que siempre he tenido el problema de tener la autoestima por los suelos. Necesito quererme más. Me cuesta horrores. Siempre dudo de mi. Siempre pienso que si algo sale mal es por mi culpa, que podía haber hecho otra cosa mejor, que la he cagado… Hablo estos días con una amiga de ciertas cosas y ha dicho en varias ocasiones cosas como «es culpa mía«, «algo hice mal«, «la cagué«… y no puede estar más equivocada. No es ella la que ha metido la pata, es la otra persona quien no ha sabido ver lo que tenia delante. Se lo digo, intento convencerla de que no es su culpa, porque es así, no por regalarle los oídos, pero es casi como hablar con una pared.

Es raro que yo desde fuera veo tan claro que el problema no está en ella sino en la otra persona y ella sea incapaz de darse cuenta pero supongo que a todos nos pasa, salvo a los que tienen la autoestima demasiado alta. O un ego de esos que no caben por la puerta, que también los hay. Todos dudamos de nosotros, de si podríamos hacerlo mejor, si no hemos metido la pata. Y hablo de relaciones con las mujeres, creerme que pueden quererme me cuesta, y hablo de trabajo.

Mi propósito para el 2014 es creerme que soy capaz, que si algo falla no es culpa mía, que todo el mundo se equivoca, no solo yo. Aprender a venderme, a decir lo bueno que soy para que la gente me escuche, como hacen otros. A pelear mis razones, a no dejar que me enmarronen libremente para que lo bueno sea mérito de otros y los fallos demérito mío. Y no me hago muchos más propósitos porque aquí hay demasiadas cosas que no están en mi mano. Pero en todo lo que pueda me querré y no dejaré que me pongan la pierna encima para que no levante cabeza.

Así pues me propongo quererme más y dejarme querer más, que a veces cuando uno no se quiere lo suficiente tampoco acaba de recibir el cariño de los demás como debe. A mi me cuesta pensar que una mujer me quiera. Quizás el pasado, los palos, las malas experiencias… sea lo que sea no me dejo querer. A veces no he visto cosas que tenía delante hasta que ha pasado el tren porque siempre he pensado que no era lo que creía, que me estaba confundiendo, que es imposible que esa mujer me esté lanzando esos mensajes, que lo estaba malinterpretando. Porque eso es así: si uno no se quiere menos puede pensar que los demás le quieran.

Eso si, sin pasarme que una cosa es quererse y otra el ego desmesurado. Muchos propósitos para el 2014 llevo. Y queda alguno más. A ver cuantos consigo cumplir. Este me interesa especialmente llegar a conseguirlo.