Los lunes al Sol

Los lunes al Sol

Hoy pretendo que este post me quede cortito y dejar sólo una reflexión extra acerca de lo que comenté ayer de La Noria. Y viene al caso por la reciente cancelación de No le digas a mamá que trabajo en la tele, el programa que deambulaba sin pena ni gloria por las tarde de Cuatro. O Allá tú, también en Cuatro. O Mucho que perder, poco que ganar, de La Sexta. Son todos programas de televisión que han caído recientemente de las parrillas de forma más o menos brusca. Sé que hay muchos más, pero estos son los últimos que me vienen a la cabeza. Y al hilo de lo que puede pasar con La Noria y el posible efecto dominó que pudiera crear en Telecinco, e incluso en otras cadenas, ne da por pensar un poco.

Como dije ayer (o eso intenté) los anunciantes tiene todo el derecho del mundo a colocar su publicidad donde les plazca, pero ese tipo de campañas adicionales emprendida brutalmente contra un programa tampoco me parecen justas. Espero que la sangre no llegue al río y en un par de semanas todo vuelva a la normalidad, pero «hablando» ayer con un twit-amigo recordé una conversación con una amiga twittera hace unos meses. Charlando sobre el mundo de la televisión, de lo cruel que puede llegar a ser ese mundo, contó lo terriblemente duro que era ponerse ante 50, 100 o 200 personas y decirles: «señoras y señores, que cancelan el programa y todo el mundo a sus casas a esperar que salga otra cosa». Y ella había tenido que hacerlo. Y su cara cambió y se ensombreció mientras recordaba ese momento.

No seré yo quién defienda fervientemente La Noria, ni Sálvame, ni mucho menos No le digas… (detesté ese programa desde el primer día) pero creo que también deberíamos a veces tener presente lo que significa la cancelación de un programa o serie. Equivale al cierre de una pequeña empresa. Por supuesto que si un programa no gusta, estamos en nuestro derecho de pedir que lo cambien. Es la ley de la oferta y la demanda. Pero pensad un momento en la que se suele liar cuando cierran una fábrica o pequeña empresa y se quedan 50-100 trabajadores en la calle. Suele salir en la prensa, hay manifestaciones, etc… Cada vez que retiran un programa de la parrilla sucede algo parecido, pero ahí nadie echa cuentas de nada. Cierto que la mayoría acabará reubicándose en un nuevo programa, sobre todo los que pertenecen a la cadena o productora y no han sido contratados para el programa, pero el tema es serio, sobre todo si se encadenan varias cancelaciones donde ya la gente empieza a ser más complicada de reubicar.

No pido que no se cancelen los programas que no cumplan expectativas y no gusten a los espectadores, pero esos comentarios tan frecuentes en la red despreciándolos, insultándolo y alegrándose por las cancelaciones debieran ser un poco más comedidos. Nadie debería alegrarse tanto por que manden a un buen puñado de personas a pasar Los Lunes al Sol. Pensemos un poco en todo lo malo que conlleva. La cancelación ya es bastante castigo como para encima recibir palos adicionales.

2 comentarios en «Los lunes al Sol»

  1. Hace mucho que únicamente veo las noticias,y con el tiempo estoy planteándome dejar de verlas y buscar la información de otra manera. Lamento la perdida de puestos de trabajo de cualquiera, pero creo que por desgracia cancelaran la noria, en unas semanas sacaran el tiovivo (otro programa con la misma temática) y empezamos de cero. Ha pasado muchas veces y de mientras pues mucha gente tiene de que hablar.

  2. Ya veremos que pasa con la noria, pero me parece que por lo menos esa es la actitud: no alegrarse por las cancelaciones, que no significa que haya que aguantarlo todo. Simplemente, como con todo, respeto.

    Saludos, Diego.

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