La persistencia de internet

Si algo tiene internet, en contra de lo que mucha gente pueda pensar, es su persistencia. Ahí sigue el blog de jugópata, ocupando espacio en esa inmensidad que es internet, aunque lleve ya un año inactivo, sin morir del todo porque tendría que hacerlo yo y no creo que nunca lo borre. Lo dejaré ahí porque en el hay volcadas muchas horas de esfuerzo y ganas, así que continuará en memoria de todo ese tiempo.

Y si algo tuvo el blog del jugópata fue la muy buena gente que conocí gracias a él. La mayoría siguen aquí ahora y solo por eso ya merece la pena haber dedicado todo lo que le dediqué. Y aún sigue allí, recibiendo visitas de vez en cuando y, aunque parezca increíble, recibiendo incluso algún comentario. Porque lo que escribes en internet, no se lo lleva el viento. Vale que las modas pasan, vale que tu TL de Twitter es increíblemente largo y lo que no veas en el día, ya parece no existir, pero es solo lo que parece.

Ahí está, y si no lo haces desaparecer, queda, para bien y para mal. Para que luego cualquiera pueda verlo e incluso pueda serle útil.

Y todo esto viene a cuento de…??? os preguntaréis. Pues a cuento de que he descubierto estos días un blog antiguo, que no se actualiza desde hace ya casi cinco años, pero que estuvo vivo 2. Y no sé el éxito que tuvo o que dejó de tener, pero se ve claramente que las personas que lo mantuvieron (deduzco por su nombre que fueron varias) le pusieron muchísima pasión. En esos dos años hay cientos de post, cosa que no es facil de conseguir aunque sean post cortos. Y me resulta curioso ver que no hay post de despedida ni de bienvenida oficiales. Es como si un grupo de pequeñas hormiguitas trabajadoras hubieran entrado de repente en blogger, se hubieran quedado allí una temporada haciendo el trabajo y hubieran de repente emigrado a otro blog, porque tocaba, sin pensarlo demasiado, sin tiempo para despedidas.

Y visitar ese blog hoy, abandonado hace 5 años, da a la vez tristeza y alegría. Porque se ve en los textos inteligencia y pasión, y porque sigue allí, esperando que lleguemos personas perdidas como yo en busca de algo y lo encontremos, siendo útil a pesar del paso de los años y la falta de mantenimiento. Pero faltan imágenes que seguramente estuvieran en cuentas de alguno de los miembros que ya no están operativas, enlaces externos que ya no funcionan… Es como entrar en una casa donde intuyes que se vivieron buenos momentos pero que lleva ya tiempo abandonada y hay cristales rotos, paredes con necesidad urgente de pintura, baldosas de menos, plantas que han crecido más de la cuenta… Y siente uno cierto respeto al estar allí, al pasear por esos post, seguramente olvidados por sus autores. Y dan ganas de escribir algún «Dagarín was here» en alguno de ellos, por si alguno de sus dueños vuelve a pasar algún día, que sepa que alguien estuvo ahí mientras estaba cerrado.

¿Estarán ahora esas hormigas en WordPress? ¿Habrán recaído en otro blog? ¿Estarán en Facebook? Cuando creas un hogar en internet, un blog, un Facebook, un twitter… estás contribuyendo con una pequeña casa a esta interminable ciudad que es internet. Ciudad abierta e inmensa. Y no creo que nadie deba destruir algo que ha construido con cariño. Puedes mudarte y llevarte lo que consideres necesario a tu nueva casa o sencillamente marcharte, pero no creo que merezca la pena dinamitarlo.

Cada uno, cuando abandona un blog, tiene sus motivos. He conocido muchos blogs que llegaban y algunos que se marchaban. Pero no recuerdo que ninguno haya dinamitado esa casa. Y seguro que habrá gente que siga disfrutando el trabajo realizado por esas personas, como yo estoy disfrutando al visitar esa desvencijada casa.

PD: No he olvidado poner la dirección de esa vetusta casa. Permitidme que sea una de esas pocas cosas que me guardo para mi, que lo tenga como mi pequeño tesoro, un lugar donde perderme de vez en cuando, mi escondite en el árbol. No creo que sea de interés para nadie y pertenece a esa faceta friki particular mía.