Desvirtualizándome un poco: Licencias poéticas

Desvirtualizándome un poco: Licencias poéticas

Cuando levanto la vista del monitor de mi ordenador en el trabajo, veo lo que hay en esta imagen. Estanterías de un almacén donde acaba de ser reubicado el departamanto de «contabilidad e informática» de mi empresa (o sea, yo). Estantes llenos de materiales más o menos ordenados, un cono de señalización, herrajes, teléfonos…

Recuerdo con nostalgia cuando trabajaba, hace ya muchos años, en una oficina donde justo detrás de mi monitor de fósforo verde había un gran ventanal. Daba a una calle, no al mar ni a una vista preciosa, pero el simple hecho de poder levantar los ojos y descansar la vista mirando a la luz de día, los coches pasando y la gente paseando, era un gran alivio. Aquí no tengo nada de eso. Y encima, desde que no fumo, no puedo salir a tomar el aire de vez en cuando para echar un cigarrito.

A ver, que tampoco estoy enclaustrado en un ambiente peligroso, six feets under ni nada de eso, pero hecho de menos esa ventana. Por eso, en un segundo monitor que tengo para trabajar y que podéis ver a la derecha de la foto, cuando no lo estoy usando, tengo alguna foto de galaxias, atardeceres, playas, paisajes… algo que me recuerde que existe un mundo fuera de estas paredes.

Y todo esto viene porque el otro día en twitter comentaba con alguien, mientras iba camino al banco, que era triste trabajar en un sitio tan cerrado donde «al levantar la mirada solo veo una pared blanca». No se trata, acabáis de verlo, precisamente de una pared blanca. Es algo bastante mas complicado de explicar en twitter. Podía haber contado que trabajo en un almacén, que solo veo cajas, etc… pero tampoco es exacto. En twitter y por su bendita limitación a 140 caracteres no podía explicarlo bien y esa idea de levantar la vista y encontrar una pared blanca creo que es lo que más se asemeja a la sensación que tengo al levantar la mirada y encontrarme en este vista. Digamos que fue una licencia poética, una forma de ajustar mi verso para hacerlo entrar en ese espacio sin por ello falsear el mensaje.

¿O si? Esa es la duda que de repente me asaltó anoche. Si la persona a quien dirigí ese mensaje (que me perdone por no recordarlo, pero mi memoria es peor cada día) ve ahora esta foto: ¿Se sentirá traicionado/a o entenderá el mensaje? ¿Pensará que le he engañado? No suelo usar muchas licencias poéticas, pero algunas si. El típico «me voy a la cama», cuando llevo en ella media hora tumbado con el iPad y lo que quiero decir es que me voy a dormir ya, o el «acabo de llegar a casa» cuando hace ya media hora que llegué pero entre unas cosas y otras es en ese momento cuando me estoy poniendo ante el ordenador. Ese tipo de cosas si las hago de vez en cuando. Pero creo que esto no es mentir, ¿no?

Y os aseguro que soy totalmente sincero en twitter, no he dicho nunca ninguna mentira salvo cosas de ese estilo, que no son para mi mentiras, pero me pregunto algo que de repente se me había olvidado: ¿Cuanta gente miente por twitter? ¿Cuantas cosas doy por ciertas y me creo a pies juntillas cuando en realidad la persona que twittea se está quedando conmigo? Recuerdo que en los tiempos de IRC o incluso el Ibertext tenía muy claro: no creerme nada de primeras. Cuestionarmelo todo y empezar a creer solo pasado un tiempo y siempre con prudencia.

Incluso en el mundo real, eso que hablas con una persona y te cuenta una historia y a la media hora la ves hablando con otra y contando una versión muy diferente. Y te quedas pensando si te engañó a ti antes o si está engañando ahora. ¿No os ha pasado nunca? Digo en la vida real, además de por internet. A mi muchas veces y anoche me pasó un poco en twitter. Y por eso le doy alguna que otra vuelta al tema ahora. Pero lo curioso es que tampoco me ha sorprendido demasiado y, sobre todo, no le doy mucha importancia. Quizás porque, de alguna manera, me lo esperaba.

En twitter entiendo y admito las licencias poéticas, el contar algo un poco diferente pero manteniendo el espíritu, no me llevaría ninguna decepción si luego lo que viera al desvirtualizar (precioso palabro que leí a alguien por primera vez ayer en twitter) no correspondiera 100% con lo que imagino. Pero la esencia si que espero encontrar la misma. Y si ya en twitter notas cosas raras, mejor no desvirtualizar a esas personas, ¿no?

PD: Tengo planes de «desvirtualizarme» con un par de amigas (si los astros se alinean lo suficiente, puede que con 3) dentro de unos días. Por supuesto, no me refiero a ninguna de estas 3 personas en lo que comento de ayer. Y ellas saben quienes son. Bueno, dos. La tercera solo tiene una idea que posiblemente ni recuerde y es la que necesito que los hados se pongan de mi parte para que suceda 🙂

2 comentarios en «Desvirtualizándome un poco: Licencias poéticas»

  1. Vaya, trabajas en un zulo como yo.

    Para saber si el mundo seguía existiendo fuera de la nave/zulo podía subir a la entreplanta y echar un vistazo por unas ventanas, que ahora el jefe ha tenido la gran idea de tapar, así que ahora solo puedo saber si sigue existiendo el cielo, ya que desde el patio trasero de la nave solo se ve el cielo, lo demás queda detrás de una pared blanca, y aquí no uso una licencia poética. 😉

  2. No se si los jefes/empresarios piensan que el no darnos la oportunidad de ver la luz del día favorece la productividad, como en los centros comerciales, que antes se creía que eso hacía que no pasara el tiempo y favorecía que nos quedásemos mas, o es simplemente una función práctica, por seguridad.

    Sea como sea, yo echo de menos ese ver la luz del día, al igual que tu.

    Saludos.

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