Always look on the Zen side of life

Perdón por el parafraseo a los Monty Phyton y su Life of Bryan, que es mi particular homenaje a una grandísima película que me encanta y a una estupenda escena como la de ese coro de crucificados cantando el Always Look on the Bright Side of Life mientras esperan silbando tranquilamente que les llegue la muerte.

Al margen de la peli, que si no habéis visto ya estáis tardando, ya sabéis que últimamente digo mucho que estoy muy Zen, que tampoco creo que esté ni bien expresado, pero que espero que entendáis lo que quiere decir. Intento que nada me afecte negativamente y mirar siempre el lado positivo de las cosas. Pues sigo con mi vena Zen y hoy he tenido una buena oportunidad de demostrarlo y comprobar que, efectivamente, funciona. Las cosas muchas veces no son como parecen sino como uno las ve.

Ya os he hablado que el estrés es algo contagioso, al igual que comentabais el otro día que lo es la felicidad, o la tristeza. Al fin y al cabo es un estado de ánimo y es igual de fácil que te afecte. Yo diría que incluso mas. Pero contra todo se puede luchar si tienes voluntad. En mi trabajo ya sabéis que lo que abunda es el estrés, propiciado principalmente por un par de personas. Y reconozco haber sido siempre muy chantajeable emocionalmente, sobre todo por una de esas personas, que o bien me arrastraba a esa vorágine frenética o bien me enojaba por verla en ese estado sin sentido en muchísimas ocasiones. Porque el estrés es bueno, pero en determinadas ocasiones, está científicamente demostrado. Te activa no solo la adrenalina, muchas mas hormonas y funciones corporales que te ayudan a salir de una situación peligrosa o conflictiva. Pero lo que no es lógico es vivir permanentemente en ese estado, que lo único que provoca, aparte de propagarse al entorno, son problemas físicos reales.

Pues esta mañana he estado a punto, otra vez, de ser llevado a esa rutina de estrés o enfado por esa persona. Y de repente me ha salido la vena Zen que me invade estos días y he sabido decir que no. He sabido no dejarme atrapar por esas palabras y salir inmediatamente de ahí. Me ha costado una mala reacción por parte de esa persona, pero también he podido aplicar mi pensamiento Zen y no dejar que su respuesta me llevara al estado de culpabilidad que me hubiera llevado en otras ocasiones. Porque tengo que reconocer que soy una persona a la que le cuesta mucho decir que no, cosa que se que tengo que enmendar (ya va siendo hora) y en eso estoy.

La cuestión no es decir no por la negación en si, sino porque sepas que a no ser que rechaces algo, solo vas a conseguir resultados negativos para ti. Y eso es exactamente lo que me hubiera producido esta mañana. De haber cedido y no haberme negado, a las 2 horas el estrés hubiera desparecido donde estaba (supuestamente) y para esa persona, pero a mi me hubiera provocado mucho retraso en mi trabajo, que como he comentado en Twitter tenía hasta el punto de que he comido solo en un ratito en la oficina porque no podía venir a casa y me he tenido que quedar por allí sacando trabajo.

Y esa persona, tan estresada en ese momento, al final al final ha estado muy tranquila a partir de media mañana, por lo que el estrés no era para tanto. Pero se que en otro momento menos Zen de mi vida hubiera caído, hubiera pensado que realmente tenía que dejar todo lo que estaba haciendo y que tenía por hacer para ayudar a los demás. Y, por una vez, he sabido no sólo decir que no, sino no sentirme culpable por ello y seguir feliz con mi trabajo dejando que el estrés siguiera ahí en su sitio hasta desaparecer, cosa que no ha tardado demasiado en suceder como os he contado. Y el mal rollo con esa persona también, porque si no acudes luego con malos rollos y dejas que el tema repose un poco, se pueden hablar las cosas con tranquilidad y solucionar los problemas. Y es que esa intención no tiene ninguna mala intención ni ganas de fastidiar a los demás. Simplemente es que se altera demasiado y convierte un pequeño problema o un momento de agobio en lo peor del mundo. No está en el lado Zen de la vida.

En definitiva, que el lado Zen mola. Hay que mirar al lado Zen de la vida. Pensar positivo es bueno. Tener las ideas claras y no dejarte llevar por las circunstancias. Unos segundos de reflexión antes de actuar. Always look on the bright side of life.

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