Borrachos

Un amigo mío me decía que nunca me fiase de una persona que nunca bebe. Consciente o inconscientemente, todos procuramos dar una imagen, intentamos mantener un trato correcto con personas que no soportamos, intentamos guardar nuestros miedos a buen recaudo… Muchas cosas que nuestros cerebros tienen en cuenta antes de que hablemos o actuemos.

El alcohol derrumba muchas de esas barreras. No me preguntéis el motivo científico, que se que existe, pero es así. Este amigo me decía que quien nunca bebe, es que tiene algo que ocultar, que no quiere que se vea esa parte que normalmente «ocultamos». A ver, que no quiero decir que esa parte oculta sea mala. Puede ser todo lo contrario. Puede ser precisamente nuestra parte mas emocional y que, por el motivo que sea, no mostramos habitualmente. No pretendo hacer ningún alegato a favor del alcohol. Solo digo que en ocasiones, en momentos puntuales, no considero ninguna atrocidad tomar unas copas, aunque tampoco es bueno (en realidad es un grave problema) el utilizar el alcohol como vía de escape o como recurso habitual que se empleé demasiado a menudo.

¿Y a que viene esta disertación sobre el alcoholismo moderado?. Pues a que hoy hemos tenido la comida navideña en mi empresa. Supongo que todos sabéis de que va eso de la comida navideña, ¿no? Mucha gente hace cenas de empresa, pero desde hace unos años, en la mía se celebra una comida, generalmente el último viernes anterior a Nochebuena. Vamos, que tocaba hoy día 19. Se hace comida porque es mas fácil que vayamos todos. Para las cenas, solía ser mas complicado y solía faltar gente, mientras que la comida es mas sencillo. Trabajamos solo por la mañana, nos vamos a casa a arreglarnos y todos a comer. Disfrutamos la comida y sobre todo de la sobremesa, que se suele alargar hasta casi la noche. En el caso de hoy, la comida que ha empezado a las 3 se ha alargado hasta casi las 8 de la tarde.
Hacemos el amigo invisible, lucimos nuestras mejores galas, nuestro mejor carácter, nos reímos, cantamos villancicos y algo de flamenquito. Sin duda, un momento bueno que compartimos un grupo de personas pasamos muchas horas juntos, pero que normalmente no tenemos ocasión de pasar ratos así de distendidos, alejados de las tensiones laborales. Y como es normal, prácticamente todos hemos bebido. 
Si seguís mi twiter, sabréis que no tenía demasiadas ganas de asistir hoy a esta comida. Las tensiones del trabajo, los malos rollos que día a día van surgiendo, me hacían ver esta comida como un acto de hipocresía. Todos felices, todos nos queremos, pero el lunes otra vez a acuchillarnos por la espalda. Y no tenía ganas de asistir a lo que hoy he llamado «fiesta de la hipocresía» y que ahora tampoco veo tan radicalmente como hipocresía. Físicamente tampoco me encontraba muy bien, así que esto y mi desgana han hecho que precisamente hoy no haya bebido en exceso. Una cerveza con los entrantes, un par de copas de vino y una copa en la sobremesa. Nada fuera de lo normal para una persona como yo, que bebe en esas ocasiones y que con la cantidad de comida que he tomado, no me han afectado en absoluto.
O eso creo yo, claro. Porque es la gracia del alcohol. Unas copas moderadas y con responsabilidad te sueltan un poco sin que apenas lo notes, el exceso es lo que te hace perder la cabeza y sentirte mal. Y en general, la ingesta de alcohol de la gente hoy ha sido moderada. Y es curioso ver como la gente cambia con esos gramos de alcohol en el cuerpo. Cuanta amistad. Ya no existen malos rollos. Todo el mundo se quiere mucho. ¿O no? Pues me ha resultado curioso ver que no es para tanto.
Realmente me ha parecido ver como los filias y fobias se mantienen en cierta manera. No llegan al extremo del día a día. Somos muchos en una reunión y en el fondo el ánimo es de diversión, de pasar un buen rato. Pero pese a todo, y como en toda reunión de mucha gente, se hacen grupos. Y en el fondo, estos grupos mantienen la misma lógica que el día a día de trabajo demuestra que existe. Pero tambien ciertas asperezas que surgen en el trabajo se liman en esos momentos. Cosas que parecían haber cambiado, en el fondo no han cambiado tanto. Para bien y para mal.
En lo que a mi respecta, he visto que hay ciertas afinidades que creía algo perdidas pero que siguen ahí soprendentemente fuertes. Y me ha encantado. También gente que no estaba muy seguro de que pensar de ellos, he confirmado que efectivamente no quiero ninguna afinidad con ellos mas de lo que el trabajo me haga necesaria. Esas máscaras que desaparecen hacen aflorar lo que para mi es lo mejor y lo peor de cada persona.
En definitiva, me ha hecho ver de nuevo a la gente tal y como es. Desgraciadamente, los compañeros de trabajo no son como los amigos, que los escoges. Aquí no somos muchos y no todos tienen que convertirse en amigos. Pero si hay unos pocos que me alegro de conocer y mantener algo mas que ese trato «laboral». Al resto, me conformaré con seguir sobrellevándolos como pueda a mientras sean compañeros de trabajo.

1 comentario en «Borrachos»

  1. Esto ya va palante. Veo que has cambiado la plantilla, eso ya tiene otra pinta !!! Ademas hoy 4 visitas (la tuya, la mia …. y), jejejejejej. ¿Que tal la comida? ¿Nos veremos este finde?

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.