Cambios: El Hombre tranquilo

Pues si, estamos en plena época de cambios en el trabajo. Y cambios en lo mas importante para mi: las personas. En una misma semana, vamos a tener una baja en nuestro equipo y hemos tenido un nuevo fichaje. Al contrario de lo que le sucede a mucha gente, a mi, en general, me gustan los cambios. No me dan miedo, creo que siempre se puede sacar algo bueno de ellos y, si al final resultan ser para peor, siempre se puede volver a cambiar.

Supongo que tendría que hablar de la baja y el alta, pero de momento voy a dejar la baja para otro día, que cada uno merece un post independiente. Además, prefiero hablar cuando no me pueda partir la cara por la mañana cuando lo lea (jajajaja, vas a tener que esperar un poco mas, amiga, antes de leer sobre ti en este blog). Hoy me quiero centrar en el alta, al que me viene a la cabeza denominar como «El Hombre Tranquilo».

Por favor, que nadie lo tome como algo despectivo, porque no se trata de eso en absoluto. Se trata solo de recalcar su principal diferencia al resto de los que estamos en mi hábitat laboral. En general, mi oficina está poblada por gente histérica, siempre acelerada, corriendo de un lado para otro, sin un segundo de pausa… (me incluyo en este grupo, que quede claro). Aquí hay que pensar y actuar rápido. Prácticamente no hay tiempo de pensar, hay que buscar soluciones rápidas. Esto en general es bueno y casi siempre acaba saliendo bien, pero por supuesto no siempre.

Veo a El Hombre Tranquilo y su carácter es totalmente opuesto. Parece que reflexiona, hace las cosas con detenimiento y cuidado, lo cual no significa que lo haga peor o que sea mas torpe. Veo que es su forma de ser y estar. Además, lo conozco desde hace años, aunque no profundamente, y creo que es así porque es la actitud que siempre le he visto en cualquier reunión, además de que siempre me ha parecido una estupenda persona, opinión que sigo manteniendo totalmente: es una persona que me parece genial y me alegré mucho desde el primer momento que supe que se incorporaría en nuestra empresa. Pero esta actitud, en mi trabajo, me intriga muchísimo.

Siempre hemos tenido la idea de que hace falta gente con sangre, con nervio, capaz de ser rápida y actuar rápido, lo que he comentado antes. Parece que una actitud como la del nuevo no podría encajar nunca con la forma de funcionar de mi empresa, pero yo no acabo de verlo claro. Tengo muchísimas ganas de descubrir varias cosas.

Por un lado, si es capaz de mantener ese talante cuando pasen unas semanas estando dentro de esta vorágine que es mi empresas o acabará pasándose al «lado oscuro» de nervios y estrés en el que estamos todos metidos. Por otro lado, si no pasa a esta zona, si acabará durando tiempo manteniendo esa actitud y llevando todo el trabajo que se espera de él correctamente, o terminará por no funcionar. Y sobre todo, si se cumple la segunda opción y mantiene su actitud y encaja, me demostrará una duda grande que tengo desde hace tiempo: ¿Hace falta tanto estrés y nervios para nuestro trabajo? ¿Existe otra forma de hacer las cosas que funcione, como mínimo, igual de bien?

Me encantaría que esta parte funcionara bien, que siguiera siendo como lo veo y nos enseñará de esta forma que podemos cambiar nuestro chip. A mi me haría replantearme las cosas y espero que a varios también. Entiendo que nuestro trabajo es complicado, mantenemos muchas piezas en el aire que no podemos dejar caer y entiendo que es necesaria rapidez y nervio para que no se caiga ninguna, pero igual no se trata tanto de velocidad como de técnica, que es lo que él pueda aportarnos.

Tengo muchas esperanzas en esta nueva incorporación, en que El Hombre Tranquilo siga siéndolo y nos muestre el camino a una forma nueva de trabajar. Los cambios pueden ser buenos. Espero y deseo que este lo sea.