De vocación: Las personas – Jorge Rivera

De vocación: Las personas – Jorge Rivera

Hoy voy con la charla posiblemente más difícil de todas las que he hecho, y ya van unas cuantas. No porque el invitado sea más o menos famoso o más o menos importante, sino porque hace alrededor de 30 años que nos conocemos y se hace complicado empezar a preguntar y ponerse en el lugar de alguien que no le conozca para hacerle preguntas que te puedan interesar y que, probablemente, yo sé las respuestas. Es más fácil cuando yo mismo tengo esa curiosidad por saber más pero creo que, pese al tiempo, todavía hay cosas que me interesa conocer de Jorge Rivera.

Para que tengas una aproximación muy ligera de lo que hace, pasa por su página web, jriveraproducciones.com, donde podrás conocer algunos de sus proyectos pasados, presentes y futuros. Productor y director de cine y teatro, montador, cámara, guionista, dramaturgo, músico, empresario y autónomo… entre otras muchas cosas como su #mylifeasasecretagent, como él la cataloga en Instagram.

Vamos a ver cómo se da esta charla con alguien que tiene tanto que contar.

Dagarin: Lo primero, como siempre a todos los invitados, darte las gracias por participar. Lo segundo, vista la diversidad de cosas que haces, ¿cuál dirías que es tu vocación?

Jorge: Gracias a ti por la invitación, Dani. Mi vocación laboral es dirigir, sobre todo teatro, eso sin duda. Si tuviese que elegir una sola cosa, es lo que haría. Pero siempre digo que mi vocación son las personas y la comunicación entre ellas. Es el denominador común de todo lo que hago: hablar con personas, ayudarles a mejorar en lo que puedo, y especialmente en comunicación, ya sea con personas u organizaciones, ya sea con arte, sesiones de asesoramiento, o simplemente un café. 

Dagarin: Tus primeros estudios, porque nunca has parado de estudiar, fueron de dirección teatral. ¿Que aprendiste en aquellos años y cuanto de aquello que aprendiste sigues aplicando en la actualidad?

Jorge rivera
Cualquier lugar es bueno para maquinar

Jorge: Además de dirección se estudiaba dramaturgia, así que aprendí mucho sobre las estructuras de los textos a lo largo de la historia, sobre cómo se comunica y lo que tiene que ver con la sociedad y las personas de su tiempo, por eso y mi interés en la percepción acabé en un doctorado de Psicología. Pero por encima de todo aprendí lo que para mí es dirigir: rodearse de gente mejor que tú en sus campos respectivos, y convencerles de que sigan tu idea. No soy un director autoritario, sino de diálogo, aunque siempre digo que no es un proceso democrático y la última decisión la tome yo, que es mi trabajo.

Dagarin: Málaga, tu ciudad natal, no era una ciudad muy volcada con el teatro en aquellos años. ¿Cómo fue levantar esas primeras obras?

Jorge: La Málaga de finales del siglo XX era muy diferente a la de ahora, para bien o para mal. No creo que las dificultades de un principiante sean muy diferentes hoy de las de aquel entonces, pero sí creo que hoy hay más público y más espacios. Y más competencia, claro. Málaga es superproductora de talentos teatrales y audiovisuales, y cada vez más, por suerte.

Dagarin: Desde los primeros años ya combinabas teatro con producción audiovisual, como ese intento, eternamente frustrado por las circunstancias y la tecnología. que fue Un Golpe Definitivo, de cuya maldición se puede ver el documental Imborrable en Netflix. ¿Fue natural ese paso del teatro a rodar cortometrajes?

Jorge: Al menos natural en mí, jajaja. En cuanto salieron las cámaras digitales me lancé a probarlas, y nada más terminar la escuela de teatro, junté a un grupo de conocidos actores malagueños de entonces (Como Pepe González Rubio, Fernando García Rimada y otros diez o doce más) y tratamos de grabar mi primer corto. Además de la presunta maldición del Cortijo Jurado de la que hablo en “Imborrable”, creo que tuve la maldición de la juventud… Ahora lo haría de forma muy diferente.

Dagarin: La juventud nunca es una maldición, hombre: es el momento de aprender. Tras varias obras e intentos de cortometrajes y producciones teatrales de cierta envergadura, emigraste a Dinamarca. Allí te volcaste más en la parte empresarial del teatro que en la creación. ¿Fue algo premeditado o las circunstancias de la vida?

Jorge: Me mudé allí por dos motivos principales: que me había quemado y necesitaba una pausa lejos de casa, y que tenía una novia danesa que echaba de menos su tierra. Si no, hubiese acabado en Londres o Berlín, que eran mis planes originales. Una vez allí, la vida me llevó de trabajar dos horas al día en un almacén de libros y aprender danés, a ser jefe técnico y finalmente director de una casa de la cultura con una sala de teatro y conciertos, dos cines y sala de exposiciones entre otras cosas. El año sabático se convirtió en un periplo de 15 años.

Dagarin: ¿Cómo lleva una mentalidad española dirigir equipos de mentalidad danesa? ¿Qué te enseñó y qué aportaste tú de la mentalidad española?

Jorge: Esta es una charla larga, pero te daré apuntes: tantos años fuera me enseñaron que los españoles somos mejores de lo que creemos, más productivos y trabajadores, somos capaces de echar el resto cada día y de trabajar en una jerarquía establecida, mientras que los daneses son más relajados, se van a su hora y cualquier orden te la cuestionan. No lo digo como algo bueno ni malo, creo que como siempre, lo mejor estará en algún punto medio. Donde yo trabajé, aporté la idea de que a veces no hay tiempo para discutir, y de que es necesario un orden y una estructura. Aquí siempre pensamos que los nórdicos son mucho más estructurados, pero no siempre es así, sólo que ellos se venden mejor. Allí hice un master en economía, y me escandalizaba lo relajado que era lo académico y lo laboral. Pero aprendí a vivir con ellos, y ellos conmigo. La clave es el diálogo, siempre..

Dagarin: Aparte de trabajar, sacaste tiempo para otras cosas, como montar un grupo musical, que llegó a publicar un álbum y tocar en directo con toda una orquesta de fondo, casi nada. Cuéntanos algo de aquella experiencia.

Jorge: Me fui con la idea de mejorar mi técnica de guitarra en un año, y al final  acabé tocando con una decena de grupos y grabando un par de discos, pero lo de la orquesta fue brutal. Fue con el grupo Spoil, y para celebrar el día de la música danesa, nos juntamos con lo que allí llaman una orquesta de armonía (metales y percusión). Hicimos tres conciertos de una hora ese día, dos con centros educativos y 400 jóvenes por bolo, y uno a la noche para público general. Aparte de tener un espectáculo de luces y sonido genial, tocar con 50 músicos detrás tuya, y tocando tu música… es un subidón que no sé si volveré a sentir. Y fue especial tener que estar a las órdenes de un director de orquesta en vez de hacer el burro, jajajaja.

Dagarin: Fueron muchos años en Dinamarca y finalmente decidiste volver a España. Yo sé que una de las principales razones de tu vuelta es que echabas de menos las croquetas pero, ¿Qué más te impulsó a hacerlo?

Jorge: Bueno, mi época allí se había acabado. Como con otras relaciones, hay veces en que el otro no tiene más que ofrecerte. Yo había llegado a la mayor categoría como funcionario público a la que yo quería aspirar, y un día me dijo mi jefa “ya te puedes relajar”. Y yo pensé que me quedaban veintitantos años, y no soy capaz de relajarme ni una semana… De repente me encontré agobiado por la seguridad y la certidumbre danesa. Tenía una casa, un plan de pensiones, un trabajo de por vida… de repente me di cuenta de que podía perderme en esa seguridad y convertirme en lo que no soy, y acabar con mucho dinero, pero muy infeliz. Y decidí volverme con un colchoncito para volver a dedicarme al teatro, al cine, a la música, y a otras cosas que me interesen. Eso sí, sigo volviendo a menudo a Dinamarca porque tengo buenas relaciones personales y laborales, y sigo teniendo una pata en cada país, espero que por mucho tiempo.

Dagarin: No has vuelto a Málaga sino a Madrid. ¿Sigue siendo Madrid el lugar en el que hay que estar en España si quieres conseguir algo a nivel profesional?

Jorge: Bueno, depende de lo que quieras conseguir. Madrid es sin duda el sitio donde te puedes relacionar con la gente que corta el bacalao, hay eventos todos los días, van todos los artistas internacionales, y hay un espíritu de vida internacional, cosmopolita y frenético al que yo me acerco cuando el cuerpo o la necesidad me lo piden. Si quieres tener una pequeña tienda de alimentación, hay muchos sitios mejores para alcanzar el “éxito” profesional, pero para temas artísticos y corporativos, sobre todo a nivel internacional… me toca Madrid, al menos por unos años. 

Dagarin: Pendiente de estreno en España tenemos Osario Norte, escrita y dirigida por Jose Manuel Serrano Cueto y donde ejerces de productor. Un proyecto en el que lleváis años involucrados y que por fin parece ver la luz. ¿En qué situación está ahora mismo la película?

Jorge: El documental está terminado, ya se ha programado en dos festivales argentinos, y siguen llegando ofertas del otro lado del charco. En España esperamos estreno, ojalá que en el primer trimestre de 2024. Estoy seguro de que va a tocar a muchas personas, y el director y yo, que estamos muy implicados con el tema, vamos a moverla mucho, ya sea por festivales, cines, televisiones o asociaciones de vecinos. Es una historia necesaria. 

Dagarin: Tienes toda la razón, es muy necesario que se vea esta historia. En un registro totalmente diferente estás moviendo La Herencia, una obra corta y sorprendente que no sólo diriges sino que has escrito y producido y que también está teniendo una muy buena acogida. ¿Qué te aporta el teatro que al final siempre acabas volviendo a él?

Jorge: “La herencia” surgió como un experimento, escribir una obra cortita para dos amigos y disfrutar en el local de ensayo…pero por suerte está gustando y ya llevamos un año haciendo funciones y teniendo maravillosos encuentros con el público. Este encuentro es lo que me aporta el teatro, respondiendo a tu pregunta… primero con los actores y colaboradores de la obra, y luego con el público. Me encanta que se discutan las ideas, y me encanta la idea de poder sentarme en la misma sala que el público y que me cuenten qué les gusta y qué no, qué han entendido, qué han echado de menos… el debate es superenriquecedor. Y el cine no me aporta eso, aunque siempre que puedo voy a presentar mis pelis y hablar con el público. 

Jorge Rivera en Sacrilegio
En el rodaje de Sacrilegio, corto producido por Jorge y escrito y dirigido por Pedro Casablanc

Dagarin: Algunas charlas post-pase de La guerra más larga, que algunas he visto, han sido desde luego fantásticas. Como todo el que pasa por aquí, no te libras de responder sobre la Inteligencia Artificial, el gran tema de la web. ¿Estás dando algún uso ya a la IA en tu trabajo artístico?

Jorge: No, ninguno. Por simple curiosidad tonteé con Midjourney en una versión temprana, pero no acabo de pillarle el gusto. Prefiero trabajar con personas, aunque tarde más en hacer las cosas y sea más caro. No tengo prisa por llegar a ningún sitio, y no creo en el “arte digital” ni la “inteligencia artificial”. Sí es cierto que uso herramientas dentro de algunos programas, pero yo a eso no lo llamo “Inteligencia”, sino “capacidad de procesado”. Uso una herramienta para trabajos repetitivos y básicos como limpiar el sonido de una grabación, por ejemplo. Para mí la IA es una herramienta, como una batidora: te hará un puré, pero no hará arte.

Dagarin: En muchos ámbitos de tu trabajo está presente. Desde la creación de guiones, ilustración, etalonaje, edición de video… ¿crees que llegaremos a ver trabajos completos hechos por una o varias Inteligencias Artificiales?

Jorge: Bueno, ya se ven muchas ilustraciones, incluso en carteles de ayuntamientos, hechas por IA. No va a sustituir el proceso ni la expresión artística, y siempre habrá una resistencia de arte hecho por y para humanos, pero obviamente las grandes empresas apostarán por “purés” que sean rápidos y baratos de hacer. Me aterroriza ver concursos de poesía hecha por inteligencia artificial, pero ya los hay, y encima con dinero público. Soy un carcamal, pero un carcamal orgulloso de serlo, jajaja.

Dagarin: Podríamos hablar muchísimo más de mil temas, pero mejor invitamos a los lectores a que visiten tu web para ver todo en lo que andas metido, que es mucho y muy interesante. Si quieres aprovechar unas líneas más para hablar de “tu libro”…

Jorge: Mi libro es tan largo, que digo lo que tú: os invito a ir a la web, suscribiros al boletín de noticias mensual, o seguirme por redes. Que si ahora cuento proyectos y cosas nos liamos para otra entrevista.

Dagarin: Pues muchas gracias por la generosidad, nos seguimos viendo en las redes y fuera de ellas. 

Jorge: Preferiblemente con unas croquetas. Gracias a ti.

Lo dicho, No me queda otra que invitarte a visitar la página web de Jorge porque es imposible en una charla abarcar todo lo que hace este hombre del renacimiento (o titiritero, como yo le digo). En jriveraproducciones.com  encontrarás alguna sorpresa, como la posibilidad de ver gratis uno de sus documentales “de guerrilla”, Gazpachuelo, o tener su agenda a mano por si pasa cerca de tu ciudad para representar alguna obra o hacer alguna proyección de sus películas. Y por supuesto toda la información de todos sus trabajos, entrevistas en prensa, radio, televisión…

Ah, que casi se me olvida: puedes seguirle también en Instagram o twitter, que es donde encontrarás información casi en vivo y en directo sobre cuando se hacen pases, eventos, actuaciones….

No dejes de visitarla y nos vemos en breve con otro invitado especial.

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