Black Friday
Por si acaso alguien no se ha enterado aún, mañana es el Black Friday. Y el lunes el Ciber Monday. Y pasado nochebuena y el otro navidad. Bueno, estás dos últimas cosas no es cierto. Falta justo un mes para Nochebuena y un día más para navidad, pero es que pegaba.
Black Friday. No creo que ninguno a este lado del atlántico sepamos exactamente qué es eso del Black Friday, sus orígenes y demás. Es otra fiesta extendida por efecto de la globalización y que nos viene de Estados Unidos. No seré yo quien me ponga a explicar la historia de este día, que viene asociado al día de Acción de Gracias pero lo que aquí sabemos de esta fiesta es que con este viernes se da el pistoletazo de salida a las compras navideñas, al consumir por consumir. Y es que en eso estas fechas que llegan son unas campeonas. Gastos y excesos en todo, absolutamente en todo. Regalos, fiestas, comer, beber, desfasar, vacaciones, luces, música, cariño, azúcar, tristeza, odio… todo se magnifica en estos días, como en la casa de Gran Hermano, y todo da comienzo en este Black Friday.
Antes todos adornábamos la casa el puente de la Inmaculada, ¿verdad? Por mucho que el Mercadona o El Corte Inglés saquen los turrones a principios de octubre nosotros nos mantenemos firmes pero este Black Friday está cambiando un poco todo en general. Y ojo, cuidado ahí, que yo soy un gran defensor de la Navidad. Me gustan estos días y sus excesos. Y sí hoy jueves ya ha hecho mis primeras compras de Black Friday. Soy consumista nato, lo confieso. Pero hoy quiero compartir un par de reflexiones y saltarme una pequeña norma bloguera. Al lío.
Hoy he tenido una tarde de mierda en el trabajo. Insufrible. Sólo, con presiones varias, clientes dando por culo (perdonad que me libere soltando alguna expresión malsonante), compañeros que no han terminado de dar la talla aunque suelen hacerlo con creces… una mierda de tarde que ha sido el colofón a un dieta de mierda en lo laboral que sólo se ha salvado por el descanso de mediodía con las compras de Black Friday y las risas con Buena Gente a la que adoro y quiero con locura. ¿Qué sería de mi sin esos buenos ratos que me dan la vida?
Y así, en general, es la vida laboral de la mayoría de nosotros: No siempre es un desastre como hoy pero en general si que es algo que nos ocupa mucho tiempo pero no nos llena. Es así. Trabajamos porque es nuestra obligación, nuestro deber para cumplir todas la obligaciones que tenemos. Llegan estas fechas y con mil detalles que nos damos y damos a los demás se supone que nos recompensa. Comprar cosas. Ese se supone que es nuestro fin. E insisto, me meto el primero, no intento criticar sino reflexionar. Comprar parece ser nuestra meta, ¿no creéis? Lo que nos hace feliz. No tiene que ser a nosotros mismos. Quizás a nuestros seres queridos o a nuestros hijos, para proporcionarles seguridad, alegría, tranquilidad… ese es nuestro objetivo: consumir de una u otra manera.
Ahora es cuando viene eso de saltarme una norma del blog: hablar de terceras personas de forma concreta. No me gusta hacerlo pero espero que nadie se moleste. Os voy a hablar de una de mis sobrinas. 21 años. Ha decidido de momento dejar los estudios. Ha trabajado en un restaurante en verano, como tantos jóvenes, y ha conseguido ahorrar para comprarse una furgoneta. Nada más. Su único objetivo. Ha dejado el trabajo y se está dedicando a perseguir su sueño: trabajar con caballos. Sin más y sin menos. No tiene pretensiones ni planes de futuro más allá de vivir cada día. Como decía en la última conversación «yo con tener para un bocadillo al día, no necesito más». Ese es, maomeno, su plan de vida. Tienes planes tan difusos como lineas dibujadas en la arena de una playa, nada convincentes. Va improvisando cada día. Cierto es también que cuenta con una buena red de una familia y, creo, unos amigos que difícilmente la dejarán caer del todo, pero todos tenemos algo así, ¿no? Piénsalo, lector/a. Si te quedaras sin nada… ¿No tendrías padres, hermanos, amigos, familiares… que de una u otro forma te darían un plato de comida y un techo? Al final es lo que deberíamos necesitar es sólo eso. ChimPun.
Hablaba con ella y rezumaba felicidad por cada poro. Cada día es diferente para ella. Hace lo que quiere, maomeno. Hace lo que le gusta. Conoce gente. Disfruta cada día. Ha conseguido algo tan difícil como ser feliz. Por supuesto que no piensa en el Black Friday, en un móvil nuevo, en comer de lujo, la furgoneta que ha comprado tiene más años que ella y no da para mucho pero la trae y la lleva. Ella y su perro. Y una vida por vivir.
Cuando las cabezas pensantes y serias imaginamos una vida así pensamos que está loca, no me lo neguéis. Que hay que pensar en el futuro, en comprar una casa, en ahorrar, en tener unos estudios, en cuando se quiera casa, cuando tenga hijos, cuando sea mayor… lo normal, lo convencional. Lo que se sale de ahí nos parece una locura.
Hablaba ayer de esto con una amiga. con MI Amiga y me dejó una pregunta para la reflexión que yo, generosamente, os cedo a vosotros. ¿Y si los equivocados somos nosotros? A esa pregunte le uno la tarde que he pasado yo hoy haciendo algo que odio pero que he de hacer para poder tomar mi gintonic, comprarme un iPhone o cenar en la calle con unos amigos un viernes. Le sumo a la pregunta la cara de felicidad que tenía mi sobrina cuando hablé con ella, esa sonrisa que no le cabía en la cara. Le sumo las preocupaciones absurdas que tenemos tantas y tantas veces con las cosas de pareja, sentimientos, amigos, trabajo, compromisos… y la veo a ella libre. Sumo todas esas cosas y me da por pensar que es más que posible que los equivocados seamos nosotros, preocupados por el Black Friday y las cenas de Navidad como si nos fuera la vida en ello mientras la vida se nos pasa entre preocupaciones y horas malgastadas en cosas que no queremos hacer.
Reflexiones un Black Thursday cualquier.
PD: Ya os lo dije: mucho hablar pero yo también he caído en el Black Friday y he aprovechado un descuento para hacerme con mi Kindle. De ahí la foto que ilustra el post.
Pues me uno a la reflexion de tu amiga y hasta cierto punto la envidio un poco Dani, hay que ser muy valiente para vivir asi en un largo plazo, lo malo es que a lo mejor con la edad y los compromisos le toca dejarlo y asumir un trabajo convencional, donde no todos tenemos la suerte de estar a gusto (y los que la tenemos tenemos nuestros momentos) Solo desearle suerte a tu sobrina y que le dure este periodo (y que lo disfrute)
Disfrutarlo sin duda lo está haciendo. Que dure lo que dure, que ojalá sea mucho. Y que a ti te dure mucho también lo de estar feliz con lo que haces!
Un abrazo!
Me parece que es lo que tiene que hacer a esa edad….otra cosa es que siga queriendolo hacer cuando tenga 40 años….
Algunos ni a esa edad lo hemos hecho. Y seguramente deberíamos
Mucho que comentar Dani, pero mucho! Permíteme que lo deje para mañana así no me espabilo que intuyo que el viernes va a ser negro de verdad….. para empezar mi móvil ha decidido no cargarse más (ahì queda eso), no lo necesito nada más que como alarma porque para el resto uso la telepatía por lo que veo.
Esperando esos comentarios mañana y suerte con ese movil. A ver si se recupera.
Aquí estoy de nuevo! Me ha encantado el post para empezar porque es de los que me hacen pensar, y mucho. Me planteo mi actual situación laboral que no es precaria ni abundante pero tampoco me ilusiona. Me paso el día viajando de un lado para otro (no flipes, sólo por la provincia) y quitándome horas de descanso o disfrute para lograr pagar una casa en la que nunca estoy. Mi familia se ha acostumbrado a no contar conmigo entre semana, la cual me paso esperando a que llegue el sábado para descansar y estar con ellos. Una vida de lo más normal hoy en día… y lo de siempre… con suerte!. Y ahora leo lo de tu sobrina y algo me recorre el cuerpo, algo como un escalofrío, una señal que me avisa que lo estoy haciendo mal, que no he pillado bien el concepto de esto que se me ha dado. El otro día me escapé a un campito a comerme un bocadillo y mandé una foto a mi hermano contándole que tenía una hora y luego vuelta al trabajo y la estaba disfrutando muchísimo, a lo que me respondió «pues el campo es gratis» Apilicuá!!! Así que ponme en contacto con tu sobrina que yo pongo los bocadillos y la mitad de la gasolina y a ver dónde amanecemos mañana, quizás en un campo gratis. Besazo
¿Siempre estamos a tiempo para rectificar? Yo te doy su móvil y yave si flipais las dos. Poco más que añadir a tus reflexiones: que no puedo estar más de acuerdo.
Besazo!
Perdone caballero, no le eche tanta cara que aquí el bloguero es usted. No me haga esa pregunta y piense. Piense y escriba su siguiente post… y ya reaccionaré!!!
Pensaré y pensaré y un post escribiré
Furgoneta, campos felices…. estooo de qué hablamos exactamente? para todo eso hay q tener pasta y más de la que pesáis! esa vida es más cara que la mía seguramente. Que la sobrinísima de su opinión que nos interesa mucho!!!!!
Nada, nada. Eda vida está tirá de precio, seguro. A ver si se manifiesta
siempre, siempre, que leo algo relacionado con «parad el mundo que yo me bajo» pienso lo mismo, muy guay la furgoneta el perro y los caballos, pero si tienes un accidente, una enfermedad grave, adonde vas? a la sanidad pública, que se mantiene con los impuestos y cotizaciones de todos los que no dejan sus trabajos para perseguir sus sueños, y no, no es lo mismo dejar el trabajo cuando la alternativa es dormir en la calle, que cuando hay unos billetes calentitos de mamá y papá esperando.
Como te dije hace unas fechas y no recuerdo bien donde, yo no tengo plan de pensiones, ni podré cobrar una pensión normal en un hipotético futuro porque a mis 45 años solo tengo unos meses cotizados. Pero hace tiempo que eso dejo de quitarme el sueño
Tu sobrina no está loca. La vida nos la complicamos a veces nosotros mismos.
Eso es lo que cada vez pienso más, que los equivocados somos los que pensamos demasiado.
Un abrazo!!