Pasear

¿Os he contado alguna vez que me encanta pasear? No me suena, pero si me repito espero que me disculpeis. Pues eso, que mencanta pasear.

Aqui estoy parado junto al ‘río’ que divide Málaga escribiendo esto en el móvil, que publicaré al llegar a casa porque dudo que el 9% de batería que me queda de para acabar. Y si, mencanta pasear. Solo, por triste que os parezca. Sin música ni nada. Escuchando la ciudad. Y pensar. Si, ya se que he dicho alguna vez que pensar está sobrevalorado, pero pienso. Recuerdo cosas. Reflexiono. Pienso en mi día.

Pienso lo mucho que me gusta cervecear solo. Pienso en la cerveza que he compartido virtualmente con mis followerciños este mediodía. Pienso en La Madriguera, el bar donde estaba cuando la compartí, y me acuerdo de la pintada tan graciosa que había en el interruptor del baño. Y la comparto en Instagram. Para más señas es la foto que ilustra el post. Y pienso quien habrá tenido la ingeniosa idea de escribir esa nota haciéndose pasar por un interruptor.

Pienso en mi mediodía y en las cervezas compartidas. Pienso en el montón de cosas que quería haber dicho y al final han quedado en el tintero o donde quiera que queden las cosas que uno piensa decir y no dice. Algunas porque pierden importancia, otras porque no tienen ninguna importancia, otras porque quedan solapadas por cosas mucho más interesantes, otras porque no procede decirlas, algunas ‘son absurdas’, la mayoría porque hay cervezas que deberían ser eternas para poder hablar todo lo que apetece hablar y compartir.

Pienso en mi birra acompañado del dia y que me ha sabido a tan poco, como todas con alguien increíble, ya tu sabes.

Pienso en mi trabajo a gusto. Pienso en que hay gente a la que admiro por su eficacia. No me había dado cuenta hasta que alguien ha entrado en mi mente y me lo ha enseñado. Y eso te hace además cogerle cariño porque a mi los inutiles, ufff. Pienso que hay gente a la que no soporto pero que, si soy capaz de abstraerme de ciertos elementos, me pueden aportar grandes momentos. Nada comparable a la cerveza compartida, donde va a parar, pero momentos más que agradables.

Pienso en mi pescadera. Si, ya os he hablado de ella antes. Pienso qué pasaría por sentarme en su mesa una de estas tardes que compartimos café cada uno en una mesa. Solos los dos, como hoy. Y decirle algo romántico y bonito como ‘¿ola k ase? ¿te importa que me siente contigo o k ase?’ Preguntarle como se llama, si está casada/comprometoda y, en caso negativo, que mencanta y que si le importaría que quedasemos para tomar algo y averiguar si estamos hechos el uno para el otro como a mi me parece.

Pienso que alguien me decía que con El Comité igual abandonaba más este bllg. Imposible. Este sitio es mi casa, mi refugio, el patio de mi recreo. No es nada serio ni premeditado. No lo abandonaré jamás aunque, como si de un buen amigo se tratará, habrá veces que nos veamos más y otras menos. Pero post y desahogos como este sólo tienen cabida aquí. Y lo sabéis.

Me gusta pasear. Y reflexionar. Mencanta diafrutar/me/te