Espejos
¿Habéis pensado alguna vez lo poco que nos gusta en general enfrentarnos a los espejos? Y ojo, que por espejo no me refiero solamente al que usamos para vestirnos, acicalarnos y darnos algún que otro retoque antes de salir de casa. Por espejo entiéndase cualquier cosa que nos enfrente a la cruda realidad. Objeto, animal o incluso persona. Puede ser una verdad que nos diga un amigo o una prueba médica cuyo resultado no nos guste. En general mucha gente reniega. Os pongo un ejemplo más «objetivo»: la informática. Me explico.
Cuando me dedicaba a cuestiones informáticas y hacía programas a medida muchas veces mi labor era realizar análisis de los datos. Cruzar albaranes de compras con ventas, pedidos, tiempos, fechas…. y dar unos resultados legibles de manera más o menos sencilla. Podía tratarse de un análisis de los tiempos medios entrega de pedidos o del beneficio que se obtenía con tal o cual producto o servicio. Es parte de lo que deben aportar las bases de datos, lo que ahora se llama el Big Data. Cruzar datos de aquí y allá para obtener información mucho más útil.
Cuando tras horas y horas de análisis y pruebas se obtenía el resultado se presentaba al cliente en cuestión. Cuantas veces escuché eso de «esto está mal, el ordenador se equivoca». Decenas, cientos, puede que miles de veces. Aún lo escucho alguna vez. Cuando realizo algún análisis con los datos de la empresa. «Eso está mal». A veces, muy pocas, es cierto: está mal. O quizás no está afinado del todo. Igual te dice que el plazo de entrega son 76 horas y son 74, pero no van a ser las 24 que el cliente cree que son.
Nos cuesta aceptar la realidad, enfrentarnos al espejo y que la idílica imagen que tenemos de nuestro mundo no sea la que esperamos. O quizás no tan idílica, pero es la imagen que tenemos. Y lo mismo nos sucede con nuestra vida. A veces rehuimos los espejos. Esa realidad que nos duele, que nos perturba, que no queremos aceptar aunque sepamos que está ahí. Huimos de los espejos. Preferimos muchas veces vivir en nuestros mundos a medida.
Y es que hace falta ser valiente para aceptar la realidad tal como es y, si se tercia, cambiarla. La técnica del avestruz suele ser bastante aceptada. Tiene un amigo en twitter, o tenía, una frase un tanto dura: tu dime la verdad que yo ya decidiré si duele. Hay que ser fuerte para enfrentarse a la realidad. Para que no tener miedo al espejo, tomar decisiones, analizarse y conocerse uno mismo para que lo que imaginamos sea lo más parecido posible a la imagen del espejo. Pero de los débiles nunca se escribió nada. ¿ O era de los cobardes?
Continuando aquel otro post: me gusta la gente valiente que se acepta, se conoce y se reconoce.
Me quedo con esta línea: «Y es que hace falta ser valiente para aceptar la realidad tal como es y, si se tercia, cambiarla.» Sé como es mi realidad, y la afronto a diario con la intención de cambiarla pero nunca sé si llego a conseguirlo porque quizás los pasos que doy hoy tienen reflejo en un futuro que no consigo ver ahora mismo. Es lo malo de ser aries (si crees en estas cosas), quererlo todo y ahora (como cantaba Queen).
Una vez, alguien me llamó valiente por expresar lo que sentía. A día de hoy, todavía intento discernir si fui un valiente o un estúpido por dar aquel paso… lo que para unos es valentía, para otros es estupidez; todo depende del cristal con el que lo miras.
Un abrazo!!
Expresar lo que se siente nunca es de estúpidos, es de valientes. Estúpido es quien no ve el tremendo valor de ese hecho. Eso si, hay que hacerlo con mucha precaución porque no hay nada que te muestre más desnudo y vulnerable que eso. Por eso hay que ser valiente y tener claro en quien puedes confiar.
De tu futuro, paciencia Jordi. Me consa que luchas pero es una guerra larga. Sigue que cualquier día todo dará sus frutos.
Un abrazo Jordi!!
Sí que supo ver ese valor, pero esa valentía no dio los frutos deseados; por eso digo si fui un valiente o un estúpido…
A pesar de todo, eso es lo que no me falta: Paciencia!! Aunque como una buena amiga nuestra dice, esté montado en una montaña rusa.
La subida es lenta en las montañas rusas pero en cuanto empiece la diversión…. 😉
Estoy haciendo un boquete en el suelo, luego comento.
Si que es hondo el boquete!! Lo siento, tenía que hacer el chiste!! 😛
jajaja. Dale tiempo hombre. No hay que ser impaciente 🙂
Prefiero una realidad que duela a un espejismo inocuo de eso estoy seguro.
Pero si profundizo reconozco que en algunos casos extremos me haría trampas a mí mismo.
Si dicha realidad no me gusta y no puedo cambiarla entonces sería capaz de crear mi propio espejismo que me permita seguir adelante. Es decir mimetizo dicha realidad y me creo otra paralela viviendo ambas a la vez, una que la vivo como un autómata y otra que mantiene la razón para seguir viviendo.
Ejemplo. Relación sentimental. No funciona, se corta: la vida sigue porque racionalizo el fracaso. Funciona, uno de ellos fallece: la vida se detiene porque no puedo racionalizar el hecho…entonces creo una realidad paralela por ejemplo compartiendo con otra persona dicho recuerdo.
Ejemplo: Padezco una enfermedad terminal. Quiero saberlo? Por una parte, ¡no!…quiero seguir viviendo mi “felicidad”. Por otra parte, ¡si!…cambiaría la dirección de mi “felicidad”.
Ya ves me considero una persona realista, blanco o negro, si o no, pero tu post me ha confundido.
!No ha estado nada mal la confusión, me ha dado que pensar!
Saludos
También procuro ser de los de si o no, cero o uno, blanco o negro, pero el mundo se empeña en tener infinitos grises 🙂
Me alegra haberte hecho pensar, espero que para bien.
Un saludo!