El café de las 4
Qué importante es para mi el café de las 4. las 5 o si me apuráis el de las 6. Incluso el de la mañana. Ese que empiezas a tomar a las 9 o 9:30 con alguien y cuando te das cuenta se han convertido en 2 o tres cafés, 2 horas de charla y ganas de pedir ya un par de cervezas. Ese café en la calle, con alguien. Con una persona especial. Novio, novia, amigo, hermana, madre, padre…
Ese café para tomar despacio porque está calentito. Ese café en el que el café es lo de menos y lo de más es la compañía. No hace falta que sea en una tetería con olor a incienso, velas, música relajante y aires morunos. Puede ser en una cafetería de barrio terriblemente ruidosa en la que parece que va a resultar imposible entenderse pero por arte de birlibirloque todo ese ruido desaparece y solo existe esa mesa donde estás compartiendo un café.
Solo, mitad, cortado, nube, sombra, largo, carajillo, descafeinado de sobre o de máquina. Hasta admito un té de algo extraño, menta poleo o manzanilla. Da igual. No es más que una excusa para sentarte junto a alguien y charlar. Supongo que por eso a esta serie de charlas que he publicado con personas interesantes las he llamado «Un café con…». Porque quiero que sean esas charlas que tienes con alguien tomando un café, algo distendido y agradable.
Quizás por eso aunque haya tomado café justo antes de salir de casa me tomo otro antes de entrar en el trabajo en la cafetería de la puerta de la oficina. Si hay algún compañero charlo con el o con ella. Si no, que es lo habitual por las mañanas, saco el móvil y abro Guasap, twitter, Facebook… y charlo con vosotros mientras tomo mi café. A esas horas con cafeína, doble en vaso de caña grande. Últimamente con sacarina por prescripción facultativa.
Me hablaba el otro día una grandísima amiga de como cada tipo de vino te despierta una serie de emociones. Como un blanco fresco incita a una conversación animada, ligera y llena de risas. Más aún un espumoso, o como un buen crianza anima a la seriedad, a tratar otros temas, a cierto respeto. Sólo el tipo de vino ya genera emociones. A mi el café siempre me incitará a hablar y escuchar. Confesiones de café
¿Un café?
Ponlo!! ;-))
Marchando!!
jajaja, si que es importante sr. Dani, lo curioso es que a mí nunca me ha hecho tomarme un café a solas, «fuera de mi casa». Pues aquí estoy compartiendo contigo este!! Cheers, santé, a tú salud.
me encanta esa reflexión!
have a nice day!!
Yo también estaba tomándolo solo pero ahora ha estamos acompañados los dos 🙂 la magia del café e Internet!