Felicidad

La felicidad es encender unas velas en casa. Una copa de vino. Empezar un nuevo libro. Sacar la manta del altillo del armario donde lleva guardada desde hace meses y sentir que me abraza en el sofá. Oír la lluvia ahí fuera y yo aquí dentro tan tranquilo. Comprobar que sigue habiendo gente generosa por el mundo capaz de dar sin esperar nada a cambio. La felicidad es saber que has acertado con un regalo. Recibir un WhatsApp de esos que me sacan una enorme sonrisa justo cuando menos me apetecía sonreír y que me hagan olvidar todas las tonterías.

La felicidad es que gente que apenas me conoce confíe en mi y se preste a colaborar conmigo y ayudarme. Sentir que gente a la que aprecio me aprecia. Que Marta Fernández me envíe una invitación para el envento de presentación de su libro o me diga «tenemos que hacer algo para tu blog». Y que en una de sus respuestas me llame Amigo. ESO es felicidad. Es quedar con unos amigos a cenar en su casa y pasar la noche en pijama y zapatillas, charlando «repantingados» en el sofá sin guardar ningún tipo de compostura. Es hablar de todo y poder abrir nuestros corazones. Es escuchar un «Te quiero» o que se te escape un «te quiero» sin que sea por amor, sólo y nada menos que por ese cariño que llegas a tener por gente a la que adoras. Esa sonrisa sincera y a veces cómplice que me dedica alguien muy especial.

La felicidad es una niña que se suelta de los brazos de su padre y viene corriendo a abrazarme sonriendo de oreja a oreja. La felicidad es no pensar más que en el presente y sentir que en ese momento todo tiene sentido y es perfecto. La felicidad aparece en cualquier rincón, en muchos rincones. No dejemos de estar alerta y de saborear cada instante. Y cuando la tempestad arrecie, no tendremos que más que volver a ese instante para que las penas sean menos duras y recordar que la felicidad está en los pequeños detalles.