Café, un churro y un vasito de agua

Café, un churro y un vasito de agua

ChurrosTan sencillo y tan humilde como eso. Un descafeinado de máquina, un churro y un vasito de agua. Ya no había ni que pedirlo en el bar, se lo ponían sin preguntar. Ese era el desayuno de mi madre cada sábado por la mañana cuando podía salir de casa. Su pequeña «travesura», que su diabetes no le permitía esos lujos, pero que narices, un día es un día.

Un paseo de casi 10 minutos para llegar al bar de la esquina, al que cualquiera de nosotros tardaría apenas 2 minutos en llegar. Llegaba agotada siempre. Pero se reponía y se quedaba a la espera de ese desayuno de reyes para ella. El café amargo, sin sacarina ni azúcar. Llegaba y ella envolvía ese sobrecito de azúcar en una servilleta y se lo echaba al bolsillo, nunca entendí muy bien para que lo guardaba. Supongo que rellenaba el azucarero con él, que todo detalle cuenta. Que mi madre bajaba si hacía falta 3 veces a hacer la compra a 3 sitios diferentes para conseguir siempre el mejor precio de cada cosa. «Es que en el Supersol el aceite vale 6 céntimos menos que en el Mercadona y es el mismo». Otros tiempos, otra mentalidad. Así era mi madre.

Y mientras comía ese churro, totalmente feliz, hablábamos de todo lo importante en la vida: de la familia, del trabajo, de la gente… de política y tal no le interesaba hablar. Eso para los demás. De mis sobrinas, de mis hermanas, de sus dolores, del tiempo, de mis planes, del Canal Cocina, … Así era mi madre. Sencilla. Luchando hasta el final por sacarle el jugo a la vida. Disfrutando todo lo que podía. Sin vicios ni placeres caros. No hay desayuno más humilde, pero que feliz puede ser una persona si lo único que necesita son cosas sencillas y alguien con quien echar un rato de charla.

Esta mañana he desayunado en el bar donde tantas veces he desayunado con ella y donde ya no podrá ir más. He pedido churros, café y vaso de agua. Yo tres churros, que aún estoy creciendo aunque sea a lo ancho. Y después me he ido a la playa a escuchar música, recordarla y a llorar. Porque le echo de menos mucho más de lo que podía imaginar. Estos golpes son como los físicos: en caliente duelen menos pero conforme pasa el tiempo cada vez son más dolorosos.

No iba a escribir esto porque me parece que hay cosas íntimas que uno no debe publicar, es lo que suelo hacer, pero tres razones me llevan a estar aquí ahora sacando fuerzas de donde apenas tengo para rematar esto:

1.- Quiero dar las gracias muy muy especiales a «Los 4 Fantásticos» amigos que me emocionaron tanto el domingo con ese ramo que enviaron. Si por algo merece la pena todo esto de internet es por llegar a conocer a gente así y sentir tanto tanto cariño aún estando tan lejos como estáis. A vosotros especialmente y a todos los que estuvieron o llamaron, muchas gracias

2.- Me gustaría dar un consejo, si me lo permitís: Quered a vuestra gente querida. Estad con ellos. Visitad a vuestros padres y abuelos si ya os habéis independizado. No dejéis de decirles que les queréis, aunque algún día que otro discutáis, es lo normal en gente que se quiere. No dejéis para mañana ese abrazo que quizás ese mañana no llegue.

3.- Tercero y principal: Si alguien importante ha habido en mi vida es mi madre y lo menos que se merece es que escriba aquí unas palabras hoy por ella y para ella. En esta mi pequeña casa virtual dejar aquí este recuerdo para que todo el mundo sepa que aunque se ha ido siempre seguirá aquí y que si soy quien soy es gracias a ella.

En uno de los momentos que estuvimos una de sus nietas y yo con ella en la sala urgencias, uno de los enfermeros que estaba revisando las máquinas nos dijo con una sonrisa cariñosa «Se ve que sois una buena familia y que la queréis mucho». «Si. Es que no lo hizo nada mal y se hizo querer muchísimo» le dije.

Me acuerdo de mi querida E. (gracias muy muy especiales también a ti, ya sabes) al escribir este post. Intuyo lo que pensarás al leerlo, pero sé que lo entenderás, My Friend. Supongo que necesitaba este post y llorar todo lo que he llorado al escribirlo para poder comenzar a cerrar esta herida que tardará en cicatrizar. Prometo empezar a retomar los post positivos en nada. Me quedo con su forma de disfrutar los pequeños placeres y con esta sonrisa que tenía hace apenas una semana abrazada a mi hermana. Esa era mi madre y, por supuesto, la queríamos muchísimo.

Gracias por todo Mamá. Siempre conmigo aunque ya no estés.

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6 comentarios en «Café, un churro y un vasito de agua»

  1. Preciosas palabras Daniel. Uno piensa que siempre va a tener a sus seres queridos ahí y no es así. Nadie vive eternamente y no nos damos cuenta hasta que alguien cercano muere… Nos golpea la vida, nos perdemos en buscarle sentido a todo esto… Me quedo con ése azúcarillo guardado en el bolsillo…. Me quedo con la felicidad de las pequeñas cosas… Un beso enorme!

  2. Precioso Daniel .

    Post necesario para como dices cerrar página, quédate siempre con lo bueno.

    Aunque no la tengas aquí seguro que nunca deja de estar a tu lado.

    Un abrazo.

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