Mi afición por el Email

Soy muy fan del EMail, del correo electrónico de toda la vida. Eso es así. Sé que soy un antiguo, clásico, desfasado o lo que queráis pero me gusta enviar y recibir correos electrónicos. Me hace una ilusión tremenda cuando en mi bandeja de entrada aparece un correo que no es informando de una factura, una oferta o algo así, porque por desgracia el correo electrónico sufre la misma maldición que sufre el correo postal: la publicidad y la seriedad

Hace años, con la invención del teléfono, el correo postal casi ha desaparecido. ¿Para qué escribir una carta cuando puedes hace una llamada e inmediatamente recibir respuesta y mantener una conversación? Toda esa colección de correos intercambiados prácticamente pasó a la historia. Todo a través de teléfono. Sin embargo yo mantuve conversaciones epistolares hasta mediados de los 90, ahí es nada, sobre todo con una amiga de Segovia y otra de Vic. Intercambiábamos fotos, cintas de cassette, algún CD, pequeños regalos… pero sobre todo intercambiábamos conversación. Me encantaba recibir esas cartas, escritas a mano o con máquina de escribir, sentarme tranquilo en el sofá y leerlas con calma. Reír y emocionarme con ellas, dedicarles su tiempo y con calma ir al escritorio y escribir una respuesta. Sin prisa, escribiendo varios borradores hasta que al final estaba lista y la pasaba a un folio en blanco. Ensobrarla, sellarla y echarla al buzón. Y esperar.

15 días es lo que normalmente tardaba en recibir respuesta, entre que iba la leían y respondían. Y esos 15 días de intriga a veces eran insufribles pero esa espera resultaba encantadora. Mirar cada día el buzón cuando se acercaban los 15 días esperando ver entre las cartas del banco y los folletos del PRYCA (ahora reciclado en Carrefour) ese sobre con el destinatario y el remitente escritos a mano. Era fantástico.

Algo así está pasando con los Email. Guasap, SMS, Messenger, DM de twitter o de Facebook, Google Hangouts o incluso las ya casi obsoletas llamadas. Cada día es más raro recibir un Email que no sea profesional. Ya sea publicidad, el banco (siempre el banco), notificaciones… Es raro que aparezca un destinatario que sea una persona conocida y física y que te mande un mail. Y mira que el mail es instantáneo también, pero requiere algo más de tiempo escribirlo, requiere algo más de tiempo leerlo. Hoy siempre queremos lo inmediato y rápido. Pero yo sigo enviando EMails. Me encanta.

Y mira que muchas veces no recibo ni respuesta, pero me gusta dar al botón de Redactar y ponerme a escribir con calma, dejando que fluyan los pensamientos sin sentirme cohibido por el número de caracteres. Sabiendo que quien lo lea podrá dedicarle el tiempo que quiera cuando quiera. Y no os digo nada la ilusión que me hace recibir un correo electrónico. Cuando el iPhone notifica correo de …. y no es Microsoft, Apple, Adoptauntio,… Cuando es una persona «real» no lo abro inmediatamente si no estoy tranquilo. Si ando en el trabajo o por la calle espero a estar en un lugar tranquilo para leerlo con calma. Igual son dos lineas, pero cuando no lo son disfruto horrores, sea de lo que sea.

Se habla mucho de la muerte del correo. Por desgracia lo veo y lo siento también así pero ojalá le queden muchos años y pueda seguir enviando y recibiendo cartas electrónicas. Y es que un Guasap, aunque encantadores muchas veces, nunca tendrá la magia de una carta, aunque sea electrónica. Igual es que soy un romántico.