Once upon a time

Once upon a time

Hubo un tiempo en que para mi el horario de entrada y salida al trabajo era sólo una referencia. Hubo un tiempo en que los sábados no se trabajaba… a no ser que hiciera falta. Hubo un tiempo en que para trabajar el lunes tenías que ponerte en carretera el domingo y recorrer, solo o junto a un compañero, media España. Hubo un tiempo en que las horas extras no eran tales, porque las horas eran las que el cuerpo aguantaba para poder terminar el trabajo a tiempo.

Hubo un tiempo en el que yo trabajaba en una empresa y era feliz con mi trabajo. Y ya lo he comentado más de una vez, aquí, pero hoy más que contar algo quiero preguntaros a vosotros: ¿Qué os motiva a echar horas extras, si es que las echáis? ¿Es el precio que os pagan por ellas, que siempre puede ser una ayudita para llegar a final de mes? ¿Es la necesidad del trabajo, de la tarea que tenéis entre manos? ¿Es el miedo a que si no las echáis os puedan despedir?

Tengo un compañero que no para de quedarse en la oficina a comer, que no le importa trabajar ningún sábado o domingo, que no mira la hora de salida nunca… Yo en broma me meto con el y siempre le digo que si es que no tiene vida propia, que siempre está trabajando, pero imagino que si dedica tantas horas al trabajo es por lo mismo por lo que yo hubo un tiempo que lo hacía: porque se encuentra a gusto. Supongo que sabe que es su trabajo y no le duele. Será capaz de aislar lo malo, que todo trabajo lo tiene, y centrarse en lo positivo. Será capaz de automotivarse, porque está claro que en mi trabajo la única motivación que existe es la que tú seas capaz de darte, nadie te motiva desde fuera. Por lo que sé, no existe motivación económica, aunque claro está que yo soy un inocentón y es posible que esté cobrando todas esas horas y forrándose, no lo sé, pero lo dudo.

Ojalá yo encuentre la forma de automotivarme pronto. Mejor dicho, de no dejar que las desmotivaciones me afecten tanto, porque automotivación no me falta, pero necesito una coraza más fuerte. Me encanta la gente que, como ese compañero, va a trabajar motivado y que no le supone cada mañana un esfuerzo sobre-humano levantarse y enfrentarse al trabajo diario. Y hubo un tiempo en que yo mismo era así, incluso en este trabajo y no hace demasiado tiempo, pero la coraza se debilita y necesito ir a un herrero que me la arregle para poder seguir resistiendo todos esos envites externos y que mi automotivación no se resienta.

Hubo un tiempo en que me encantaba mi trabajo, un tiempo en el que las críticas me daban igual, un tiempo en que ese tercio de nuestras vidas, o mas, que dedicamos al trabajo no eran una tortura. Espero poder conseguir que ese tiempo vuelva pronto.

NOTA: Texto escrito sabiendo que muchos dirán que no tengo derecho a quejarme. En un país con casi 5 millones de parados y donde un alto porcentaje de los que trabajan lo hacen con contratos de mierda y sueldos de más mierda aún, tener un trabajo fijo y con un sueldo razonable debería ser motivación más que suficiente. Y no se me ocurre dudarlo, pero también tengo derecho, como todos el mundo, a querer mejorar.

5 comentarios en «Once upon a time»

  1. Mira Gemer, aunque parezca un tópico hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar. He tenido un montón de trabajos en los que todos he echao horas por un tubo, la mayoría de ellos eran obligadas. En mi primer curro, las echaba porque el trabajo me apasionaba y disfrutaba como una enana hasta me dí cuenta, que era explotación. Ahora no me queda otra que echar horas porque tirar hacia adelante de un negocio es duro. Pero te aseguro que aunque trabajo a todas horas. Siempre saco un rato largo para compartir con mi gente 1.0 y 2.0… y tu compi…pues yo le recomendaría que se lo hiciera mirar porque las horas extras son insalubres…

  2. Daniel, te daré la razón las dos primeras líneas.

    Ya!

    No, mira, si uno de verdad no está a gusto con lo que hace, y lo que haces influye negativamente en tu vida, a pesar que paga tus facturas, si no reaccionas y actúas en consecuencia, tienes un serio problema.

    Y aquí entra algo que siempre se olvida, la voluntad humana.

    Esto sirve para todos, no solo para aquellos privilegiados que por posición y profesionalidad tienen donde elegir ya que “se les rifan” sí, tienen esa ventaja.

    Veras yo conozco personas que en un momento dado han dicho hasta aquí, y se han bajado de la burra, una burra que le permitía disponer de todo, y ahora con lo ahorrado y un pequeño negocio en medio de una montaña viven muy bien y disfrutan de la vida y los suyos.

    Obviamente pertenecía al mundo laboral privilegiado, pero también conozco lo mismo en tipos con sueldos normales, un día se levantaron y dieron el portazo.

    La voluntad humana amigo Daniel, hay privilegiados ganado un pastón haciendo lo que quieren, y créeme, en su momento pusieron sus condiciones, es más si no son con sus condiciones estos se largan, sí, son privilegiados, pero se la han jugado para hacer y disponer de su vida.

    Al igual que lo conozco en personas con sueldo normal, igual, si ese trabajo no le satisface y no le permite vivir la vida, cortan por lo sano, vale, tienen fama de culo de mal asiento, pero viven feliz, y es más, no le falta el trabajo.

    Esto no es fácil, ahí te doy la razón, hay que tenerlos bien puestos y las ideas muy claras, y saber qué es lo que se quiere, y estar dispuesto a luchar por ello, y obviamente a saber renunciar a determinadas cuestiones. El que algo quiere algo le cuesta, siempre.

    Yo también en su momento me canse, y desde ese momento vivo de mis negocios, ahora con la larga crisis las cosas son más complicadas y te toca trabajar más y de prescindir de cosillas, pero chico, que gusto el poder mandar a un cliente a hacer puñetas porque lo único que hace es j**e, que gustito te quedas, y ese poder de decisión de “esto lo hago por esto, y así, si lo quieres bien y si no, pues buenos días”, que gozada, no es fácil y tienes tus renuncias, tus sacrificios, pero te permite ser tu mismo y estar con los tuyos, por ejemplo si yo hubiera dependido de alguien me hubiera sido imposible ayudar a mi padre hasta su marcha, y aunque es algo muy duro, me queda esa pequeña satisfacción de que me ha tenido ahí y yo he podido estar junto a él.

    Voluntad humana, si quieres, puedes.

  3. Cobardía, miedo, conformismo… quizás todo junto. Quizás es más fácil quejarse que salir del trabajo con una mano delante y otra detrás e irte a vivir donde te reciban, que casi sería mi caso.

    No lo se. Me gusta quien tiene el valor de hacer esas cosas, pero me da que siempre hay algo detrás, que siempre hay algún tipo de colchón que permite estar, al menos un tiempo, tranquilo.

    No creo que ahora la cosa esté para arriesgar así, posiblemente sea miedo, no se, pero en lo que se puede, se intentan provocar cambios.

    Un saludo.

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