Periodistas

Las cosas vuelven a su cauce, por aquí. Quedarán secuelas, pero todo volverá a la normalidad, mas o menos. Y hoy vuelvo a la carga escribiendo. Y me apetece hablar de periodistas. Porque si, porque me apetece, porque hoy es hoy. Pero sobre todo, porque ahora mismo hay periodistas que lo están pasando francamente mal para hacer su trabajo.

Y es que nos pensamos que todo el monte (el mundo en este caso) es orégano. Y nada mas lejos de la realidad. Estamos acostumbrados a ver periodistas de todo tipo a todas horas en televisión. Bueno, periodistas y pseudo periodistas, claro, que igualmente en este tema no es oro todo lo que presuntamente reluce. Deportivos, de corazón, políticos, de sucesos. Los hay que informan, los hay que deforman. Los hay que nos hacen llegar la información con veracidad y los hay que nos la hacen llegar sesgada y pasada por su personal filtro. De derechas, de izquierdas y de centro. Hasta periodistas «absurdos» capaces de crear ellos la noticia tirándose contra un castillo de arena que han tardado horas en construir.

Aquí puedes libremente escoger Intereconomía o La Sexta para informarte. Escuchar La Ser o La COPE. Tu decides si quieres tener la visión sesgada de cada uno de ellos u optar por vías mas «de centro» en otros lugares. Pero hay lugares donde eso no es así. Hay lugares en el mundo, más de los que algunas veces nos damos cuenta, donde solo tendría cabida Intereconomía o La Sexta. La otra, según el páis del que hablemos, no tendría derecho a existir y a dar su visión. Y es malo, muy malo, pero puede ser aún peor. Porque si en uno de esos países donde falta la libertad suceden acontecimientos extraordinarios, llegan periodistas de otra raza, los «corresponsales». Esos que van desde otros países a cubrir las noticias a pie de calle. Esos que no llevan una visión sesgada y condicionada por el régimen en vigor. Y eso es malo para ese régimen, claro, porque de repente cientos de ojos se centran en lo que está ocurriendo y empieza a destaparse toda la basura acumulada bajo las alfombras.

Eso está pasando hoy en Egipto. Hoy hay cientos o miles de ojos nuevos que están viendo aquello con la mirada limpia, que están acostumbrados a no decir más que lo que ven y transmitirlo al resto del mundo. Que no van a decir lo que quieren que se diga, sino lo que realmente ven. Y eso es bueno para Egipto, pero no para un señor que durante décadas está enseñando sólo lo que le interesa, gobernando un país a su antojo. Y no olvidemos que con el beneplácito de casi todo el mundo, porque no molestaba y echaba una manita en ciertos asuntos delicados.

Hoy ese señor, sirviéndose de mercenarios ya que su propio ejército no se muestra dispuesto a enfrentarse a sus compatriotas, está intentando cerrar todos esos ojos. Pero no lo está consiguiendo. Porque son muchos y son Periodistas en su mayoría. No de los que se sienten periodistas por escribir una columna en un diario o participar en debates muy sesudos. Son Periodistas de Raza, de los que se están arriesgando quedándose allí para que nosotros podamos saber lo que ocurre realmente y traernos imágenes como la que encabeza este post para que lo veamos con nuestros propios ojos.

Son Periodistas especiales, gente que merece todo nuestro respeto y que deberían merecer toda nuestra admiración y reconocimiento. La gente que lo transmite desde allí y los que desde aquí, con lo que les llega y los medios que tengan, nos transmiten todo lo que sus compañeros consiguen sacar como pueden. Y por desgracia no solemos conocer ni sus nombres.

Y me da mucha rabia ver que un informativo no empiece hoy hablando de eso y relegue el trabajo de sus propios compañeros, estos Periodistas, a un segundo o tercer plano. Y prefieran destacar la oferta de empleo de Alemania a los ingenieros españoles en lugar de dar paso a quien está allí luchando por muchas cosas importantes, peleando por informarnos. Y por desgracia, eso acabo de verlo. Y no lo entiendo.

El otro día leí que los periodistas no deben ser los protagonistas de la noticia. Y puede que sea cierto. No deben ser protagonistas, pero creo que todos deberíamos dar mucho más valor a el trabajo de estas personas, sobre todo en días como hoy, del que normalmente le damos. Porque no están de vacaciones, porque están luchando POR NOSOTROS, para que podamos saber, para que no seamos borregos, para que podamos entender y decidir.

Sirva este humilde escrito como reconocimiento a todos esos hombres y mujeres que están allí dándolo todo por nosotros. Y no me quiero olvidar de sus familiares y amigos, que no les debe quedar otra que asumir que son como son y sentirse orgullosos de ellos.

PS: Para muestra, un botón.