Secretos

Quien no tenga secretos, no es de fiar. Creo que mi yo desconfiado de las redes sociales ya lo dijo una vez. ¿quién no tiene un secreto, secretillo, confidencia…? Que secretos hay de muchos tipos también.

Hablaba el otro dia con un amigo de esas cosas que sabes en secreto. Esas cosas que se supone que no debes saber pero las sabes. Y en esas estas cuando alguien te está mitiendo en tu cara y tu lo sabes por conocer ese secreto. Que goze supremo. Tu por dentro riendo y valorando su capacidad de mentir. Que ojo, muchas veces lo hacen para proteger ese secreto y puede que hasta lo estén pasando mal por mentir, pero ese momento de diversión no te lo quita nadie. O incluso aunque nadie te lo haya dicho, sabes la verdad y que te están engañando, aunque sigas la corriente.

Hablaba con otro amigo (si, estoy de vacaciones y tengo mucho tiempo para hablar con amigos) de esos secretos a voces. Esos secretos que nadie debe saber pero que a poco que escarbas ha salido hasta en Sálvame. Que patético resulta cuando te viene alguien a contarlo, en confianza, y ya es la quinta persona que te lo confía. Que pena da si hay alguien afectado que un dia se lo confió realmente a alguien que se fue de la lengua y así.

También por supuesto hay secretos que en realidad se difunden con la secreta esperanza, o no tan secreta, de que se hagan públicos o al menos lleguen a esos oídos a los que tu nunca te atreverías a llegar. En plan «Joe como me gusta Antoñita, me encantaría salir con ella pero me moriría de vergüenza pidiéndoselo. No le vayas a decir nada a nadie ¿vale?» En realidad eso se traduce como «yo no tengo cojones de decirle nada, ¿se lo dices tu de mi parte?» No sólo de amores, hay secretos que en realidad son una forma de lanzar mensajes.

Luego están los secretos mas serios, que también los hay. Están esos secretos que sabes que existen, sabes que te afectan pero no llegas a conocer. Haces cábalas, dudas a veces de su existencia y crees que eres un mal pensado pero de vez en cuando algún comentario suelto de alguien te vuelve a certificar que está ahí, aunque no sepas exactamente qué es ni si de verdad es importante.

Y para terminar están los que de verdad duelen: los propios. No todos los secretos propios duelen. Hay cosas que uno guarda porque si, porque no aporta nada hacerlos públicos. Son secretillos de infancia o cosas que uno no debe decir pero también hay algunos que duele retener. Quizas no son graves o incluso no son ‘secretos’ a veces son sentimientos que duelen y no puedes compartir. Decepciones, dolores, enfrentamientos que evitas y que se quedan dentro…

Otros si son secretos. Cosas que descubres, haces o te cuentan y que sabes que debes llevar por siempre a buen recaudo. secretos de familia. Que tire la primera quien no tenga algún secreto de familia, algo que ha hecho que sabe que jamás debe compartir, un señor de marrón que pasaba demasiado tiempo en casa, como diría el gran Gila. También es cierto que algunos de esos secretos se llevan con alegría. Son cosas que disfrutas secretamente. Otros son terriblemente dolorosos. Algunos incluso no llegas a saberlos del todo pero pesan como una losa de vez en cuando.

Todo esto viene porque el otro día en el libro de Maxim Huerta destaqué una frase: lo secretos pesan demasiado si los carga uno solo. Se lo comenté a una amiga y me lo corrigió: Los secretos se disfrutan demasiado si los carga uno solo. Ambas frases son ciertas, todo depende de que secreto hablemos. Algunos se disfrutan, otros pesan, otros se comparten, otros divierten… Secretos para todos y de todos los colores.