El Comité – Preparando el viaje
Miércoles, 17 de Mayo de 1961
Cada vez me gusta menos el viaje de mañana. Sí, es alto secreto, pero siempre que llamo a alguno de mis contactos en Strausberg o en la sede principal de la Volkspolizei a alguien se le escapa algo. Uno es casi socio fundador de la Policía Popular. Entré a principios del 46, cuando esto apenas era una idea sin despachos serios, administración ni “Vopos” en las calles. Me gusta ese término. Me gusta que la gente haya acortado nuestro nombre y se quede en ese diminuto Vopos en lugar de Volkspolizeis. Me hace pensar que nos ven como algo cercano y en cierto modo querido. Así me considero.
La cuestión es que por muchas llamadas que he hecho desde el lunes y muchas sutiles preguntas que he realizado nadie es capaz de decirme de qué va lo de mañana. O realmente es algo muy privado a lo que vamos a asistir 4 gatos o han sido capaces de que por fin algo confidencial sea confidencial.
Sea como sea la cosa pinta realmente importante. Lo único que he conseguido averiguar, y ha sido de casualidad, es que el mismísimo Erich Honecker tiene previsto asistir. O eso imagino yo. No tengo ninguna confirmación oficial pero cuando alguien como el secretario del Comité Central se desplaza se requiere cierta logística y seguridad. Algunas comunicaciones solicitando refuerzos para su vigilancia y para asegurar el hotel donde ya debe estar descansando de cara a la reunión de mañana me dan a entender que tendré ocasión de volver a saludarle.
Hace muchos años que no le veo. Cuando el cuerpo se estaba organizando sí tuve que tratar con él en diversas ocasiones. Me gusta. Es un tipo comprometido con sus ideas, nuestras ideas. Un tipo que en plena Guerra Mundial siguió manteniendo y luchando por sus creencias políticas hasta el punto de acabar en la cárcel por ellas 10 años se merece todo mi respeto. 10 años desprovisto de libertad por el mero hecho de pensar diferente a los que mandaban. Lo fácil que hubiera sido «convertirse», renunciar a ellas y continuar en las calles luchando cada día o simplemente viviendo. Él no. Se mantuvo firme y se atuvo a las consecuencias. Es una de esas cosas que admiro profundamente.
A medida que Erich ha subido, y bien ganado que se lo tiene, ha quedado fuera del grupo de personas con las que suelo tratar, pese a que durante unos meses estuvimos trabajando codo con codo. Me gusta la idea de volver a saludarle. Estoy seguro de que me recordará. Sin embargo también me preocupa. ¿Qué pinto yo en una reunión donde estará el mismísimo secretario del Comité central?
No cabe duda de que debe ser una reunión importante. Creo que será mejor que abandone esta tarea escritora por hoy y descanse. Mañana me espera un pequeño viaje y una reunión seguro que intensa.
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