El Comité – El intérprete

El Comité – El intérprete

Martes, 30 de Mayo de 1961

En días como hoy me dan ganas de que se construya el muro de las narices o de reforzar las fronteras o de hacer alguna maldita cosa para evitar que los buenos trabajadores de este país se marchen a trabajar al otro lado de la ciudad. De nuevo mi delegación se ha quedado sin intérprete. Y entiendo que desde un punto de vista egoísta es normal pero ¿es que nadie se preocupa por el bien nacional, el bien común? Es la base de nuestro sistema socialista: poner el bien colectivo por encima del individual pero aquí a las primeras de cambio cualquier se marcha donde le dan algo más de dinero.

En cada delegación necesitamos un intérprete. Los tiempos están cambiando desde aquellos años en los que todos los documentos había que escribirlos en perfecto alemán, inglés, ruso y francés para que estuvieran disponibles y comprensibles para las 4 naciones que se repartieron nuestra ciudad. Edad de oro para todos aquellos que dominaban cualquiera de esos idiomas.

Hoy no es imprescindible por ley pero es muy necesario. Hasta el punto de que en todos nuestros cuarteles tenemos al menos un traductor que nos permita leer información “del otro lado” y enviar comunicados y órdenes. Pues ayer nos quedamos sin el nuestro… una vez más.

Y lo entiendo. Suelen tener relación con los cuerpos de la zona RFA y si son buenos en su trabajo no tardan en recibir alguna oferta de trabajo. ¿Quién se va a negar a seguir haciendo el mismo trabajo cobrando 20 o 30 veces más?. Con esos sueldos de la RFA aquí son ricos. Por supuesto ese dinero no está libre de impuestos, ya que viven aquí, que lo paguen, pero muchos acaban mudándose a la otra zona precisamente para evitar eso.

La conclusión es que cada poco tiempo nos quedamos sin intérprete y tenemos que buscar uno nuevo. Cada vez es más difícil encontrar a alguien realmente bueno, ni siquiera decente, y muchas veces tengo la sensación de que empiezan a trabajar con nosotros con la vista puesta en pegar el salto. Es bastante frustrante.

Sé que no es además la única profesión. Cualquier trabajador cualificado recibe fácilmente oportunidades para hacerse rico en el Berlín Occidental. Ingenieros, arquitectos, profesores,… Muchos incluso lo hacen de manera ilegal. Pasan a diario a trabajar al otro lado pero no declaran esos ingresos para no pagar impuestos. Es una sangría lo que está ocurriendo con nuestra juventud y nuestro talento. No entiendo que no sean capaces de ver las enormes ventajas que les van a reportar nuestro sistema socialista. Se ciegan con las rápidas recompensas de felicidad del capitalismo y se dejan atrapar. Esto me hace volver a la idea del Muro y a las razones que se esgrimían para su construcción. Una de ellas era evitar la despoblación que se está produciendo de nuestro Berlín. Y cuando veo estas cosas lo entiendo.

Por supuesto eran argumentos internos. De cara a la galería son otros los argumentos a vender porque en el fondo suena a una forma de “atrapar” a nuestros jóvenes y a la gente válida. Eso no queda bien en público pero en días como hoy donde tengo que llevarle una montaña de papeles a Heidi para que me ayude con las traducciones veo muy lógico intentar detener esta huída de capital humano, sin duda uno de los bienes más preciosos que tenemos.


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