Trastero

Trastero

No me gusta nada la palabra trastero y menos aún el concepto que conlleva. Empecemos por algo sencillo, ver de donde viene la palabra. Básicamente viene de la palabra Trasto y, según la RAE, un trasto es una Cosa inútil, estropeada, vieja o que estorba. Y yo siempre he pensado, desde siempre pero cada vez más, ¿Que sentido tiene tener una habitación dedicada a almacenar cosas inútiles?

No sé si sigue la moda pero lo cierto es que hubo un tiempo en que la gente estaba loca por tener trasteros. Cuanto más grandes mejor, para llenarlos de trastos, de cosas totalmente inútiles. Que si libros viejos que jamás volverá a leer, que si una cama del dormitorio del niño que está vieja pero se guarda por si algún día hace falta. El coche de radiocontrol al que se le ha roto la transmisión por si a algún día nos da por arreglarlo. El televisor desvencijado, analógico, casi en blanco y negro, por si algún día …. no sé me ocurre que utilidad podría tener.

Los porsi, ese es el principal alimento de los trasteros. Por si un día lo necesitamos o alguien lo quiere, cuando sabemos que con casi total seguridad acabaremos comprando otro cuando nos haga falta porque no recordaremos que está o será más cómodo comprar que rebuscar entre ese montón de basura.

Sin duda los porsi son el principal alimento de los trasteros y el segundo plato, o el postre si preferís decirlo, es la nostalgia. Es que esto me da pena tirarlo. ¿Cuantas cosas no yacen en un cajón de vuestras casas, altillo, cajón bajo la cama… porque os da pena tirarlos? Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y no, yo no seré quien la tire porque ahí tengo un altillo con un Modem USRobotics de 56K maravilloso sin abrir al que jamás voy a dar uso pero que me da pena tirar. O una unidad Zip de 100MB que ya no puedo conectar prácticamente a ningún ordenador porque va al puerto paralelo. Y el Libro Gordo de Petete, tomo azul, que con paciencia compraba cada semana en fascículos y que mi padre me llevó a encuadernar.

Con los años y las mudanzas he aprendido a tirar, no intentar no tener trasteros en forma de habitación, cuartucho o altillo en el ropero. Trastos y trastos que en mis primeras mudanzas tuve que cargar y que poco a poco fui aligerando. Hago limpieza de trastos periódica y cada día son mas exigente con lo que guardo por nostalgia. Los porsi soy experto en rechazarlos. Para la nostalgia aún me falta un punto de determinación.

Comencé hace ya un tiempo la lectura de La Magia del Orden. Esa señora que ha escrito el libro vivi de ir a las casas de la gente a enseñarles a tirar cosas. Es algo más pero se puede simplificar así. Muchos de los consejos que da los aplicaba pero luchar contra la nostalgia… ella misma sabe que es lo más duro pero en ello estoy y a ello voy con la próxima.

Toca limpieza, limpieza dura e intensa. Toca deshacerse de algún porsi y de mucha nostalgia. Será duro a ratos, pero es necesario. No es falta de espacio, es necesidad de evolucionar, cambiar, volar, crecer… y eso con tanto lastre es complicado.

En definitiva, que penséis muy bien si necesitáis trasteros. Si es para convertirlos en vuestro lugar de ocio y refugio, como conozco algunos, perfecto. Si es para alargar la vida absurdamente de muchos objetos, pensad en Wallapop, Madre Coraje o sencillamente la basura para llenar vuestra vida de aire limpio.

Como siempre, mi más que humilde opinión.

PD: Ordenar lo físico siempre ha sido para mi la mejor forma de ordenar lo espiritual y ya sabéis que ando en busca del equilibrio y el orden.

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