¿Quién soy?

A veces me asalta la duda: ¿Quién soy? ¿Quienes somos?

¿Somos quienes creemos ser o somos la imagen que los demás ven de nosotros?. Lo que pensamos o lo que proyectamos, que no tiene porqué ser lo mismo. Y no por falsedad o por hipocresía sino por valentía, por no «querer molestar», timidez… Quizás damos una parte de nosotros que no se corresponde con la realidad, o mejor dicho qué es sólo una parte de esa realidad. La otra la guardamos para nosotros o para otras personas. Nos mostramos a cada persona como sentimos que debemos hacerlo, como nos transmiten que podemos hacerlo o simplemente como nos sentimos. Hay personas con las que te desnudas sin siquiera saber por qué y otras, la mayoría, con las que guardas siempre ciertas cosas a buen recaudo.

¿Somos nuestro yo interior que a veces guardamos celosamente o somos ese yo que transmitimos? Yo creo que más bien somos todas esas personas. En el trabajo, hablando con amigos de confianza, me suelen tener por un histérico. Alguien con poco autocontrol que fácilmente se altera, «se pone rojo» y salta sin motivo aparente. Igual eso es lo que provoca en mi este trabajo y ciertas situaciones. Esta misma mañana me han vuelto a decir en una conversación de trabajo que estaba agobiándome cuando nada más lejos de la realidad, pero esa es la imagen que se tiene de mi. Ven sólo una parte de mi, la que ha sacado, la que me han sacado, con el paso de los años. Una de las peores versiones de mi.

No hace mucho una amiga, una de esas que me conoce bastante mejor, me dijo que admiraba de mi la capacidad de sacar siempre algo positivo de todo. Fue precisamente de ella de quien aprendí que en esta vida hay que sacar siempre lo positivo y dar la mejor versión de uno mismo siempre. Ella lo practica continuamente repartiendo alegría y optimismo y me lo ha contagiado. Por desgracia no es siempre así. Demasiadas veces pienso en lo peor, pero es algo que intento evitar porque no me conduce a ninguna parte. También ve sólo una parte de mi, una de mis mejores versiones porque ella me ayuda a sacar a la luz esa faceta de la cual me siento muy orgulloso.

Mi más mejor amiga dice que le transmito serenidad, que soy un hombre tranquilo. Con esa persona me siento tranquilo. A gusto, en paz, seguro. Siento que puedo reír, hablar, mostrar sentimiento, expresar lo que llevo dentro, no contener nada…  y eso me da paz. Eso me tranquiliza y ve esa parte de mi. Esa en la que más me siento yo mismo. En la que lo malo se diluye pero no se esconde. En la que siento confianza y siento que me hablan con sinceridad y respondo a ello. Podría decir que posiblemente conoce la parte más completa de mi, aunque haya partes que todavía desconozca, al igual que hay gente que no ha visto esa parte «tranquila» de mi. Con ella siento que puedo mostrarme tal y como soy.

Y esto me hace pensar en la gente que conozco. ¿Qué conozco de ellos? ¿Qué versión me dan? Insisto, no hablo de que me mientan. Más bien hablo de qué versión de ellos les «inspiro», que parte se sienten cómodos en mostrar. Es curioso pensar que quizás creo conocer a mis amigos (algún día hablaré de eso de los amigos y los Amigos) y puede que si mirase por un agujerito descubriese mil sorpresas. Y pienso en esa gente que conoce a alguien, a mi o a otras personas, y no «rasca», se queda en esa primera impresión o en esa imagen que da. La de sorpresas que se llevaría. Y lo feliz que me siento por saber que conozco ciertos «yoes» (¿o serían «yos»?) de algunas personas que muy pocas personas han visto porque han sentido que conmigo podían mostrarse así. Y eso me ha hecho conocer a personas espectaculares que están de ocupas permanentes en mi corazón porque son maravillosas.

En definitiva, que no tengo claro quien soy ni me importa demasiado. Supongo que soy muchos personas a la vez. Igual soy tranquilo, divertido, optimista, histérico… pero lo que nunca he sido ni espero ser es aburrido. Reflexiones nocturnas, ya sabéis. Esos post a los que no debéis hacer mucho caso.