Wearables y Big Data en salud
Ya lo he comentado en más de una ocasión: la tecnología debe estar al servicio del hombre y, especialmente de la salud, incluso hablé de algunas cosas sobre Tecnomedicina en el último post que escribí en Los Escotes de Alicia hace ya más de un año. La semana pasada gracias a unos twits de la amiga Emma me puse sobre la pista de un congreso que se ha celebrado en Madrid sobre Wearables y Big Data en Salud. A ver, traduzco el título.
Wearables son los dispositivos tecnológicos que podemos llevar puestos. El elemento más de moda son las pulseras cuantificadoras que monitorizan nuestra actividad. Orientadas hoy en día principalmente al deporte y ver nuestros progresos a la hora de practicar ejercicio, cada vez estás pulseras están llegando a recopilar más datos sobre nuestra actividad física en general, la calidad de nuestro sueño, etc. Y por supuesto cada vez más se están desarrollando dispositivos wearables capaces de tomar más datos como presión sanguínea, pulso, temperatura corporal, incluso niveles de ciertos elementos en sangre, como la glucosa u oxígeno, y crear alertas en el propio dispositivo, en nuestros móviles o incluso a distancia: familiares o centros de salud.
Pero no pensemos sólo en pulseras. Desde pequeños chips implantados hasta camisetas, zapatillas o cualquier elemento que llevemos puesto puede convertirse en una fuente de información sobre nuestra salud sin que tengamos que hacer nada para estar controlados. Simplemente ponernos una camiseta puede estar llevando un registro de nuestras pulsaciones, temperatura, nivel de respiración… Nos podríamos olvidar de tensiómetros, glucómetros y todo tipo de «ometros» que tantas veces olvidamos usar o incluso no sabemos bien como utilizarlos.
Se han visto elementos tremendamente futuristas como cascos neuronales que miden en tiempo real nuestra actividad cerebral y que pueden indicar, por ejemplo, niveles de cansancio o incluso mover objetos con la mente. También cosas que no por menos vistos son menos importantes como unas sábanas capaces de ayudar a la prevención de úlceras a pacientes que no pueden moverse o la integración de la tan cacareada «gamificación» en la salud, convertir el cuidarnos en un juego. Hubiera sido una gozada poder estar y probar todas esas maravillas.
Pero todo esto suelto, siendo importante,se queda en nada cuando lo integramos con el Big Data. La capacidad de unificar todos estos elementos, todos estos datos, en algún gran ordenador central capaz de obtener resultados. Conclusiones a nivel individual sobre cada uno de nosotros ayudando a prevenir futuras enfermedades o a mejorar las que padecemos. Pero también a nivel global, ayudando a prevenir epidemias, mostrando evoluciones que nos enseñen relaciones nunca antes vistas entre ciertos elementos con la salud. Por ejemplo que influencia puede tener el vivir en ciertos entornos para padecer ciertas enfermedades, ciertos hábitos alimenticios que creemos saludables pero que quizás a la larga demuestren daños insospechados… Todo esto y mucho más es el Big Data aplicado a la salud. O debe llegar a serlo.
Cruzar datos, de forma anónima (ahí puede radicar el peligro, en la no privacidad de esos datos) de manera que sin darnos cuenta estemos contribuyendo en mejoras y descubrimientos sobre la salud global. Aportando nuestra experiencia hoy para la salud de quizás otras muchas personas el día de mañana.
Por desgracia sólo he podido ver lo que se ha estado tuiteando y no he asistido a un congreso que estoy seguro que ha sido apasionante. La amiga Emma si que ha estado y desde aquí la invito por si puede aportar su experiencia de primera mano a modo de comentario en este post o incluso si quiere colaborar contándolo en un post propio, sería todo un lujo y un placer.
La tecnología al servicio de la salud es algo que ojalá avance a pasos agigantados. Todo avance tiene sentido cuando repercute en la mejora de la calidad de vida de las personas. Ojalá pronto muchas de esas cosas que se han visto allí estén al alcance de todos. Y sin ser yo especialmente patriótico, me llena de orgullo y satisfacción ver que en España, pese a todo y pese a como se está (mal)tratando la sanidad surgen iniciativas así de interesantes.
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