La socarrada

La socarrada

La SocarradaHay historias que parece que sólo pueden ocurrir en las películas o a los americanos. La de La Socarrada es una historia que me trae a la cabeza aquel garaje donde en los 70 Steve Jobs y Steve Wozniak se embarcaron en esa locura que terminó siendo un referente mundial creando Apple. La Socarrada no cambiará el mundo pero es una historia similar de creer en un proyecto y embarcarse en el con todas las consecuencias.

Verano de 2010. Dos amigos de estos que se reúnen de vez en cuando por el simple placer de compartir unas cañas y pasarlo bien juntos se dan cuenta de que no hay apenas cervezas «gourmet». Las cartas de vinos de los restaurantes son cada vez mayores y más completas pero de cervezas, las 4 marcas tradicionales de toda la vida. Nada especial que sea apto para maridar y acompañar una buena carne. De ahí surge la idea. Hace falta esa cerveza, una cerveza que sea diferente, artesana y que te la puedan ofrecer en un restaurante para dos personas, como la típica botella de vino para compartir. Una cerveza excepcional y que, como dicen por aquellas tierras valencianas, de donde son estos dos amigos, sea «mel de romer» (miel de romero), algo excpecional. De ahí surge la idea de hacer una cerveza con romero y miel de romero.

Yo imagino un «no hay huevos de hacer nuestra propia cerveza» entre Rafael y Sergio. Y ya sabemos lo que pasa cuando se pone un «No hay huevos» por medio. Estos dos amigos se embarcan en la aventura de hacer su propia cerveza, sin tener ni la más remota idea. Viajan a diferentes fabricas y países hablando con maestros cerveceros y aprendiendo todo lo que pueden hasta que por fin lo consiguen. Tienen una especie de «fórmula magistral» y deciden llamarla «La Socarrada«. Proceso totalmente artesano que en principio encargan a otra fábrica porque ellos no disponen de medios para elaborarla.

Siguen las locuras y en 2012 deciden presentarse en Bruselas en el International Taste & Quality Institute en 2012 y consiguen llevarse el premio a la mejor cerveza del mundo 2012. Ahí es nada. Se desata una pequeña locura y empiezan a llegar pedidos de todos los rincones del mundo. No dan abasto con los pedidos que tienen y no les queda otra que embarcarse a la aventura de construir su propia fábrica. Nada barata, por supuesto. Comienzan esos periplos por bancos pidiendo dinero pero por más que digan los bancos siguen sin soltar apenas un euro. Nadie parece querer apostar por ellos hasta que un grupo de inversores privados decide que sí, que merece la pena prestarles el dinero y que La Socarrada tenga su propia fábrica.

Lleva unos pocos meses abierta. A la entrada de Xativa, la tierra de donde surgen sus ingredientes y principales y de donde son sus creadores. Podéis además visitarla algunos domingos que organizan visitas y una cata de sus productos. Tuve la suerte de asistir hace un par de domingos a una de estas visitas y comprobar la pasión con la que cuentan esta historia y con la que lo viven aún hoy en día. El mimo con el que tratan a sus cervezas, que siguen fabricando a mano. El trabajo que realizan y las ganas de crecer que aún tienen. Y pude por supuesto comprobar la calidad del producto final.

Ya os he dicho que me encantan estas historias de emprendedores. Además soy muy fan de la cerveza artesana y unir ambas cosas me encantó. Los que seáis de la zona os recomiendo muy fervientemente que contactéis con ellos para acudir a una de esas catas. Los que somos de más lejos tendremos que conformarnos con buscar donde sirvan La Socarrada porque merece la pena degustarla.

Estas historias son reales, estas personas son reales, y desde aquí mi aplauso y admiración para ellos. Por creer en sus sueños y luchar por ellos. A veces los sueños se hacen realidad. Brindis con una de Las Socarradas que me traje de allí por Sergio, Rafael y Germán, que se ha unido al grupo para intentar llevar la cerveza aún más lejos.

Podeis conocer más detalles y contactar con ellos en su página web. lasocarrada.com

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