De padres y videojuegos

De padres y videojuegos

Leía el otro día una noticia en VidaExtra en la cual se hacían eco de un mini-estudio realizado por la Universidad Estatal de Carolina del Norte, una de esas universidades que no conoce ni el que estudia allí pero que sale por todas las partes un día cuando publica cosas como esta, según el cual los ancianos que juegan a videojuegos tienen menos tendencia a la depresión y al aislamiento social. Digo mini-estudio porque la muestra es francamente pequeña (solo 140 personas, muestra tamaño twit) y no sé yo que tipo de pruebas se han hecho y tal. Uno la lectura de esta noticia al comentario que el amigo Enrique dejó en el último post sobre su padre y me he acordado del mío.

Casualmente se llamaba también Enrique. Ya os conté algo de él en una serie de dos post sobre el caos (Enlace al post 1 y enlace al post 2, por si os apetece leerlos). Hace ya unos años que se fue (eso de fumar, los malos ratos y cuidarse poco no es muy bueno para mantener el corazón en orden) y una de las muchas cosas que recuerdo suyas es verle, sobre todo el los últimos años, pegado al ordenador. Le cogió el gusto nada más salir los primeros PC’s. Yo quería uno y creo que aprovechó la excusa para colar el primero en casa. El Enrique que comentaba ayer recordaba a su padre con el Open Access. Yo lo recuerdo con el Ability, una especie de «Office» que funcionaba también en dos disqueteras. Pronto aprendió mi padre a arrancar aquel Amstrad PC, en MS-DOS claro (hablo de mediados de los 80 si mi memoria no me falla) y meter su disco del Ability en una disquetera y sus datos en la otra.

Aún trabajaba y se dedicaba a hacer informes para el hotel donde era jefe de Servicio Técnico, cuadrantes de horarios, resúmenes de gastos e ingresos…. Horas invertidas en casa para el trabajo por el mero placer de cacharrear con el ordenador. Como han evolucionado las cosas, hoy tenemos ordenador casi por persona en cualquier casa pero entonces era una lucha constante entre mi padre y yo para poder usarlo. De ahí paso al Office, de ese ordenador compartido a ir heredando los míos (en este caso, de hijo a padre), y en los últimos tiempos descubrió que los videojuegos no eran una cosa de niños.

Tras años renegando al verme pegar tiros con el Quake, Unreal, Wolfstein 3D y similares, finalmente descubrió la horma de su zapato videojueguil: la estrategia en tiempo real. Se enganchó, con sus cerca de 60 años, a los Age Of Empires y Command & Conquer. Pero como un chaval. Como un friki cualquiera pasaba noches enteras sin dormir. No muchas, pero más de una y de dos, con el consiguiente enfado de mi madre. Con sus cascos puestos para no molestar con el ruido pero sin poder evitar gritar alguna vez cuando le sorprendía el enemigo y le desbarataban la estrategia.

Tenía para esto, como para tantas otras cosas, una paciencia infinita. Podía pasar horas recolectando minerales, talando árboles y entrenando guerreros para lanzar la ofensiva definitiva e imparable contra el enemigo. O intentar una y otra vez las misiones del Comandos hasta conseguir pasarlas sin que nadie le descubriera. Y eso que no pudo ver la popularización del juego on-line. Fue sin duda uno de sus últimos vicios junto con el retoque fotográfico, aunque esto si le pilló ya tarde. Cuando el le metió mano no había ni remotamente las herramientas de las que disponemos hoy en día. Todavía recuerdo que el scanner que compramos para pasar las fotos al ordenador fue uno de mano, que había que ir pasando por encima de la foto para escanearla.  Aun hoy, tantos años después, me encuentro muchas veces preguntándome qué haría mi padre con las herramientas de las que hoy se disponen. Escaners de alta resolución, programas de retoque, cámaras digitales de foto y vídeo, programas como el Premiere o el Final Cut para montar videos.

Yo no sé si científicamente se pueda demostrar que jugar a videojuegos ayuden o no a prevenir la depresión en las personas mayores. Supongo que harán los estudios pertinentes cuando los videojuegos dejen de considerarse algo sólo de frikis y niñatos. Lo que sí os puedo decir es que mi padre, aún jubilándose con 50 y pocos años, no llegó a aburrirse, no se iba por las mañanas a ver obras y cosas así. El disfrutó siempre.

Igual depende sólo de las personas, pero quiero pensar que también los videojuegos contribuían a tenerle la mente activa, más que si hubiera pasado las horas muertas mirando el televisor o las obras del metro de Málaga.

3 comentarios en «De padres y videojuegos»

  1. Gracias…. Parece que tu padre y el mio, deben estar «jugando» en alguna parte con el Pc, como tu y yo lo hacemos aquí.
    Solamente una cosa…..
    Mi padre nunca, de verdad nunca, ni desatendió a mi madre, ni dejo de jugar con sus nietos por estar con el Pc. Tal vez eran otros tiempos.
    Un abrazo

    • Mi padre tampoco. Siempre estuvo atento a lo que necesitabamos todos, pero alguna noche se le fué la pinza, jajaja. El enfado de mi madre era más que nada porque no irse a dormir, que era parte de su medicina.

      Seguro que andan juntos por ahí, si hay un «Por ahí» 😉

      Abrazo

  2. Dani, primero me encantan cuando compartes ese tipo de recuerdos. Mi padre y la informática no se llevan, se apaña para leer la prensa online y poco más; esa es parte de su «diversión» desde que se prejubiló.

    Para office, me hago cargo yo; porque el sigue usando Word como si fuese una maquina de escribir. La de textos que he tenido que corregir!!! 😛

    En cuanto al estudio en sí, la pregunta está en saber quién lo ha pagado. Muchas veces cuando oímos de esos estudios y pensamos que son una chorrada puede resultar que hay una multinacional detrás que «casualmente» le convienen esos resultados.

    Un abrazo

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