Bodas

Odio las bodas. En general, odio la BBC completa. No soporto ir a Bodas, Bautizos o Comuniones. No se exactamente porqué, pero creo que en parte se puede deber a tener una familia muy numerosa y a ser uno de los mayores de la familia. Por familia, entendamos a toda la extensión que incluye tíos, tías, primos….. Esto me ha obligado de pequeño a tener que asistir a infinidad de comuniones y bautizos, por lo que mi fobia a las bodas viene derivada en parte a la unión de estas con el resto de acontecimientos socio/familiares.

En realidad, mi experiencia con las bodas se limita a la de una de mis hermanas, un amigo y una compañera de trabajo, que no son muchas teniendo en cuenta el montón al que he sido invitado el resto de mi vida. Si estuve en unas cuantas mas a nivel profesional, ya que una de mis novias estuvo trabajando un tiempo con un fotógrafo que tenía bodas todos los fines de semana y acudí a algunas como ayudante suyo, haciendo de porteador de maletas. Poco mas.

En la última que estuve vi claramente que se trata de un acontecimiento lleno de hipocresía y falsedad. Se que mucha de la gente que había allí no soportaba a la novia, pero sonreían, la halagaban, le decían lo guapa que estaba aunque a los dos minutos la estaban criticando. Y es así, así suelen ser las bodas por lo que he vivido en mi corta experiencia con ellas. Y ahora me da rabia esta fobia, porque me han invitado a una boda.

Y ha sido una invitación totalmente inesperada. No ha sido la de un primo que, como soy de la familia, me tiene que invitar. O el vecino del quinto que me invita porque mis padres lo invitaron a la de mi hermana y ahora se ve obligado a invitarme a mi. Porque es que también hay mucho de eso en las bodas: invitaciones por obligación. Gente que los novios se ven forzados a invitar por algún tipo de situación ajena a ellos. No, esta boda que me han invitado no viene en absoluto de esas situaciones forzadas. Quien me ha invitado no tiene ninguna obligación a hacerlo, lo cual le confiere a la invitación muchísimo valor para mi.

Supongo que me ha invitado por el simple hecho de que somos amigos y le gustaría que estuviese allí un día tan importante. Yo al menos lo veo así, y me hace darle ese valor muy especial a esa invitación (que por cierto acaba de entrar en mi «caja de los recuerdos apreciados», donde guardo desde una rosa hecha con una servilleta por una persona especial, hasta una entrada a un concierto hace casi 20 años que me marcó). Y me gustaría ir a esa boda si no tuviera esta fobia. Y sobre todo, espero que esa persona haya entendido por qué no voy y no se haya sentido mal, porque no me gustaría decepcionarla en este sentido.

Espero que lo entienda y ojalá pudiera ir. Me ha dicho un amigo que me podía haber montado una excusa, decir que si y luego no ir o algo así, pero he preferido decir la verdad. No me gusta engañar a la gente que me importa.

Desde aquí, aunque esto no lo lee esa persona, repetirle las gracias por la inesperada y sincera invitación y recordar que ese día, a la hora de la boda, brindaré esté donde esté porque sean muy felices y disfruten ese día y todos los que vendrán detrás. Aunque no esté físicamente allí, mi corazón si estará.