Infiel a mis principios

Hoy he subido un nuevo vídeo de Marta Fernandez a mi canal de YouTube, porque si, porque me apetecia subir algo nuevo. El caso es que he recordado que hace unos días he sido un poco infiel a uno de mis principios mas profundos: La libertad de expresión.

Soy un firme creyente de que todo el mundo es libre de decir lo que quiera, pero como todas las libertades, por contradictorio que parezca, tiene sus limites. Para mi este limite se cruza cuando uno, mediante lo que diga, pueda herir u ofender a las personas. Hay muchas formas de decir las cosas, muchas maneras de expresar lo que se siente sin necesidad de faltar.

¿Porque pongo los videos de Marta Fernandez? Pues porque por alguna razón extraña me gusta esa mujer, no voy a explicar aquí las razones. Entre ellas, por supuesto, está que me parece increiblemente guapa. Es normal que cuando un hombre vea una mujer que le parece guapa la mire, lógico y natural. Lo mismo en sentido contrario, que una mujer mire a un hombre guapo. Y de arriba a abajo, no vamos a andar con tonterías que las mujeres también nos miráis el trasero a los tíos (bueno, a mi no mucho por desgracia) igual que hacemos los hombres con las mujeres. E insisto: es natural.

Desde ese hecho natural de mirar, pensar, e incluso comentar, hasta llegar al comentario soez y desagradable, hay un abismo. Se puede decir algo bonito, mirar con discreción y no se hace daño a nadie. Pasar de ahí al comentario grosero es lo que para mi cruza el límite. Eso es lo que pasó en el canal: un comentario totalmente fuera de tono y que me hizo borrar un comentario que se había posteado.

Ni en este blog, ni en el del jugópata, ni en los canales de YouTube tengo activada la moderación de los comentarios. A veces han llegado comentarios con los que no coincido en absoluto, críticas y un poco de todo, pero nunca había eliminado un comentario por erroneo que me pareciese. En todo caso los he contestado con la mejor de las intenciones. Como ya he explicado, cada uno es libre de dar sus opiniones desde el respeto a los demás, pero lo que no consideré oportuno es ver publicado ese comentario (que por supuesto no voy a reproducir porque precisamente para que no saliera lo eliminé).

Total, que aunque estoy bastante convencido de haber obrado bien, si que me duele haber tenido que ser infiel a uno de mis grandes principios. Ojalá todo el mundo supiera ejercer esa libertad de expresión con respeto e inteligencia.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.