Pequeñas mentiras ¿sin importancia?

Pequeñas mentiras ¿sin importancia?

Parafraseo el título de una película que me recomendaron hace tiempo. Una de las favoritas de una Amiga. Mi Amiga. Y lo tomo prestado en la vuelta de estos post con nocturnidad y alevosía porque acabo de terminar de ver «Por 13 razones», una de las últimas series de Netflix que está dando mucho que hablar. Habréis escuchado que va sobre Bulling y suicidio. Y sí que va de eso, de una chica que se suicida porque sufre bulling. Y está tratado todo con mucha crudeza, cada vez más. Hasta el tono de la serie cambia a medida que pasan los capítulos para irse alejando del tono de instituto americano para hacerse más y más oscuro. Sólo os diré que los últimos capítulos van precedidos del mensaje de que contiene imágenes duras y os aseguro que así es.

Pero para mi hay una cosa que prevalece por encima de todo en el mensaje de la serie: la mentira. Las pequeñas mentiras «sin importancia» que decimos día a día. Y que nos creemos aún sabiendo que son mentiras. La película que da título al post va, en esencia, de un grupo de amigos que se reúnen para veranear en la casa de uno de ellos, como cada verano. Y ríen, toman el sol, cantan, beben, bailan y se miente como bellacos. No es la mentira de vacilar, de ver quien la tiene más grande. Es la mentira de pretender que todo va bien, que todo es estupendo, que la vida es maravillosa. Pequeñas mentiras sin importancia que van ahogando la verdad en el interior de cada uno.

De eso va Por 13 Razones. De las mentiras que nos decimos y que decimos a los demás. De como no nos atrevemos a decir la verdad tantas y tantas veces. Por cobardía, por vergüenza, por no molestar… Siempre que nos preguntan el típico ¿Cómo estás? respondemos el tópico muy bien, gracias. Y así vamos. Mintiendo, fingiendo. Y así llegamos a cosas como las que le pasa a Hannah. Así llegamos a ese vivir en una mentira continua.

Padres que no tienen ni puta idea de lo que hacen y como están de verdad sus hijos. El típico ¿Qué tal en el cole? que se zanja con un muy bien, gracias. Listo. Fácil, sencillo, para todos los públicos. Confesar que has tenido un puto día de mierda donde te han insultado camino del colegio y te han quitado el bocadillo es complicado. Es difícil de contar y sabes que se va a montar el lío así que muy bien, gracias. Y por supuesto a los padres les tranquiliza. Perfecto. ¿Para qué hurgar más? Si está bien está bien y un problema menos. Porque seguramente el día de esos padres haya sido otro puto día de mierda con un jefe cabrón o con facturas sin pagar o lo que sea. Pero si el hijo, ya un poco mayor, le pregunta, seguro que se encuentra con otro muy bien, gracias tranquilizador.

Sigamos la mentira. Que claro, no se circunscribe sólo a padres e hijos. Amigos. Piensa cuantas veces no te habrán hecho la preguntita y habrás respondido el muy bien, gracias.  Es ley de vida, o eso parece. En esencia eso lleva a Hannah a su suicidio. El no contar la verdad cuando le preguntan, el no soltar todo lo que se está comiendo sola. El poco interés de los demás en averiguar cómo lo está pasando aún sabiendo que no lo está pasando bien. Pero ahí vamos tirando del muy bien, gracias para seguir con nuestras vidas. Y claro, nadie entiende como ha pasado lo que ha pasado. si estaba muy bien. O eso decía.

E insisto, nos pasa a todos. Por no molestar. Por no incordiar. Por no ir con las penas. Por miedo a que no les interesen nuestras penas. Por aparentar una buena vida. Por ir con prisas para preguntar más. Por ir con prisas para contar detalles. Por miedo a que nos hagan daño si nos abrimos. Por miedo a que nos den la paliza. Por miedo al que dirán. Por miedo a que no nos vuelvan a preguntar para que podamos decir otra vez muy bien, gracias y que nos lo creamos nosotros mismos. Por no asustar a nuestros amigos. Por no preocupar a nuestros seres queridos.

13 razones por las que no nos abrimos ni siquiera a la gente que tenemos cerca y en la que deberíamos confiar.

Muy bien todo, gracias.

PD: Recomiendo el visionado de la serie. Ojo, puede parecer light al principio pero puede remover muchas cosas por dentro.

6 comentarios en «Pequeñas mentiras ¿sin importancia?»

  1. Pues cuantas veces habre contestado que estoy que te cagas cuando me estaba cagando en la madre del cordero, en fin me la apunto para ver, ya te contare Dani

  2. Eso pasa sí… porque también estamos educados en el «no molestar» a a los demás con nuestros rollos, en no mostrar debilidad y además la gente tiende a adoctrinar cuando lo que es muy útil y necesario es que sepan escuchar.

    Por cierto. Grabé un podcast medio improvisado sobre otras reflexiones acerca de la «mentira» que ven un lado diferente al que comentas… o no tanto.

    Aquí

    • Pues le echaremos un vistazo. Nadie enseña empatía y es muy necesaria para saber escuchar. Si cuando intentamos comunicar no recibimos señales de que se nos escucha, tendemos a ir cerrándonos

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.