El Comité – En el parque

El Comité – En el parque

Jueves,  13 de Julio de 1961

Tras más de dos horas de conversación sincera y distendida de los miembros de El Comité sólo llego a una conclusión: nos falta muchísima información. Sólo sabemos que tenemos que trazar unas lineas en un mapa y dividir una ciudad. Como si de un juego de mesa se tratase, como si fueran soldados de plomo en un tablero. Sin vida, sin sentimientos, sin preocupaciones, sin familias, sin hijos, sin pasado ni futuro. Supongo que esa es la capacidad de los grandes hombres de estado: aislarse de todo eso y pensar sólo como si fueran números y figuras. Nosotros de momento parece claro que no somos hombres de estado.

Nos hemos centrado en la historia de Marco y en la de Bernard. Represetan de alguna manera un par de extremos. Bernard busca futuro para su familia. Quiere quedar en el lado correcto y está dispuesto a ofrecerme todo lo que tiene para que cambie mi planteamiento del muro, para que mi linea se desplace unos metros de manera que le favorezca. Quiere influir. Ese hombre asume el cambio de una forma que nosotros aún nos negamos a asumir. Ninguno de los cuatro se había planteado seriamente que esto fuese a suceder así, que las cosas fueran a cambiar tanto. Todos habíamos pensando que las barricadas estarían allí pero que se seguirían saltando sin más problemas que algún roto en algún pantalón o arañazo en alguna pierna. Bernard da por hecho que no iba a ser tan sencillo.

Marco parte de la misma premisa de gravedad en la nueva situación. Se plantea, aunque no lo tiene tan claro, que una vez las lineas sobre el mapa sean un muro real no va a poder pasarlo y la vida de su hija corría peligro. El no pretendía influir en nada. Asumía claramente que no iba a poder cambiar nada. Sus necesidades no son un negocio familia, es un producto del que depende la vida de su hija de 6 años y que no podrá conseguir en nuestro lado salvo de contrabando a precios desorbitados y sin garantías. No quiere arriesgar la vida de su hija. está dispuesto a cambiar su vida. No lo dijo claramente pero estaba dispuesto a cerrarlo todo y mudarse al Berlín occidental ¿Acaso alguien se lo podría reprochar? Yo desde luego no.

De los 4 que estábamos en la reunión Félix y yo no tenemos hijos. Los otros dos si. Tanto Markus como Uwe entienden aún mejor que nosotros de lo que hablan esos padres. Porque al final hablamos de padres luchando por sus hijos. Ninguno de los casos que hemos hablado tratan de gente que nos haya sobornado para conseguir beneficio económico o para fastidiar a sus posibles enemigos comerciales. Y ojo, que podría hacerse, pero nadie se ha lanzado por eso. Todos buscan lo mejor para su familia y sobre todos sus hijos.

¿Cómo negarnos a informar e intentar ayudar a gente así? Todos queríamos ayudar. No había ningún problema, pero nos asaltaba la siguiente duda. ¿Cómo? Realmente partimos de la base de que desconocemos si de verdad va a ser como lo exponen ellos. Si el muro va a ser realmente un muro. Si de verdad va a ser tan difícil como ellos ven pasar de un lado a otro. Nosotros no lo habíamos planteado de esa manera y no íbamos a exponerlo de esa manera, aunque quizás deberíamos.

Estamos a Julio, faltan aún meses para que todo suceda. A alguien joven, vital y emprendedor como Marco no le costaría vender su prospero negocio y su casa en estos meses para establecerse al otro lado del muro y comenzar una nueva aventura. Sería sin duda fácil para él y tan sólo es decirle que sí, que se marché al otro lado por el bien de su hija, para garantizarle el mejor futuro y la vida más larga posible. ¿Se podría considerar a este hombre un desertor por ello? Todos estábamos de acuerdo en que no. Incluso en que habría que dar un periodo de gracia con el tema del muro para que la gente presentara sus alegaciones o pidiera permiso para emigrar al otro lado.

Dejamos esa propuesta sobre la mesa y Markus decidió hacer de notario. Apuntó negro sobre blanco esas propuestas y algunas más:

  • Periodo de gracia
  • Alegaciones de los ciudadanos
  • Posibilidad de cambiar de Berlín por causas justificadas
  • Como se controlarán los cambios de un Berlín a otro una vez creado el muro
  • Cómo será físicamente el muro
  • Habrá pasos establecidos
  • Tiempo de despliegue.

Decidimos guardar esa lista y vernos de nuevo el lunes. Puede que la reunión de mañana nos resuelva alguna que otra duda y el lunes podremos poner de nuevo en común todas nuestras ideas. Algo me dice, y ojalá me equivoqué, que al final no me quedará otra que tener esa reunión con Erich de la que hablé con Olga el viernes.


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