MVD: Nuestra vida digital

MVD: Nuestra vida digital
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Hoy tenía pensado hablar de unas cosas interesantísimas, pero resulta que la actualidad me ha hecho cambiar de planes y me apetece hablar de algo creo que más interesante aunque no sé si igual de entretenido. Hoy me apetece hablar de esa mujer que se ha suicidado después de convertirse en el hazmerreír de su empresa, una gran empresa.

El caso tiene mucha tela que cortar, muchos temas de los que hablar y daría para que dos o tres personas mantuviéramos una buena charla al respecto pero voy a apuntar unas cuantas cosas y os animo a participar en los comentarios con vuestros aportes. Empezamos.

Los hechos

Lo único que cierto que se sabe es que una mujer de 32 años se suicidó el sábado pasado como consecuencia de la ansiedad y lo mal que lo estaba pasando por un video suyo que se había viralizado en su empresa. Un video de contenido fuertemente erótico, consentido, grabado hace unos años con una ex-pareja pero que se estaba difundiendo sin su consentimiento.

Por lo que he leído, incluso fue al sindicato y denunció ante la empresa que se estaba sintiendo acosada por los compañeros que acudían a su puesto de trabajo a cachondearse por el video. Un video que se estaba pasando de móvil en móvil por toda la empresa y quien sabe si fuera de ella. La empresa alegó que se trataba de un tema índole personal y que no podían hacer nada.

El triste final es ya conocido: se quitó la vida. Deja 2 niños que no entenderán nada. Mucha gente no entenderá nada, pero esa es una de las cosas de las que hay que hablar así que empezamos

Nuestra vida digital

Creo que no somos conscientes de la cantidad de datos que generamos. Teras y teras de información. Correos, videos, enlaces, fotos, textos, chats… Cada día generamos muchísima información que, en general, almacenamos sin control.

He visto ordenadores llenos de gigas de información sin control. Móviles con la memoria, los 256 gb en algunas ocasiones, a tope. Fotos, videos 4K que guardamos. Sin orden, sin convertirlo ni siquiera en un tesoro. Conciertos grabados en video, fotos de cualquier cosa que hemos visto y nos llama la atención, pero que no valoramos en absoluto. Pocas veces hacemos ese antiguo gesto de ponerlas en un álbum y menos aún las volvemos a ver. Ahí están, ya está.

Nuestra vida digital al alcance de cualquiera que toque nuestro móvil, por ejemplo, se siente en nuestro ordenador o cotillee nuestro Facebook. Gigas y gigas descontrolados a los que no damos apenas valor.

Para colmo recibimos miles de impactos diarios. Facebook, twitter, instagram, snapchat. La chica borracha que se cae en la taza del water, el chaval que salta una valla, falla y se da en los mismísimos con la madera. El gatito que salta y no llega al otro extremo dándose el mega golpe… ¿Sabemos quienes son, como se llaman, si la chica necesitó ayuda, si el chaval tuvo que ir al hospital y/o se ha quedado estéril?

Le tenemos perdido el respeto a todo eso, vemos las cosas totalmente deshumanizadas pero no nos damos cuenta de que podemos ser nosotros, como esta chica.

Ultimamente me hecho una cabezada en el coche a mediodía. Tengo una hora para comer y prefiero hacerlo en el coche. Como, veo algo en el móvil y cierro los ojos 10-15 minutos. Hoy un compañero dice que me ha visto y ha estado a punto de hacerme una foto. Se ha arrepentido porque no sabía si me gustaría.

Imaginad que sois vosotros, que me hace la foto, no dice nada y la sube al grupo de Guasap de la oficina. Todos se rien, yo igual con la baba caída y comienzan los memes. Y por algún motivo a alguien le resulta supergraciosa mi cara con la baba caída y decide compartirla con el grupo de madres y padres de su colegio. Y a otro le parece tan gracioso que lo comparte con sus compañeros de futbol, y a otra que se muere de risa la cuelga en su muro de facebook,… y dentro de 3 días me encuentro a mi mismo convertido en meme. ¿Por qué no?

El video

De momento se desconoce como ese video de esta mujer se ha empezado a difundir. Algunos dicen que algún ex otros apuntan que ella misma se ha confundido queriendo enviarlo por guasap y lo ha mandado a un grupo público de la empresa. Sea como sea, todo debió acabar ahí. En ese ex que lo envió o en ese error. Nadie debió continuar la cadena. Nadie debió seguir enseñándolo y menos compartiéndolo. Todos debieron respetar la intimidad de esa persona pero parece que eso hoy en día no se lleva.

Luego llegan descerebrados que dicen que los hombres no pueden evitar compartir ese tipo de videos. Y si, le llamo descerebrado porque él se ha permitido insultarme al decir que todos los hombres somos unos cerdos sin escrúpulos. Lo será él y lo serán todos esos que han compartido el video, que por cierto nadie ha dicho que sean sólo hombres.

No, yo no lo compartiría pese a ser hombre. Es más, dejaría de verlo. Por respeto a esa persona, porque todos merecemos respeto. No sé hasta que punto denunciaría, ahí ya me pilláis, pero si sé que está haciendo daño no lo dudaría.

Suicidarse

Luego está el tema del suicidio, ya os dije que da para mucho este tema. El suicidio en general merece una reflexión aparte pero esa le dejaré para fuera de esta sección. Aquí voy a cerrar el tema dejando claras un par de cosas.

Tanto si el video se ha difundido por un tercero como si ha sido ella por error, nadie tiene derecho a redifundirlo y hundirle la vida a una persona.

Quizás deberíamos plantearnos si estamos perdiendo toda sensibilidad con estas cosas a base de ver videos y memes en internet. Deberíamos pensar en quién está detrás de eso y si sabe lo que está pasando.

Puede que Fran Rivera meta la pata al hablar de hombres pero también puede que tenga razón en que hoy en día todos, hombres y mujeres, estamos locos por compartir algo original en los grupos y que nos llegue algo cuanto más morboso mejor.

Más o menos, esa gente conocía a esa mujer. ¿Cómo lo pueden compartir y meterse con ella? ¿Vosotros haríais eso a una compañera?

Es más y pidiendo este favor cierro el post:Hoy Imaginad que os llega a vosotros un video comprometido de un compañero o compañera, me importa un comino el sexo. ¿Qué haríais? Reír, compartir, mirar hacia otro lado, regañar a quien lo ha difundido, avisar al afectado, denunciar formalmente ante la empresa o autoridades…

Ah, una cosa más: vuestra vida digital es vuestra, de nadie más. Protegedla, guardarla, destruidla si es peligrosa. Quien más quien menos todos hemos hecho travesuras. Guardadlo a buen recaudo. Por la cuenta que os trae.

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