Sobre tumbas o museos

Sobre tumbas o museos

No hace mucho os hablaba en este post sobre la persistencia de internet (curiosamente un post de esos que uno escribe en un rato y que creo que es de los que mas ha gustado últimamente). De esos blogs que quedan en el limbo de blogger, wordpress, spaces, myspace, tuenti… puestos en marcha con todo el cariño y la pasión por miles de personas y que ahora yacen abandonados sin, en la mayoría de los casos, una merecida despedida. Ayer, hablando con una amiga, volvió a surgir levemente este tema de blogs abandonados, ya que ella tenía uno pero lo abandonó hace mucho y no creía que siguiera ni siquiera activo. Yo apostaría a que si, pero no pudimos comprobarlo 😉 Y también este fin de semana he vuelto a vivir una experiencia extraña en relación a este tema de los blogs sin blogguero.

Supongo que todos los que tenéis o habéis tenido un blog en blogger y habéis querido personalizarlo, mas allá de lo que facilita el propio blogger, conocéis El Escaparate de Rosa. Para mi siempre ha sido una referencia a la hora de buscar información sobre como añadir gadgets, como insertar una imagen, ajustar un texto, personalizar… casi cualquier cosa que necesitara ya había sido cubierto por esta asturiana o me enlazaba a sitios donde localizar esa información. Y de repente, no hace mucho tiempo, me llegó la triste noticia del fallecimiento de su autora. Hasta mediados de Enero, en medio de su lucha contra su enfermedad, estuvo escribiendo y ayudándonos a todos los que visitábamos y seguíamos con interés su espacio. Supongo que resulta extraño, pero os aseguro que sentí una tremenda pena cuando me enteré de la noticia. Sin conocerla mas que por algún correo muy esporádico pidiéndole algún consejo, siempre me imaginé que era una persona joven, vital y amable. Y sin duda lo era, y por eso jamás se me ocurrió que un día pudiera faltar de la blogosfera alguien como ella, menos aún por una razón tan triste como esa.

El caso es que el Domingo necesitaba información sobre como se podía colocar una mosca en el blog, una imagen fija en la parte derecha inferior de la pantalla que permaneciera fija aunque te desplazases a través de blog. El primer punto al que acudí, sin pensarlo apenas, fue al Escaparate de Rosa.

Y al llegar sentí una extrañísima sensación. Si el blog que ví el otro día, cuando escribí el otro post, tenía alguna que otra imagen desaparecida, algún que otro parche fruto del abandono, el Escaparate de Rosa luce aún peor. Y reconozco que no recordaba lo que había sucedido con Rosa cuando escribí la dirección, ofuscado como estaba en localizar esa información, pero en cuanto lo vi así, lo recordé todo. Y mi primera sensación fue la de estar profanando una tumba, la de estar entrando en un lugar donde alguien yacía o había muerto. Y pensé que no debía estar allí, que estaba en un terreno «sagrado» y que no debía ser profanado. Fui a salir de la página y de repente pensé: esto no debería ser una tumba, esto debería ser un museo.

Este blog es la obra que, durante años, ha construido Rosa, esa Rosa a la que, sin conocer, apreciaba por su buen hacer y su sabiduría blogguera. Buena parte de su tiempo, de sus ilusiones y de sus vida están puestas en ese blog, como ponemos todos los que escribimos un blog por afición/devoción, sin recibir a cambio mas que un puñado de visitas y, sobre todo, el agradecimiento en forma de comentarios de los que nos leéis.

Y El Escaparate de Rosa no es un blog cualquiera, hay muchas ganas puestas en él y es una auténtica lástima que no se mantenga. No hablo de continuarlo, que no creo que nadie debe continuar algo tan personal como eso, pero si debería seguir como ella lo dejó el último día que escribió. Con esas imágenes, esos scripts, esas ayudas. No lo digo desde el egoismo de seguir encontrando información. De hecho, la encontré a la primera, pero precisamente por eso, porque sigue mereciendo la pena, porque puede seguir ayudando, porque tantísimo trabajo no tiene porque perderse.

Salvando las distancias, imaginad que cuando Mozart murió alguien se hubiese dedicado a destruir sus obras. No por maldad, sino porque al no estar ya él, ya no debieran existir. O «borrado» El Quijote al morir Cervantes, quemar las películas de Norma Jean o los cuadros de Picasso. No quiero decir que el trabajo de Rosa sea una obra de arte equiparable pero, ¿por qué debe desaparecer? Me duele ver el escaparate convertido en una tumba, cuando lo que debería ser es un museo a la memoria de todo ese trabajo realizado por ella durante años y que tanto nos ha ayudado a tantos. No se de quien dependa, si es recuperable o no, pero si estuviera en manos de alguien, sería una maravilla dejar esto como ella lo dejo, en homenaje a todo lo nos ayudó a tantos y para los que pueda seguir ayudando en el futuro.

PD: Dedicado con todo mi cariño, respeto y admiración a la memoría de Rosa. Este post debí escribirlo hace tiempo, pero nunca encontré la forma de hablar de esto sin ser sensiblero ni lacrimoso. Dicen que nunca es tarde y espero haber podido reflejar remotamente mi admiración y respeto por ella.

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