Mi vida a medias

Mi vida a medias

Sé que tengo bastante abandonado este blog. Al margen de la reedición de El Comité poco he publicado en los últimos meses. Y no es por falta de ganas, pero razones varias me lo impiden. Llega septiembre y, como siempre digo, todo empieza de nuevo. El año no empieza en enero, empieza en septiembre, cuando se retoma todo tras las vacaciones. Y os iré contando muchas cosas pero quiero retomar esto con Mi vida a medias. No, no es la mía, pero es una vida que creo que debéis conocer.

Mi Vida a medias

A mi amigo Jorge le gusta contar historias, ya sea en teatro o cine. De momento la televisión no se ha cruzado en su camino pero nunca se sabe. Tiene una abuela con un buen puñado de años, no seré yo quien diga cuantos, y que le cuenta historias de su vida. Historias que Jorge decidió un día que merecía la pena poner en orden y conservar, porque la historia de Angelina es de esas que no debe perderse.

Dicho y hecho. Plantó un micrófono y una cámara delante de su abuela y le dijo «Abuela, cuéntame cosas de tu vida». El resultado, puesto en orden, es Mi vida a medias, título que también debemos a Angelina porque, como ella misma dice, no quiere recordar cosas peores. Por ahora nos conformamos con esta primera parte, en espera de la segunda.

Creo que esta historia no debe perderse porque, como dice Jorge nada más comenzar, no es una lección de historia, son recuerdos. Y yo me pregunto qué es las historia sino recuerdos. Esto no es lo que te cuentan los vencedores o los vencidos, los de un bando o los de otro, sesudos historiadores que analicen el contexto sociopolítico de aquellos años o aquellas tierras. Esto es la vida tal y como pasaba hace ya un buen puñado de años. Creo, como Jorge, que es una historia que no se debe peder.

Acabo de borrar un párrafo donde me dedicaba a dar opiniones, sobre cosas buenas y malas, lo que me gusta, lo que no… pero Angelina no lo hace y no seré yo quien lo haga entonces. Ella lo cuenta tal y como fue, como lo vivió, y yo ya he hablado demasiado. Os dejo con ella.

Es casi una hora, pero dedicad un rato a verlo. Merece la pena.


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