Hoy, con una carta, tal y como empezó este diario, damos por concluida este historia. Una carta que no es una invitación sino una despedida.

La vida con Heidi no parece tener arreglo y Fritz teme por la salud mental de su esposa cuando se acerca el cumpleaños de su hermana.

Y por supuesto también iban a llegar los primeros disparos, los primeros berlineses, compatriotas de Fritz, abatidos a tiros por soldados.

Tenían que llegar los muertos, las víctimas de aquel infame muro que el había ayudado a construir. Y llegó la primera.

Soy muy de hacer lo que el cuerpo pide. Salir cuando le apetece, ver tele cuando quiere, escribir cuando le sale del alma… Porque ya tenemos muchas obligaciones ineludibles como para imponernos más

Medallas y diplomas que ninguno quiso pero todos aceptaron. Chupitos y pequeños secretos entre amigos circunstanciales.