El Comité – Los miembros del Comité

El Comité – Los miembros del Comité

Miércoles, 24 de Mayo de 1961

Llevo toda la semana pensando en la reunión del jueves pasado con El Comité. De momento no he vuelto a saber nada y espero que siga así pero cuando repaso algunos de los asistentes veo que la cosa debe ir en serio. No se trata de personas que gusten perder una mañana en charlas que no lleven a ningún sitio. Muy altos cargos en la jerarquía del gobierno y del partido. Empezando por Erich, ni más ni menos que el secretario del Comité Central.

Ese hombre tiene toda la pinta de acabar siendo presidente del país no a mucho tardar. Hacía muchos años que no le veía y está muy cambiado. Más por dentro que por fuera. No ha envejecido tanto pero su mirada es aún más sobria que antes. Se ve que está presionado por unos y otros, y aunque es un “juego” que le gusta, la edad le va pesando.

Pero sobre todo la presencia de Walter Ulbricht, el mandamás del país. Ese hombre tiene muchas ocupaciones. Si la cuestión del muro ya ha llegado a su nivel es que no es moco de pavo. Toda pasa mil filtros antes de llegar a esas esferas. Su gesto si es especialmente duro, no sólo serio. Parece incapaz de decir una broma. Sólo su mirada intimida a cualquiera. Si él está en una reunión es que se está hablando de cosas importantes, este hombre no viene a echar un vistazo ni a estudiar cómo se plantea el tema. El quiere todo analizado por la cadena de mando inferior. Diferentes opciones sobre la mesa con sus pros y contras bien claros y él toma la decisión. Con mano firme y sin dudar.

Aparte de estos altos cargos claramente reconocibles, el resto de participantes en El Comité eran cargos intermedios más o menos cercanos a mi y otros compañeros de la Policía Nacional de diferentes distritos. Aparte de Erich y Walter, los de mayor rango, había dos representantes de la policía fronteriza, otros cuatro compañeros de la Volkspolizei y dos más de las brigadas nacionales. Lo más numerosos somos los de menor rango y buscaban nuestros aportes como conocedores sobre el terreno de la situación actual. El último eslabón de la cadena, el que toca con la tierra real y, generalmente, el primero que se rompe. Ah, y también había un tipo ruso de cuyo nombre y cargo no logro acordarme. Es posible que no lo recuerde sencillamente porque no se dijo en ningún momento. Es algo muy habitual estos días: algún representante del gobierno ruso que sólo escucha y que luego, supongo, enviará su informe para que tomen decisiones quienes deben tomarlas.

Una docena de personas. Si la idea de el muro era real, poca gente me parecía para algo tan serio y de tanto calado, aunque está claro que para este tipo de reuniones secretas menos participantes es mayor probabilidad de que todo quede en secreto. Son muchos los que tienen tendencia a irse de la lengua.

Faltan bastantes productos básicos pero desde luego el alcohol no es uno de ellos. A todos nos gusta una copa pero la mayoría son bebedores sociales. Gustan beber con amigos y amigas (muchas de ellas de una sola noche) y no hay nada que haga sentir más interesante a un hombre que contar un pequeño secreto. Basta bajar un poco la voz y decir algo como “Voy a contarte algo, pero no puede salir de aquí. Es alto secreto” para conseguir toda la atención de cuántas personas estén en la sala. Es lógico que si esto del muro va en serio se procure que haya el menor número posible de personas en estas reuniones previas.

Se suponía que debían avisarnos en unos días sobre lo que esperaban de nosotros, los hombres de campo. Por ahora nada. Seguiré confiando en que no se produzca la llamada.


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