Las cenas de empresa

Las cenas de empresa

Estamos a mediados de diciembre, en plena vorágine de cenas de empresa. Quien dice cenas de empresa también dice almuerzos, claro. Es lo de menos. La cuestión es que una vez al año haya algo de meneo en la rutina empresarial y a mí me gusta bastante.

A mí esto de las reuniones fuera de contexto siempre me han gustado, no sé a vosotros. Sé que los ambientes laborales no son siempre de amistad y concordia. Es más, raramente lo son. Siempre hay tensiones entre compañeros, rencillas, malos entendidos, malos rollos, jugarretas, zancadillas, empujones, codazos, desplantes. Así son las cosas cuando un grupo de personas, más o menos grande, se reúnen en un entorno cerrado con el único fin de trabajar.

Claro que no hay que ser amigo de los compañeros. Como diría Loquillo, no vine aquí para hacer amigos. Eso sí, molaría que pudiera contar contigo y tú conmigo Y es cierto. Vamos a trabajar, no a socializar, pero eso no quita que de vez en cuando haya buenos momentos. Un ratito de relax entre la tensión del trabajo, una cerveza después del trabajo… Qué gran defensor he sido siempre de esas birras al menos una vez en semana.

La cuestión es que las cenas de empresa son en cierto modo esas cervezas necesarias. A ver, no es una terapia de grupo. Su objetivo no es resolver conflictos enquistados durante todo un año, o más, en una cena de un par de horas y algunas copas posteriores. Sin embargo sí que pueden ser, si se afrontan con la actitud correcta, una forma de resetear y ver con nuevos ojos a la gente de siempre.

Además, en el caso de mi nueva empresa donde somos unas 60 personas, con la mayoría apenas trato más de los saludos cordiales. Esto te permite incluso poner cara a gente con la que sólo hablas por Skype, mail o teléfono. Es una forma de sacar a la gente de su zona de confort. Claro que es una situación un tanto forzada. Empezando por el hecho de que están los jefes, lo cual obliga a cierta compostura, pero también es bueno que pasen y saluden a la gente porque es una buena muestra de cercanía.

Con los compañeros, si eres capaz de poner en pausa las rencillas y disputas, lo pasas en general bien. Algunos te caen mejor y otros peor como en cualquier grupo, pero sin duda los ves de otra manera. Y eso siempre está bien.

Insisto, no es una terapia de grupo, no se trata de sacar la mierda acumulada ni de resolver conflictos. Se trata de disfrutar un rato, pasarlo bien y darte cuenta de que estás rodeado de personas. No arreglarás todos tus conflictos, claro que no, pero puede que el lunes siguiente tengas más cosas en común con algún compañero de lo que podías imaginar. Puede que no te parezca tan idiota. Puede que te parezca aún más idiota y eso le humanice. Posiblemente alguien haga el ridículo y sea la comidilla durante años. De todo puede pasar.

Yo ya he tenido mi primera cena de empresa y la he disfrutado mucho. Reí, bebí, comí, charlé… Merece la pena. Esta semana todo vuelve a la rutina, pero que nos quiten lo bailao.

¿Y vosotros qué pensáis de las cenas de empresa? ¿Las disfrutáis? ¿Son un peñazo al que vais por obligación? ¿Alguna anécdota confesable? ¿Soy un tanto iluso pensando estas cosas?

4 comentarios en «Las cenas de empresa»

  1. Yo para esas cosas soy un insociable, no voy a una cena de empresa desde el 2008, no es por nada, simplemente no me apetece ir, no son momentos en los que este traumatizado, ni mucho menos, pero no estoy cómodo, y el echo de tener que desplazarme 70 km desde casa hasta el lugar de la cena tampoco ayuda mucho, la verdad… en fin, a veces soy un poco lobo viejo ya y prefiero estar en mi cueCUARTO…en fin, cosas del gruñón que a veces llevo dentro, un abrazo y feliz Navidad Dani!

    • A mi me gustan muy poco las citas sociales. Nunca voy a las bodas, huyo de cumpleaños y todo tipo de evento social, pero lo de las cenas de empresa es otra cosa. Eso sí, tampoco me tengo que desplazar 70 km. Me lo pensaría mucho, que parte de la gracia es el puntito de la bebida.

      ¡Un abrazo y feliz Navidad!

    • Uy, tengo una Amiga que habla mucho de eso de no querer perderse nada. Yo tampoco me he perdido ninguna. Algunas se pasa mejor, otras menos mejor, pero mal nunca. Como mucho aburrido. Hay gente que si las sufre. ¡Hay que vivirlo todo!

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