Copas de viernes noche

Copas de viernes noche

DesarmadoUstedes perdonen si este post no es sintácticamente correcto y tal. Es uno de esos post que uno escribe bajo el influjo de unas copas de viernes noche. No son copas de más, ni de menos. Son las justas. Las justas para hacer un par de confesiones a alguien. Las justas para que la risa salga un poco más fácil de lo habitual. Las justas para que uno llegue a casa conduciendo el coche con tranquilidad y sin ser un peligro para nadie. Que a este que os escribe no se la caen los anillos por venirse andando, coger un taxi o un metro. No hay problema. El único problema es la irresponsabilidad. Las justas para que uno recuerde ciertas cosas con cierta nitidez.

No es la primera vez que lo comento, aunque no sé si pasé todos los post a este blog. Soy un firme defensor de las copas/cervezas después del trabajo. De lo que suponen como liberación de tensiones, como forma de afianzar lazos, quizás, con compañeros. O tal vez de soltaros del todo. Las cervezas/copas después del trabajo son necesarias. O esa es mi teoría, como diría mi más mejor Amiga.

Que si, que hay gente que no las necesita, y yo me alegro por ellos/as, pero en términos generales esa cerveza relajados y ese puntito de alcohol, vienen francamente bien. En compañía. Para aliviar tensiones. Para soltar, quizás, eso que de otra forma tu consciencia guardaría siempre en su interior y no te dejaría compartir. Ya sea un reproche, unas risas, una confesión secreta… las copas de viernes noche son necesarias.

Hay que cerrar la semana, no está de más una ayudita. Sé que hay gente que no necesita esa pequeña dosis de alcohol en vena pero aún no he conocido a nadie que no diga algo con un par de copas en el cuerpo que no diría sin ellas. Nadie. Haberlas habralas, como las méigas, pero no es mi experiencia.

Nade de lo que al día siguiente te arrepientas, pero si algo que no hubieras dicho con un Nestea en el cuerpo. Lo he dicho en alguna ocasión: mi padre no se fiaba de los que no beben nunca porque estaba convencido de que ocultaban algo. Eso lo tengo en mi subconsciente y lo que creo a pies juntillas, disculpadme los abstemios.

Sí. Es viernes noche. Sí, he confesado (y me han confesado) cosas que no hubiéramos dicho sin un par de gins por medio. Pero cosas que sé que no saldrán de ahí. De esta noche de risas y confesiones. También hay que tener muy claro con quien compartes esas copas y qué compartes embriagado por esas copas. Esa es tu decisión antes de dejarte llevar. Ese es uno de los controles y que jamás se deben perder.

Si, ha sido una buena noche. De esas de pasarlo bien. De esas que no tienen repercusiones. De esas que no van a pedir explicaciones al día siguiente. ¿Pueden suceder sin un par de gins? Mi muy modesta opinión es que no. Y eso no significa que uno se abra y lo cuente todo. Hay mil cosas, las mas importantes, que ninguna copa sacará a la luz. Pero las que salen son más que suficientes.

PD: Otro día os hablaré de las «servesitas de los viernes». O no. Para que os hable de ellas harían falta muuuuuchas copas de viernes.

7 comentarios en «Copas de viernes noche»

  1. Yo es que pase mi temporada de bebercio ya hace tiempo, llevo muchisimos años que ya solo bebo en «ocasones especiales», ademas, no me gusta el vino y en cuanto a cervezas, solo me gusta la negra y las de abadia, con lo cual, pocos dias al año bebo.

  2. Yo tambien dejé atras la epoca de tomar copas como si fueran agua y llegar a casa a las 9 de la mañana. Pero siempre hay ocasiones para, rememorar….
    Pero si. Unas cerverzas en casita, musica, algún grito y despues, copitas por ahi. Y como diría Amador (el cuqui) Oleee!! Oleee!!

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