Sin Aliento

Sin Aliento

HeroHe leído mil veces que el olfato es el sentido que más emociones nos evoca. Que un perfume o un aroma nos puede transportar en el tiempo y el espacio más que otros sentidos. Yo debo ser raro, sé que soy raro, pero no es el olfato el sentido que más emociones me evoca. Es cierto que algunos perfumes si, pero siempre he sido más audiovisual. Ni el tacto, ni el gusto, ni el olfato me transportan tanto como una imagen o, sobre todo, el sonido. Y más en forma de música.

Esta tarde el amigo Lorenzo ha colgado en su Facebook la canción «Sin Aliento» de Danza Invisible (os dejo video al final). Tenía apuntado hace semanas escribir un post sobre esa canción y lo que para mi significa. No os preocupéis, no va a ser un post lacrimógeno sobre sentimientos perdidos, corazones rotos, amores de una noche de invierno… Nada, es mucho más prosaico todo. Pero viene muy a colación porque anoche en otra conversación, una de esas que no te gustaría que acabasen jamás, recordé también algunas estampas similares así que lo tengo todo fresco y creo que es buen momento para soltarlo.

Escuchar esa canción me vuelve a mediados de los 80. Me devuelve a casa de mis padres cuando aún no era huérfano (hace poco que he tomado conciencia de ese término). Me devuelve a unos años en los que todos estábamos aún en casa. Una casa dominada, como era de recibo, por mi padre. El poco tiempo que pasaba aquí era su reino. En aquella época se me había comprado mi primer «ordenador», no sé si teniendo nadie claro en casa qué era un ordenador. Un Commodore 64. Se me regaló el ordenador, no recuerdo si por reyes o por mi cumpleaños, para que fuera aprendiendo y jugando. Recuerdo que compramos unos joysticks para jugar (sip, un palo de los de verdad, no de los de selfies) y el principal uso que le dábamos en casa era jugar aunque sin duda fue gracias a él que me introduje en el mundo de la informática y la programación.

Tengo la imagen grabada en la cabeza de un juego en particular: H.E.R.O. Un tipo que bajaba a rescatar un minero a través de pantallas plagadas de serpientes, arañas venenosas, pareces tóxicas, agua contaminadas… era una chorrada pero suponía un reto descender cada vez más y más niveles.

En esa casa la tele estaba en el salón, que era donde mi padre mandaba, pero el Commodore necesitaba una tele para poder verse así que no sé de que forma acabó en mi «dormitorio» un segundo televisor. Lo de dormitorio va entrecomillado porque también hacía las veces de comedor y de sala de estar y estudiar ya que mi cama era plegable. Cuantas horas en familia pasadas en ese cuarto que es justo en el que estoy ahora escribiendo esto. Siempre me ha encantado este cuarto. Cuantas películas vistas y oídas aquí, pero eso es parte de la conversación de anoche y puede que algún día sean parte de otro post.

La cuestión es que es juego era nuestra perdición. Ese y el «fonámbulo», otra chorrada que nos atrapó a todos. Y cuando digo a todos fue tanto a mi como a mis dos hermanas. A los tres nos encantaba jugar y como buenos hermanos, a veces, nos turnábamos para las partidas. Esperábamos pacientemente cada uno el turno del otro mirando la pantalla y estudiando los errores. Animando y picando a los demás. Y con este H.E.R.O. Siempre poníamos, casi en bucle, esta canción de Danza Invisible. Y si no, una cinta donde estuviera y al que tuviera la suerte de tocarle la canción mientras jugaba flipaba. Era la banda sonora ideal para ese juego.

No sé que tiene de especial para que nos animase tanto pero era nuestra perdición. Han pasado unos 30 años desde entonces, que se dice, pronto, y cada vez que la oigo no puedo evitar sentir sentir ganas de jugar a ese juego y volver a reunirme con mis hermanas en una noche interminable de videojuegos en este cuarto. Es casi como la campana que hacía salivar al Perro de Pavlov. Mis manos se ponen casi en «modo joystick» al escucharla.

Recuerdos de buenas noches, buena música, buenos tiempos….

10 comentarios en «Sin Aliento»

  1. yo cada vez que la escucho me traslado automáticamente a ese cuarto, con el ordenador y el videojuego. Sentada frente a la pantalla que estaba en la pared contraria desde la que escribes ahora.
    Vaya! como si lo estuviera viviendo ahora mismo! pero!!!!! No recuerdo el joystick en las manos! ¿?¿?
    por cierto. Afortunadamente volví a jugar alguna vez al HERO, pero nunca al Fonámbulo. A ver si te lo agencias y nos echamos una tarde allí jugando 😀

    • Teníamos en joystick tan interiorizado que era una parte de nuestro cuerpo, jajaja. El ‘Fonámbulo’ se llama ‘jumpman’ y en algún emulador he vuelto a ponerlo, si lo encuentro te lo mando 🙂

      • Algunos sábados que nos hemos echado jugando también los dos primos en ese cuarto, y algún que otro pan con nocilla. El «funámbulo» era uno de mis favoritos, y hace poco estuve jugando un rato con el. Recuerdo haber jugado ahí al «cazafantasmas»?? «Misión imposible??», uno de juegos olímpicos??? Aún puedo ver y oír nuestras risas con alguna pifiada…

  2. Si cambias Commodore por Atari y Danza Invisible por Loquillo y La Guardia, puedes entrar en mi cuarto Dani, (y sin estas perfecciones graficas, los videojuegos se disfrutaban muchisimo tambien)

  3. Cambia el commodore por un Spectrum 128k y estamos en las mismas!! Gauntlet, Xevious…

    Venían los colegas a casa y traían sus cassettes para probar juegos nuevos, hasta que en la carga se quedaba pillao y se jodía la diversión. Eso sí, no podía poner música mientras jugaba pero recuerdo las dos cintas que desgastaba en aquella época: Europe – The Final Countdown y Bon Jovi – Slippery when wet… ya apuntaba maneras!! 😛

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.