El toro de Osborne

El toro de Osborne

toro-de-osborneHace poco he empezado a leer un libro que me llevan recomendando desde hace tiempo. Aún estoy en ello y no daré mi opinión, si es que la doy, pero lo cierto es que las primeras páginas del libro estaban llenas de recuerdos y referencias a la infancia del que luego se ha convertido en protagonista. Me llamaron la atención especialmente unas lineas en las que el protagonista medía el viaje desde su casa a la casa de veraneo en «toro de Osborne». Tres en concreto. Supongo que todos sabéis que a que me refiero. Tenéis uno en la foto de la derecha. Me trajo a la memoria un toro de Osborne que ha sido especial en mi vida. Y como hoy es Jueves Santo y puede que más de uno de vosotros se ponga en marcha y se cruce con alguno por el camino, me apetece compartir este recuerdo con vosotros.

Está colocado a la entrada de Fuengirola. O al menos en lo que era la entrada allá por finales de los 70. Desde que tengo uso de razón, mi padre siempre trabajó en Fuengirola. En hoteles de la costa. Al final un poco también en Marbella, pero eso fue puntual. Recuerdo que rara vez nos llevaba con él. Quizás algún sábado para que pasáramos la mañana en la piscina del hotel y poco más. Recuerdo que en los bajos de aquel hotel, entre olores a bronceador, espetos y guiris tostándose, cogí con el la primera «borrachera» tonta con una cañita de cerveza.

Pero mucho antes de eso teníamos que llegar. No había nada que se pareciese a una autovía. Atravesábamos Málaga, Torremolinos, Benalmádena, Torrequebrada… llegaban las fantásticas curvas de Carvajal (como las disfrutaba a la vuelta. En aquel momento no conocía el SacaCorchos de Laguna Seca pero hoy diría que la sensación que tenía era algo así). Y finalmente aparecía esa majestuosa silueta negra. Recortada contra el cielo en lo alto de aquella montaña.

No había ni una décima parte de los edificios que ahora lo rodean. Hoy cuesta verlo. Hay que saber que está y buscarlo pero en aquella época destacaba de una manera brutal. Como niño que era siempre me sorprendía y me quedaba con la boca abierta al ver un toro tan grande. Me parecía maravilloso. Si estaba distraído, cosa que no solía ocurrir, ya se encargaba mi padre o mi madre de recordármelo. Siempre me ha fascinado.

Llegan unos días libre y este que os escribe va a darse un paseíto a Fuengirola. Por la carretera de la costa, nada de autovía. A ver si sigue allí ese viejo toro de Osborne

4 comentarios en «El toro de Osborne»

  1. Por fin!!!! Lo estaba esperando Bro. Muy bueno de verdad. Solo una peguita de una humilde lectora… no fue con aquel vino q te tocó en la feria la primera borrachera tonta? Jajaja es lo q tiene escribir un blog. Besos y cuidado en la carretera.

    • Ualaaaaa!!! Que retentiva!! Mencanta que me leas con tanta atención! Gracias!!

      Ese vino fue mi primera experiencia con el alcohol pero me lo daban muy rebajado con casera. No llegué a emborracharme… O no lo recuerdo jajajaja. Esa cerveza si que me mareó y recuerdo la nebulosa del ‘puntito chulo’.

      Besos y cuidado también si coges carretera

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