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Compartir¿Conocéis el chiste del tipo que acaba atrapado en una isla desierta con Claudia Schiffer? Pasa el tiempo, nadie les rescata y la necesidad aprieta. Al final acaban haciendo el amor. Varios días y nadie les rescata y hacen el amor de manera habitual. Pasa el tiempo y él le dice a ella: ¿Te importaría ponerte mi ropa de hombre? Y ella se la pone. ¿Te importaría poner gestos de hombre? – le vuelve a pedir, y ella los pone. ¿Te importa que te llame Manolo? Y ella dice que sin problema. Manolo, macho. No te lo vas a creer, pero ¡¡ME ESTOY TIRANDO A CLAUDIA SCHIFFER!!

Así somos en general las personas. Tenemos esa extraña necesidad de contar lo que nos pasa. De compartir nuestra vida y experiencias. Y ojo, que me pongo delante porque aquí me tenéis asiduamente compartiendo experiencias con vosotros, pero esa necesidad es extraña. Estaba viendo el otro día el capítulo final de The Walking Dead y una de las protagonistas en cierto momento habla con un cura y le dice que necesita contarle lo que le pasa. No tiene nada que ver con él, no es una confesión, pero necesita contarlo a alguien y escoge a esa figura ancestral de un cura, esa figura a la que contar nuestras penas y que nos alivie.

Me da por pensar que el alivio no viene de dios (con minúscula para que no me regañen), sino del propio hecho de soltarlo. Da igual la penitencia o si es un cura, psicólogo, amigo, hermano, madre… lo importante es soltarlo. Ya sea bueno o malo queremos compartir lo que nos pasa, como ese hombre en la isla desierta. Supongo que la carga es más llevadera, si es una carga, o que nos alegramos si es bueno y queremos compartir nuestra alegría. No lo sé.

No sé de donde nos viene esa necesidad de compartir. Somos animales sociales. Vivimos en manada y comprendo que compartamos hábitat, comida, circunstancias… pero esa necesidad de hacer partícipes a los demás de cosas que sólo nos afectan a nosotros se me escapa. Desde luego en eso se basan los curas con sus confesiones, los psicólogos más adelante y la última moda: las redes sociales. El último y gran confesionario del mundo. El lugar donde compartir penas y alegrías con desconocidos simplemente por soltarlas, para descargarnos.

Sorprende cuando alguien te cuenta que no necesita esas cosas, ese compartir. Cuando te dice que sus cosas son suyas y que no tiene que contárselas a nadie. Y más si es una persona que consideras especialmente sociable, pero que sus cosas las guarda. No necesita «ayudas» ni desahogarse. Son personas fuertes. Personas que SON DE FIAR. Personas difíciles de encontrar y que cuento con los dedos de una mano en mi entorno. Personas que suelen venir acompañadas de un buen puñado de virtudes adicionales que hacen que las admire muchísimo

Yo desde luego cada día me voy volviendo más así y cada vez me interesa menos contar mis cosas a la gente. Cada vez menos personas saben de mi. De lo que me pasa, de lo que me deja de pasar. En el trabajo, por ejemplo, era muy dado a contar «mis cosas». Cada día cuento menos cosas que no sean de trabajo y me interesa que me cuenten menos cosas. Es sólo trabajo. Y como esas muchas. Cada vez me cierro más y dejo entrar a menos gente. Si, raro que lo diga yo que escribo estas cosas aquí, pero los que me conocen saben que esto es, como decía en el post anterior, sólo una parte.

23 comentarios en «Compartir»

  1. A todos nos gusta recibir y dar buenas noticias; al fin y al cabo son las fáciles de asimilar y gestionar. Las malas son harina de otro costal y no todos saben llevarlas.

    Supongo que son etapas por las que vamos pasando; llega un momento en que te cansas de estar rodeado de «buenrollismo» e ideas positivas donde todo el mundo dice: todo va a salir bien, todo llega, etc. o lo contrario, rodeado de gente negativa que sólo te cuenta sus penas y miserias… Al final te vas aislando dentro de una burbuja, pasando de todo lo que te cuentan y buscando la manera de estar bien contigo mismo… aunque de vez en cuando, una buena «rajada» viene bien!!

    Ese es mi punto de vista, muy resumido que para algo es Domingo y muy temprano para pensar tanto 😛

    Un abrazo, Dani!!

    • jajaja. Muy buen resumen. Me quedo con lo de «pasando de todo lo que te cuentan y buscando la manera de estar bien contigo mismo». Al final es lo que cuenta y eso te lo tienes que buscar tu, nadie te lo va a dar.

      Un abrazo, Jordi!

  2. A veces no compartimos porque no sabemos hacerlo, no está entre nuestras virtudes saber expresar el nudo que llevamos dentro. Es difícil contar según qué cosas aunque sean maravillosas. Otras veces somos tan egoístas que tenemos la impresión de que si compartimos se llevan un poquito nuestro cada vez y, trocito a trocito, nos vamos quedando sin mundo interior, y sin mundo interior no somos de fiar. Mi padre siempre se refiere a alguien «simple» como un «bocadillo feria» porque todo lo que lleva se ve por fuera, refiriéndose a cuando en sus tiempos se podían comprar uno, que parecía que iba a llevar mucho jamón pero al abrirlo se daba cuenta que todo el que tenía era el que sobresalía.
    El que quiera saber que se compre un libro. Besitos Daga.

  3. Mi hermetismo va por capas. Seguramente me parezco mucho a esa persona de la que hablas. Sociable soy pero yo no digo mi canción sino a quién conmigo va, como decía el Conde Arnaldos. Y a la última no llego ni yo.

  4. Yo no he sido nunca de seguir modas o corrientes del momento. Ya se que no está de moda creer en Dios, pero yo recomiendo encarecidamente su búsqueda y posterior encuentro personal a todo el mundo. Respecto a la confesión de los pecados al sacerdote, que tampoco está de moda, y que yo mismo negaba y rechazaba hasta hace unos diez años, es más que tirar el trapo para desahogarte, aunque tiene algo de eso, y no es malo. Respeto total para los que no lo vean así. Feliz Pascua de Resurrección para los creyentes, y para los que no, también les deseo felicidad. JE SUIS KENIAN. Saludos cordiales.

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