El autógrafo de Marta Fernández

El autógrafo de Marta Fernández
Anda que no está guapa en su nuevo avatar, con su eterna cinta del pelo en la muñeca. Foto de @LuisGasparLab
Anda que no está guapa en su nuevo avatar, con su eterna cinta del pelo en la muñeca. Foto de @LuisGasparLab
Anda que no está guapa en su nuevo avatar, con su eterna cinta del pelo en la muñeca. Foto de @LuisGasparLab

¿Os había dicho ya que aún no tengo un autógrafo de Marta Fernández? Y eso que he tenido la suerte de poder verla y charlar con ella varias veces. Algunas de ellas de manera más que relajada tomando un café o unas cervezas. Guardo un especial recuerdo de todos esos momentos porque todos han sido importantes para mi y porque en todos, tanto durante la charla como en las circunstancias que la rodearon, Marta siempre me ha demostrado que aparte de grandísima profesional es una gran persona.

Pero como es decía, no tengo su autógrafo. Se sorprende la gente especialmente de que no le pidiese que me firmase el libro el día que asistí a la presentación en la FNAC. Era un momento muy especial, para disfrutar de ella, para verla feliz, rodeada de amigos y para vivir ese momento especial junto a ella. No creía que fuera el momento de sacar el libro, un rotulador y pedirle que me lo firmase la verdad. Igual que en otros encuentros no me ha parecido ni correcto sacar el móvil y pedirle un «selfie». Pero aparte de que fuera o no correcto, creo que Peter Frampton explica mejor que yo lo que quiero decir.

En un concierto que dio este verano tuvo un pequeño «incidente» con una pareja que no dejaba de grabar su concierto. Se avisó a la entrada que se podían grabar y tomar fotos sin flash durante las 3 primeras canciones y que luego por favor se guardaran los teléfonos móviles. Al parecer todo el mundo lo respetó, o casi todo el mundo. Una pareja en primera fila continuó grabando con su móvil canción tras canción. Al terminar una de ellas Peter se acercó a la pareja sonriendo y les pidió el móvil para ver lo que habían grabado. Amablemente se lo dieron y el lo arrojó con todas su fuerzas lo más lejos que pudo, gesto aplaudido por el público, supongo que menos la pareja en cuestión.

Posteriormente lo explicó con calma y abrió un debate que deberíamos plantearnos muchas veces. ¿Grabar el concierto o disfrutarlo? Cuanta gente no ve un concierto a través de la pantallita de su móvil en vez de disfrutarlo en su máximo esplendor. Cuantas veces no desperdiciamos un momento especial por guardar ese recuerdo que, como comenta Peter Frampton en esta entrevista, luego no volvemos a ver.

Por algo así es por lo que no tengo ese autógrafo de Marta Fernández, ni ese Selfie. Las escasas ocasiones que he podido estar con ella he preferido hablar con ella, más o menos según la ocasión, mirar sus ojos y disfrutar ese momento. No he querido perder esos minutos en ese Selfie, ni un minuto. Y mira que soy «fetichista», que tengo mi caja de recuerdos con tapones de botellas de vino, con jabones de hoteles, con una flor hecha con una servilleta que me regaló una ex, entradas de conciertos… pero todo tiene su momento y cuando el tiempo escasea hay que preocuparse de disfrutarlo y no de guardar un recuerdo. Los mejores recuerdos están en nuestra memoria. Y ojo, que lo tendré. Os digo que soy un gran fetichista y sé que cuando sepa que va a firmar libros posiblemente a la feria del libro de Madrid allí estará Dagarin en la cola para conseguir la firma. Pero porque ese será el momento para eso.

Ya sabéis, estos post que me surgen cuando intento dormir y no puedo. Reflexiones.

3 comentarios en «El autógrafo de Marta Fernández»

  1. ¡¡¡ Bienvenido sea el insomnio, si es capaz de conseguir que siempre escribas posts tan geniales, amigo Daniel!!

    Creo que un autógrafo, aún valioso, lo guardarías en esa caja de los recuerdos, sin más.

    Sin embargo, un sólo segundo con una persona maravillosa, se guarda siempre en el corazón y ahí es muy difícil perderlo!!

    Muchas gracias maestro y enhorabuena!!

  2. Muy de acuerdo con tu reflexión. Lo que vivimos es lo que queda, la pena es perdernos instantes valiosos por dejar constancia de ello en una foto, por ejemplo, y yendo un poco más allá, compartirla en ese instante por redes sociales o similar.

    En marzo fui a un partido de fútbol de España con la idea de grabar la salida de los jugadores, la interpretación de los himnos, en fin, toda la ceremonia protocolaria de estos eventos. No duré ni un minuto con el móvil, lo guardé y me dediqué a observar y, por supuesto, a disfrutar del partido.

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