La trastienda

La trastienda

WARNING: AVISO DE TOCHO.
A veces las palabras me dominan y soy como «el niño del exorcista», vomitando letras una tras otra. Este es de esos casos. Llevo varios días leyendo sobre «infoxicación» y que es bueno de vez en cuando no leer solo twits o post cortos, sino entretenernos en la lectura de textos algo mas extensos. Así que dejo a vuestra elección como leer este post. La parte central, la titulada «Puentes», queda a vuestra elección leerla o no. Lo realmente importante del post, lo que quiero contar, está en el inicio y el final. Vosotros decidís si esa parte es relleno innecesario o información interesante. Podéis saltarlo tranquilamente si no os apetece leer tanto y pasar al «concluyendo». Pero es Domingo, hay tiempo para todo. Tomadlo con calma y un café y pasad un ratito leyendo. Ya que estáis aquí, no tengáis prisa en marcharos. 

Varias cosas que han ocurrido estas semanas y una conversación el otro día con una amiga me han llevado a escribir este post, porque creo que muchas veces no nos damos cuenta que todo lo que vemos y hacemos a diario suele llevar mucho detrás, hay un gran trabajo en la trastienda que rara vez reconocemos y valoramos

Lo más notable para mucha gente, por lo público, han sido los problemas en la PSN, en Blogger y en Twitter. Lo de twitter es periódico. De vez en cuando le da por saturarse y punto, sin mas explicaciones. Los problemas de PSN han sido provocados por una especie de sabotaje, un ataque a sus servidores que les ha llevado a cortar el servicio para sanearlo todo y establecer mejoras en la seguridad. Llevan ya semanas desconectados y no hay fecha confirmada para su vuelta.

Menos grave, al menos que sepamos, ha sido el problema de Blogger, que ha hecho que algunos blogs quedaran fuera de servicio, que no se pueda escribir nada nuevo durante unas horas y que incluso hayamos vivido una pequeña vuelta al pasado, con nuestros blogs (este y el de Marta entre ellos) volviendo a dos días atrás, fruto de tener que restaurar una copia de seguridad. Este segundo problema si me parece algo más “tonto”, por decirlo de alguna manera, porque no se ha debido a ningún ataque sino a una simple actualización del sistema que debía haber estado más probada, pero bueno, todos somos humanos.

Puentes

Podeis leer más en este enlace donde hay incluso
un video explicativo (video en inglés)

Como os digo, son los casos más conocidos por su alcance global, pero de manera local hemos sufrido en Málaga también un problema serio, tan serio como el incendio de una central de Movistar, antigua Telefónica, que ha dejado sin un servicio básico como es la telefonía a mas de 60.000 abonados en Málaga. Y sin Internet también a un número considerable de personas y empresas, unos 5.000. Y por el alcance local y haber escuchado más historias, me detengo un ratito en esto.

¿Habéis estado alguna vez en alguna central de telefónica de vuestra ciudad? Yo he estado en varias de Málaga, por cuestiones de trabajo. Quizás por conocerlas y por saber lo que es «tirar un puente», entiendo un poco más la gravedad de lo sucedido. Intento explicarlo lo más simple que pueda.

Básicamente en una central de telefonía hay dos partes. Por un lado, lo que viene de la red principal de Telefónica (perdonad que no lo llame Movistar, es que no me acostumbro), que une las diferentes centrales entre sí, las diferentes ciudades, los enlaces satélite, el resto de operadoras, los servicios adicionales como Internet, Imagenio… toda la infraestructura que hay para que marcando 9 dígitos (o unos pocos mas si es internacional) puedas hablar tranquilamente con tu tío de Pernambuco, o conectar vía Skype con tu hermano en la Riviera Maya. La otra parte es la que va desde la central a los diferentes domicilios particulares. A tu casa, vamos. Digamos que es una maraña de cables que entra desde la red de telefónica y otra maraña de cable que va hacia los domicilios particulares.

Mediante lo que se llaman “puentes” se unen ambas partes mediante un cable físico, porque no olvidemos que hablamos de telefonía fija y esto va mediante cables. Y esto es tan básico como un par de cables para cada abonado uniendo la parte A con la B, dos hilos de cobre creando esa unión mágica.

Es mucho más complejo, lo se, que no se me echen encima los expertos, pero la idea es esa. Lo que quiero que entendáis con esto y que espero haberlo sabido explicar, es que ese incendio y el quedarse 60.000 abonados sin servicio implica que hay que reparar todo lo que se haya quemado y luego, físicamente, volver a «tirar esos puentes». Uno por uno. 60.000 pares de cablecitos uniendo una parte con otra. 60.000 conexiones, teniendo en cuenta quien lleva ADSL y quien no, quien tiene contratados servicios especiales, quien está con Movistar, con Wanadoo, Ya.com, etc… Supongo que entenderéis que no es moco de pavo, que no es algo que se haga en un ratito.

Más de 200 personas trabajando, llegados desde Zaragoza, Sevilla, Madrid, Barcelona… unidos a los técnicos de Málaga, claro. Y han tardado más de una semana en restablecer «casi» totalmente el servicio. Y gracias. Y con sus pequeños problemas, con sus lógicas incidencias de no hacer la conexión correcta y hacer que cuando marcas un teléfono no suene donde debe sino en otra casa o comercio. Y es lógico que haya alguna incidencia de esas, digo yo. Y los entiendo, y no comprendo que haya críticas porque, por ejemplo, hayan dado prioridad a servicios como teleasistencia, hospitales, comisarías, emergencias… y se hayan demorado en domicilios particulares o comercios. Me parece lógico que se establezcan prioridades, ¿no?

Dejando muy claro que no trabajo en Telefónica y este post no está patrocinado (la empresa donde trabajo realiza unos trabajos muy concretos que no tienen nada que ver con esto que ha sucedido) lo que quiero dar a entender con esto es que es muy fácil criticar, demasiado. Poco conocemos de lo que hay detrás de cualquier cosa. Estamos acostumbrados a levantar el teléfono, marcar, y hablar con quien sea, a encender la PS3 y conectarnos a la PSN para jugar con los colegas o comprar alguna peli, entrar en blogger y soltar tochos como este… y no nos damos cuenta de lo que hay en la trastienda. Cuanta gente hay trabajando, cuantas cosas deben funcionar correctamente para que podamos hacer algo que nos resulta tan sencillo. Y sin necesidad de conocer a fondo todo lo que sucede, si sería bueno que lo conociéramos un poco y que los que nos informan se preocupasen también de esto en lugar de avivar las llamas.

El otro día escuchaba a una “periodista” en la radio hablando del tema y preguntándose en voz alta delante del micrófono como podía estar sucediendo esto, como podía ser que 6 días después siguiera sin restablecerse el servicio, que se produjesen fallos “estrepitosos”, decía ella, como dar a un usuario la línea de otros, alentando a los radioyentes a reclamar y llamar a la radio para denunciar sus casos. Le faltó pedir que sacaran las antorchas y las azadas y marchasen todos hacia la tienda Movistar mas cercana a quemarla. Creo que no era esa la actitud correcta. Creo que una periodista no debe preguntarse delante del micrófono como es posible que esto suceda. Una buena periodista (hablo en femenino porque me refiero en concreto a Esther Luque, de la Cadena Ser en Málaga, no voy a andar con eufemismos ni sin decir nombres) tendría la obligación de hacerse esas preguntas ANTES de ponerse delante del micrófono, porque son las preguntas que se estarán haciendo los que la escuchen y ella debe responderlas y, si corresponde, tranquilizar a la gente, eso debe ir en su sueldo. Porque en muchas ocasiones no hay nada mejor que saber el porqué de las cosas para tranquilizarnos. Aunque claro, supongo que es mejor crear polémica, exaltar a la gente y ponerse del lado de los que gritan para ganar amigos (=oyentes=audiencia).

Concluyendo

Creo que muchas veces daríamos mas valor a las cosas sabiendo lo que hay detrás, conociendo la trastienda. Vemos muy fáciles las cosas que hacemos a diario. Descolgar el teléfono y llamar. Encender el ordenador y comunicarnos con alguien. Meter el Blue Ray en la Play y jugar con el colega de Japón. Encender la tele y ver un programa en directo. Y rara vez nos paramos a pensar todo lo que hay detrás. Cuantos imprevistos pueden suceder que obligan  a improvisar o que pueden hacer que no funcione.

Pensad en un informativo, un programa en directo en TV. No hay posibilidad de ese «corten. Repetimos» que hay en las series o programas grabados. Ahí tienen continuamente que salir del paso. Y muchas veces oímos eso de «Cosas del directo», y ahí si percibimos que algo ha fallado y pensamos un poco en eso. Pero de cuantas cosas ni siquiera nos enteramos. Cuantos problemas se solucionan en esa trastienda sin que lleguemos a enterarnos. Esos fallos de conexión, esa necesidad de improvisar ante cambios inesperados, llenar minutos que tenían previsto llenar con otras cosas… Y nosotros no nos damos cuenta de nada, solo nos sentamos ante el televisor y vemos el programa. Y criticamos, vaya si criticamos, muchos de forma despiadada. Todo lo que nos da la gana y sin pararnos a pensar todo lo que hay detrás, todo lo que ha pasado en la trastienda.

Y criticamos los programas, y gritamos a Telefónica, y protestamos a Twitter o blogger cuando no funciona bien. Y por supuesto hay que exigir, sobre todo cuando se trata de servicios de pago, que funcionen y lo arreglen con celeridad y que las cosas se hagan bien. Pero seamos algo mas conscientes de lo que hay detrás y no pretendamos imposibles. Exijamos lo que tengamos que exigir, pero no pidamos cosas ilógicas y, sobre todo, no olvidemos la trastienda, valoremos todo ese trabajo en la sombra. Hay mucha gente trabajando ahí, poniendo en su mayoría todo su empeño para que todo funcione, y se merecen un respeto por nuestra parte.

Exijamos, pero con respeto y comprensión.

Dedicado a todos esos y esas que trabajan en la sombra, solventando problemas a diario, sin que nos enteremos ni se lo agradezcamos, para que podamos disfrutar y vivir la buena vida que vivimos. Y especialmente dedicado a una persona que pasó unos momentos más tensos de la cuenta hace unos días y salió del apuro sin que nadie llegase a ver el problema. Alguien cuyos aciertos pasan, por desgracia, demasiado desapercibidos. Alguien a quien todo ese trabajo en la trastienda hace más grande aún de lo que es y que merecería mucho más reconocimiento.

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