Malabarismos

Malabarismos

Suelo hablar mal de mi trabajo, aunque en los últimos post no os quejaréis demasiado, que hablo poco de el y casi siempre para bien, aunque con reservas. Sin embargo hoy no hay ni reservas. Hoy quiero hablar de una compañera y su inmensa capacidad de trabajo. Tengo tres compañeras en la oficina y un compañero. Mas o menos de todos he hablado ya, pero hoy quiero hacerlo de una en concreto. De una que ayer, una vez mas, demostró su tremenda efectividad en el trabajo.

En mi oficina la planificación es casi nula, y tiene su sentido. Somos una empresa de servicios y, como tal, nos tenemos que amoldar a lo que la gente nos demanda. No somos una fábrica que pueda planificar su producción con meses de antelación. En nuestro trabajo, lo que entra un día tiene que salir al día siguiente, sea como sea. No voy a decir que cada uno haga lo que le de la gana, ni mucho menos. Exige planificación y control, pero rapidez sobre todo. Aquí todo puede cambiar en un minuto con una llamada y que todo el trabajo planeado haya que alterarlo. Y eso no es fácil de hacer.

Tener personal en la calle que tienes que gestionar implica planificación previa para que todo el mundo sepa lo que tiene que hacer, tenerle preparado el trabajo y todo lo que necesiten. Yo digo que es como ser un malabarista. Tienes que mantener siempre un puñado de bolas en el aire, sin dejar que ninguna se pare y que no se golpeen entre ellas. Y si de repente alguien introduce una pelota mas en el juego, tienes que saber incorporarla.

Para ello, tienes que ser consciente de cuantas piezas tienes en el aire, donde está cada una y saber adaptar tu ritmo para que todas encajen. Y es difícil hablando de bolas, pero mas aún de personas, donde cada una, por seguir con el símil, tiene un peso y una forma distinta que hace que no todas debas manejarlas igual, porque unas requieren mas fuerza y otras menos. Supongo que os hacéis una idea de la dificultad. Pues eso es lo que hace esta compañera mía.

Pero no solo eso, sino que además está montada en un monociclo y haciendo tortillas de espárragos trigueros. Y todo ello sin despeinarse y sin perder la sonrisa, sin un mal gesto para nadie ni con nadie. Dificilísimo verla enfadada o triste, por muchas bolas que tenga que mantener en el aire y por muchas tortillas que tenga que hacer. Ella las lleva todas adelante. O eso parece.

Porque parte de su capacidad está en saber priorizar. Saber en cada momento qué es lo mas importante y qué puede esperar. Si tiene que jugar con mas bolas, ve si puede dejar de hacer tortillas un rato para concentrarse en las bolas y luego volver a la sartén. Sabe priorizar, algo muy importante en cualquier trabajo, y cualidad que no muchos tienen. Hay quien recibe una bola y se centra en ella olvidando el resto. Y eso no puede ser así, no debe serlo. No puedes dejar que lo último pase a ser lo único, hay que mantener ese equilibrio para que la maquinaria no pare.

Tengo una compañera que es una auténtica malabarista. Y no se si todo el mundo sabe reconocerlo, que me parece que hay quien duda de esa capacidad, pero espero que siga allí por mucho tiempo, porque da mucha tranquilidad tener a alguien así a tu lado en un trabajo.

Y si encima es buena persona, pues mejor todavía, ¿no?

8 comentarios en «Malabarismos»

  1. Envidia, a ratos. Criticarla es difícil a alguien así, pero nadie es perfecto.

    Lo bueno es que creo que quien tiene que apreciar su trabajo, por una vez en la vida, lo sabe apreciar.

    Saludos

  2. Gracias anonimo/a. Es algo que tengo mas que comprobado: todo el mundo está dispuesto a criticar y hablar mal de quien sea o de lo que sea. Pero cuando algo está bien, casi nadie se molesta en decirlo.

    Y muchas veces, muchísimas, es tan necesario o mas decir lo bueno para animar que decir lo malo para ayudar a mejorar.

    Saludos

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