Feliz

Feliz

Pues si, últimamente estoy feliz. Supongo que suena raro leer esto en este blog, donde estáis mas acostumbrados a escuchar mis penas o mis disertaciones sobre tecnología o lo que sea. Es curioso, creo que muchas veces sentimos hasta mas pudor al decir que estamos felices que tristes. Creo que la tristeza genera una especie de conexión entre todos. Todos nos sentimos tristes, deprimidos, agobiados… es mas fácil hablar de estas cosas con los demás porque rápidamente generas empatía. Todo el mundo se identifica contigo y está dispuesto a ayudarte (bueno, menos algún que otro impresentable, claro).

En cambio, la felicidad es algo mucho mas subjetivo. Yo propondría un estudio psicológico de estos chorras y que nunca entenderé quien paga. Juntar en un cine a 100 personas, por poner un número redondo, todas desconocidas entre ellas. Se pone un minidocumental triste, con música de violines, perros abandonados, madres llorando por la pérdida de sus hijos… cosas tristes de narices. Seguro que el 90% acaba llorando. Al mismo grupo, que les pongan unos chistes de diferentes cómicos. Seguro que ahí la cosa cambia, que unos se ríen de unos chistes, otros de otros,… Esto ya es distinto. Cada uno se siente feliz o se ríe por cosas diferentes. Por eso creo que la felicidad es algo que, aunque podamos intentar contagiar, no se puede compartir. No puedes esperar que la gente se sienta feliz por las mismas cosas que tu, porque lo que te hace feliz a ti no tiene porqué ser lo mismo que hace feliz a los demás.

A veces, hasta cuesta reconocer que eres feliz cuando la gente a tu alrededor está agobiada, triste, enfadada… da como vergüenza reconocer que tu no tienes problemas o que, por lo menos, las cosas buenas que vives en ese momento están superando a las malas. Pero así estoy yo estos días, feliz. Por múltiples motivos, muchos que no entenderíais.

Entre los que si podéis entender, pues está el tema de que, por fin, me han dado el alta definitiva en el médico. Ya se pasó el resfriado, el tema del porrazo con la moto y soy una persona casi normal (nunca seré normal del todo y a mucha honra). Supongo que estar bien físicamente afecta mucho al estado de ánimo en general.

Por otro lado, ciertos «problemillas» económicos se han solucionado gracias a la paga de Navidad, así que una preocupación que me quito de en medio. En el trabajo ya os comenté en el post de la nueva temporada que la cosa se prevé de cambios que en principio me parecen buenos, así que menos preocupaciones. Porque el trabajo conlleva preocupaciones si lo tomas en serio, pero las preocupaciones de trabajo, si lo haces a gusto, no son preocupaciones, son solo trabajo.

Y me estoy tomando el trabajo de otra manera, sobre todo con los compañeros/as. Evito malos rollos, intento alejarme de cotilleos e historias y unirme a las conversaciones amenas. Supongo que esto es debido también en parte al mes de baja, que ha hecho que llegue muy recuperado psicológicamente y muy desconectado de historias y malos rollos, que hay muchos.

Y cada día me siento mas contento con el blog porque veo que os gusta y que comentáis y que aportáis de todo. Y os aseguro que tanto este blog como el otro me comen un tiempo que dedico con gusto porque me encanta hacerlos, pero cada día me siento mas reconfortado sabiendo que os motiva a escribir y contestar. Y ojo, que no pido con esto que comentéis mucho. Comentad como ahora: cuando os de la real gana, porque vuestros comentarios valen su peso en oro, nadie puede pedirlos.

Y alguien dirá que me falta casarme, echarme novia, o lo que sea, pero sigo manteniendo lo que dije hace ya mucho tiempo en este blog: la soledad buscada no es soledad mala, sino una satisfacción.

Pero por encima de todo esto, de todas esas cosas que puedo contar y, en cierto modo, medir, hay cosas que son mas personales pero que me están llenando de satisfacción interna desde hace unos días. Pequeños detalles seguramente absurdos para cualquiera, pero que hacen que mi ánimo se levante y que me vaya a la cama con una sonrisa. Ojo, que he dicho se me levanta el ánimo, no otra cosa, que por aquí hay mucho mal pensado. No los puedo contar aquí en público, pero además tampoco creo que nadie los entendiera, así que esos pequeños detalles me los guardo para mi, en un rinconcito de mi corazón, bajo llave, pero a mano. Porque son de esas pequeñas cosas que sé que de vez en cuando necesitaré sacar para recordar que las alegrías surgen cuando menos te lo esperas y de donde menos puedes imaginar.

Es curioso. La última vez que hablé de pequeños detalles fue uno que me hundió bastante. En cambio hoy son otros pequeños detalles los que me suben la moral. La vida no son grandes fortunas, grandes acontecimientos, ocasiones especiales… la vida está hecha de pequeños momentos con un gran poder.

PD: El Ying Yang que ilustra el post, que os puede parecer raro, es por dos motivos. Porque es un símbolo que me encanta y nunca lo había puesto aquí, y porque representa como somos. Mitad Blanco, mitad negro. Mitad bueno, mitad malo. Mitad feliz, mitad triste. Todo a partes iguales, solo que algunas veces miramos el blanco y otras el negro.


PD 2: El día que me encuentre aquí un comentario de alguien que yo me sé, os aseguro que me da un patatús de alegría 😉

5 comentarios en «Feliz»

  1. Me alegra leer que sientes feliz. Disfrútalo y recuérdalo… así cuando no lo estés serás consciente de que nuestro estado de ánimo depende mucho más de una como vivimos y sentimos lo que sucede a nuestro alrededor que de lo que de hecho sucede.

    ¡Ah! Y la alegría también se puede contagiar, y transmitir…. lo acabas de hacer y hay gente a nuestro alrededor que transmite serenidad y alegría… hay que estar cerca de ellos.

    Un abrazo.

  2. Mas que felicidad, creo que la serenidad es algo muy contagioso. O mejor dicho, el nerviosismo. De eso irá mi próximo post, sobre la tranquilidad, de la que ya hablé no hace demasiado en otro post.

    Saludos a ambos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.